Andalucía

Los niños del Mediterráneo

El Mar Mediterráneo es una de las rutas preferidas por niños migrantes no acompañados, que arriesgan su vida en busca de mejores oportunidades de vida y con la esperanza de apoyar a sus familias.

En lo que va de año más de 1.650 personas han perdido su vida en las aguas del Mediterráneo al naufragar los barcos en los que intentaban llegar a las costas de Europa.

Los niños migrantes, y en particular los menores no acompañados, son los más vulnerables entre los que intentan llegar a Europa por vía marítima. El viaje a menudo incluye cruzar desiertos y zonas en conflicto, antes de emprender la peligrosa travesía por mar, y en el camino se enfrentan a muchos riesgos como la deshidratación y la malnutrición, los secuestros, detenciones y extorsiones, tortura, esclavitud infantil, tráfico de personas, abuso sexual, según Save the Children.

Exteriores

Cuotas para refugiados

Entre las medidas aprobadas por la Unión Europea para frenar los flujos migratorios por el Mar Mediterráneo está la imposición de una cuota cerrada de refugiados. Organizaciones defensoras de Derechos Humanos aseguran que esta medida no cesará el flujo y obligará a muchos inmigrantes a pasar a la clandestinidad por miedo a las deportaciones.

Ante la tragedia humanitaria que se vive en el Mediterráneo y que en los últimos quince años ha costado la vida a más de 22.500 personas migrantes y refugiadas, los Estados europeos no están ofreciendo una respuesta adecuada ni suficiente, subestimando la magnitud de este drama humanitario.

Lamentablemente, esta tragedia está siendo abordada desde un enfoque puramente securitario sin prestar atención a las obligaciones y compromisos internacionales en materia de Derechos Humanos y de Derecho de Asilo y sin abordar de frente las causas que provocan los desplazamientos forzados.

Desde CEAR reconocen como un avance la propuesta de reasentamiento de 20.000 personas refugiadas en un plazo de 2 años incluida en nueva Agenda Europea de Migración presentada por la Comisión Europea, pero recuerda que se trata de una propuesta de mínimos completamente insuficiente ante las 52 millones de personas que hoy son desplazadas en el mundo, el mayor número desde la Segunda Guerra Mundial

En lo que se refiere al mecanismo de distribución a solicitantes de asilo CEAR considera que mientras no exista un Sistema Europeo Común de Asilo real y efectivo que haga desaparecer las grandes divergencias existentes entre los estados de la UE, cualquier sistema de cuotas estará abocado al fracaso.

La respuesta de los Estados miembros en esta crisis está siendo errónea y decepcionante. Numerosos estados se han mostrado ya contrarios a la propuesta de la Comisión Europea sobre reasentamiento de personas refugiadas y el establecimiento de cuotas. No obstante la preparación de una operación militar dirigida a mermar las capacidades de las redes de tráfico de migrantes ha sido acordada con rapidez y unanimidad y ningún estado se ha opuesto a la medida.

Ante la negativa mostrada por las autoridades españolas con respecto a acoger un mayor número de personas refugiadas y solicitantes de asilo en respuesta a la propuesta de la Comisión, es necesario recordar que España actualmente tan solo acoge el 0,9% del total de solicitantes de asilo que llegan a la Unión Europea. Mientras que Alemania recibió más de 200.000 solicitudes en 2014, en España menos de 6.000 personas solicitaron protección internacional el año pasado.

#MEDITERRÁNEO Europa ya ha tomado una decisión para abordar la crisis migratoria más grande tras la segunda guerra…

Posted by Entrefronteras on Martes, 19 de mayo de 2015

Inmigración

Moudou , un refugiado convertido en inmigrante

Moudou en la asamblea de Cruz Roja de Tarifa. / S.R
Moudou en la asamblea de Cruz Roja de Tarifa. / S.R

Este joven acaba de llegar a Tarifa. Se llama Moudou y es de Bamako (Malí), apenas supera los 25 años y ha cruzado el Estrecho de Gibraltar en una balsa de plástico. Su caso es uno más dentro de las miles de historias que pasan por el mediterráneo, que a veces se hacen realidad y otras calvario.

Durante el conflicto armado que vivió Malí y la inestabilidad política que conllevó , este joven malienses y su familia decidieron huir del país rumbo a Mauritania, justo antes de que comenzará la intervención de Francia. Así lo relata con voz grave y emocionada ante la incertidumbre de una sala repleta de agentes de la Guardia Civil que cuestionan su entrada a España.

En Mauritania fue acogido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR), en el campo de Mbera donde unos 70.000 refugiados malienses quedaron a la espera de un futuro incierto y ante las puertas de un país africano inmerso en una guerra internacional.

Allí pasó varios meses a la espera de una mejoría que nunca llegaba. Motivo que le impulsó ha hacer el viaje que otros compatriotas han logrado.

Moudou decidió entonces sortear las vallas de las inmigración y llegó al Sahara Occidental con otro grupo de compañeros donde poco a poco y con el esfuerzo económico de su familia refugiada llegó al norte de Marruecos. Allí ha pasado meses intentándolo todo para conseguir su objetivo. Finalmente el destino lo embarcó en una balsa de plástico a las dos de la madrugada.

“Llegar a Europa, todos piensan en Europa” relata Mouduo a este periodista mientras se calza unos zapatos donados por Cruz Roja. Los suyos los perdió en el mar mientras remaba junto al resto de sus compañeros. Llegó a tarifa con diez colegas del viaje migratorio a Europa.

Cuando me dio su mano todavía notaba el frio, los callos y las arrugas consecuencia del remo y el agua del mar. “Estoy muy fatigado, me duele el pecho de remar” comenta mientras envía un mensaje de móvil a través de su teléfono seguramente a amigos o familiares que sabían de su peligros viaje.

Moudou se levanta y es trasladado a un furgón de la Guardia Civil que lo trasladará a la Policía Nacional, que serán los encargados de trasladarlos a un Centro de Internamiento de Extranjeros, seguramente en Piñera (Algeciras) o Isla Paloma (Tarifa).

Tendrá un 90% de posibilidades de quedarse en Europa y de cumplir su sueño de continuar su viaje hacia el norte, pero su estatus quedará en España como un inmigrante ilegal mientras su vida reflejan el perfil de un refugiado que huyó de una guerra buscando protección.

Malí

3.250 millones de euros para el desarrollo de la…

Refugiados malienses. / UN-Photo
Refugiados malienses. / UN-Photo
La comunidad internacional de donantes se comprometió a aportar 3.250 millones de euros para el plan de desarrollo y la transición política de Mali.

El anuncio fue hecho al concluir ayer en Bruselas una conferencia organizada por los gobiernos de Francia y de Mali, que contó con una amplia representación de los Estados miembros de la Unión Europea.

Los fondos contribuirán al plan de recuperación sostenible de ese país del Sahel, que tiene como objetivo restaurar su integridad territorial y promover la paz, la seguridad y la reconciliación.

La administradora adjunta del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), Rebeca Grynspan, advirtió que la crisis en Mali va más allá de poner fin a las amenazas de seguridad y agregó que será necesario afrontar profundos y arraigados problemas políticos, sociales y de desarrollo.

Mali, uno de los países más pobres del mundo, se ha visto golpeado en los últimos meses por una compleja crisis política y un conflicto armado que han empeorado las ya de por sí difíciles condiciones de vida de su población.

El Gobierno de España viene apoyando en el ámbito de la UE el desembolso de un importante paquete de ayuda en Mali pero en referencia al compromiso bilateral, el ministro García-Margallo ha anunciado el desembolso de 17,5 millones de euros en 2013.

Malí

ACNUR pide que se hagan esfuerzos de reconciliación en…

. Con la reanudación de los servicios de autobuses en el país, algunas personas han comenzado a regresar a sus hogares desde ciudades como Bamako. / ACNUR
. Con la reanudación de los servicios de autobuses en el país, algunas personas han comenzado a regresar a sus hogares desde ciudades como Bamako. / ACNUR

La Agencia de la ONU para los Refugiados declaró el viernes que casi dos meses después del comienzo de la intervención militar francesa en Malí, ACNUR sigue registrando grandes cifras de desplazados internos, mientras que en los países colindantes, el número de refugiados sigue siendo elevado y, en algunos casos, está aumentando.

«A pesar de las mejoras en cuanto a la situación de seguridad en algunas áreas, el miedo a regresar sigue siendo generalizado», dijo Adrian Edwards, portavoz de ACNUR.

De las aproximadamente 430.000 personas desplazadas desde principios de 2012 en Malí, según las cifras disponibles unas 260.665 personas siguen desplazadas dentro del país. La población de refugiados malienses en países vecinos se eleva a unas 170.000 personas, de las cuales más de 70.000 se encuentran en Mauritania, unas 47.200 en Burkina Faso, 50.000 en Níger y unas 1.500 en Argelia.

Según Adrian Edwards, el número de retornos espontáneos de desplazados internos sigue siendo bajo, a pesar de que los servicios de autobús entre la capital de Malí, Bamako, y la ciudad norteña de Gao se reanudaron la semana pasada. Asimismo, los barcos también están efectuando la ruta entre las ciudades de Mopti y Tombuctú.

Para los desplazados internos y los refugiados la inseguridad se mantiene como la principal preocupación. «La persistencia de los combates, atentados suicidas, ataques en represalia contra ciertas comunidades, la presencia de minas antipersona y de artefactos sin explotar en las regiones de Mopti, Gao y Tombuctú, son las razones que mencionan para no regresar de momento», añadió Adrian Edwards.

La falta de servicios básicos en el norte del país también es un factor. Con pocos colegios en funcionamiento y una ausencia de autoridades gubernamentales todavía en muchos pueblos y ciudades, muchas familias desplazadas prefieren esperar.

Para aquellos que están fuera de Malí, se añade la complicación de la composición étnica, ya que la mayoría de los refugiados son tuareg o árabes. El miedo a las represalias es generalizado, así como el miedo a la delincuencia o a que los yihadistas puedan estar presentes entre la comunidad.

Un reflejo de la situación es que, mientras el número de nuevos refugiados se ha reducido sustancialmente en comparación con las estadísticas de hace unas semanas, Malí sigue experimentando una salida continuada de refugiados, aunque en cifras más modestas. Durante el mes de febrero, el promedio de llegadas de malienses a Mauritania, principalmente procedentes de las regiones de Léré, Goundam, Gnoufonke y Tombuctú, era de más de 1.500 personas por semana. El número de refugiados en Burkina Faso y Níger se mantiene estable.

Para evitar que la crisis de desplazamiento en Malí se prolongue, ACNUR considera que es urgente trabajar por la reconciliación, así como realizar esfuerzos para combatir la impunidad, promover la convivencia pacífica entre las comunidades y ayudar a la estabilización y restauración de la seguridad a largo plazo. Actualmente ACNUR está planificando apoyar la reconciliación en las zonas de desplazamiento y retorno, así como en los campos de refugiados.

«Norte y el Sur tienen que poder confiar los unos en los otros, necesitamos una reconciliación» dijo Fama, una refugiada tuareg en Bamako, donde dice que siente que la observan con recelo. «Sólo queremos vivir en paz y tener un mejor acceso al desarrollo», añadió la mujer de 56 años.

Mientras tanto, algunos de los que han retornado a sus casas desde áreas urbanas como Bamako, o que están pensando en ello, dicen que vivir en las ciudades es demasiado costoso. «La vida es demasiado cara en Bamako, no podemos permitirnos quedarnos más tiempo aquí», explicaba Fatoumata, de 18 años, mientras esperaba para subirse al autobús que la llevará de vuelta a Gao.

«Aquí vivimos en condiciones muy precarias, con limitado acceso a la electricidad o al agua corriente. No podemos encontrar empleo», añadió la joven, que huyó a Bamako con su marido el pasado mes de abril y dio a luz a final de año.

Malí

La inseguridad ciudadana impide el regreso a sus hogares…

Desplazados de Malí en el puerto de Mopti. / ACNUR

La antigua ciudad de Mopti, con sus mezquitas de adobe, se encuentra en una curva donde las aguas del río más largo del oeste de África, el Níger, se juntan con las de su afluente más pequeño, el Bani.

Esta confluencia ha hecho de Mopti el puerto fluvial más importante de Malí y una puerta de entrada al norte del país, una región donde las tropas malienses, apoyadas por las fuerzas francesas y del oeste africano, están luchando contra los rebeldes vinculados a Al-Qaeda.

Youba Traore, de 33 años, es un profesor de primaria que huyó de su casa en la ciudad norteña de Tombuctú el pasado mes de abril, cuando grupos rebeldes expulsaron a las fuerzas del gobierno y ocuparon la ciudad. Él es tan sólo uno de las más de 140.000 personas desplazadas dentro de Malí.

Tras la reciente reconquista de Tombuctú por parte de las fuerzas francesas y malienses, Traore dejó atrás a su familia la semana pasada en la capital, Bamako, y viajó a Mopti, donde compró un billete de segunda clase en un barco que le llevaría en un viaje de dos días de vuelta a su hogar.

“Primero quiero ver cómo están las cosas en Tombuctú”, dijo al ACNUR. “Si todo está bien, volveré a buscarles”.

Con las carreteras y los aeropuertos todavía cerrados al tráfico civil debido al conflicto, el río es en este momento la única manera de alcanzar el norte del país.

Aisha Ayida también estuvo planeando coger este lento barco a Tombuctú con sus dos hijos de cuatro años y 18 meses. Desarraigados por el conflicto, durante los últimos ocho meses han tenido que vivir con una familia de acogida en Bamako. “He oído que ahora es seguro volver”, dijo. “Y se estaba poniendo complicado el poder quedarnos con la familia de acogida”, añadió.

En un asentamiento a las afueras de Mopti que da cobijo a 70 familias desplazadas, los residentes son más cautelosos a la hora de volver a sus hogares en el norte de Malí. “Estamos todos esperando a que la situación se calme y vuelva la seguridad”, explica Boubakar Traore, de 56 años, un mecánico del pueblo de Hombori que además es el presidente de la asociación local de personas desplazadas internas (IDPs por sus siglas en inglés).

Su prudencia está justificada. Durante el fin de semana, un grupo rebelde vinculado a Al-Qaeda atacó Gao, la ciudad más grande del norte, que había sido tomada de nuevo por las tropas francesas y malienses hacía dos semanas. Las tropas malienses, respaldadas por vehículos armados franceses y helicópteros de ataque, tomaron de nuevo el control de la ciudad el pasado lunes tras unos fuertes ataques que duraron varias horas y que dejaron varias víctimas, entre ellas civiles.

La continua inseguridad es el principal obstáculo para llevar a cabo un retorno sostenible de los desplazados, a pesar de no ser el único.

“La situación en el norte es crítica”, dijo Traore, el mecánico. “Lo que nos espera allá es peor que la situación aquí. La comida escasea, hemos perdido a nuestros animales y nuestras casas no se han mantenido todos estos meses. Necesitaremos ayuda cuando volvamos”.

La oficina de ACNUR en Mopti se reabrió a principios de este mes tras haber cerrado por razones de seguridad a raíz del avance de los rebeldes. La Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios han estado distribuyendo artículos de ayuda humanitaria como lonas de plástico y bidones a los 234 hogares de desplazados internos más necesitados en Mopti. Las distribuciones a principios de noviembre y diciembre beneficiaron a miles de familias.

Malí

MSF pide entrar en una de la zona más…

Soldados malienses sellan la entrada a la región de Konna. / Defense
Soldados malienses sellan la entrada a la región de Konna. / Defense

Médicos Sin Fronteras (MSF) llama a las partes en conflicto a autorizar el acceso de equipos humanitarios a la zona de Konna, que permanece sellada por el ejército maliense.

Desde el día 14, MSF ha estado en contacto con las autoridades civiles y militares de Francia y Malí para conseguir enviar equipos médicos a Konna, en el centro del país africano. Hasta el momento, todos los accesos por carretera a esta zona están bloqueados por las tropas malienses.

“Pese a nuestras continuas peticiones, las autoridades continúan negándose a permitirnos entrar en la zona de Konna”, lamenta Malik Allaouna, coordinador de las operaciones de MSF en Malí, quien subraya: “Es importante que la ayuda humanitaria imparcial y neutral sea tolerada en las áreas afectadas por los combates. Llamamos a las partes en conflicto a que respeten tanto a las poblaciones civiles como el trabajo de las organizaciones humanitarias”.

MSF quiere enviar equipos médicos a esta zona para evaluar las necesidades de los malienses y ofrecer asistencia humanitaria.

“Llevamos varios meses trabajando en las áreas controladas por el Ejército y por grupos armados en el norte del país”, recuerda Allaouna. “Pero desde que las fuerzas malienses y francesas iniciaron su ofensiva, no hemos podido cruzar las líneas del frente de batalla pese a nuestra neutralidad. Regiones enteras se están quedando ahora sin ayuda exterior”, lamenta el coordinador.

Pese a todo, las actividades de MSF siguen en las regiones de Mopti, Tombuctú y Gao. En Douentza, donde un equipo de MSF ha estado bloqueado durante varios días, los pacientes han empezado de nuevo acudir al centro de salud en el que trabaja la organización humanitaria.