La inseguridad ciudadana impide el regreso a sus hogares…

Desplazados de Malí en el puerto de Mopti. / ACNUR

La antigua ciudad de Mopti, con sus mezquitas de adobe, se encuentra en una curva donde las aguas del río más largo del oeste de África, el Níger, se juntan con las de su afluente más pequeño, el Bani.

Esta confluencia ha hecho de Mopti el puerto fluvial más importante de Malí y una puerta de entrada al norte del país, una región donde las tropas malienses, apoyadas por las fuerzas francesas y del oeste africano, están luchando contra los rebeldes vinculados a Al-Qaeda.

Youba Traore, de 33 años, es un profesor de primaria que huyó de su casa en la ciudad norteña de Tombuctú el pasado mes de abril, cuando grupos rebeldes expulsaron a las fuerzas del gobierno y ocuparon la ciudad. Él es tan sólo uno de las más de 140.000 personas desplazadas dentro de Malí.

Tras la reciente reconquista de Tombuctú por parte de las fuerzas francesas y malienses, Traore dejó atrás a su familia la semana pasada en la capital, Bamako, y viajó a Mopti, donde compró un billete de segunda clase en un barco que le llevaría en un viaje de dos días de vuelta a su hogar.

“Primero quiero ver cómo están las cosas en Tombuctú”, dijo al ACNUR. “Si todo está bien, volveré a buscarles”.

Con las carreteras y los aeropuertos todavía cerrados al tráfico civil debido al conflicto, el río es en este momento la única manera de alcanzar el norte del país.

Aisha Ayida también estuvo planeando coger este lento barco a Tombuctú con sus dos hijos de cuatro años y 18 meses. Desarraigados por el conflicto, durante los últimos ocho meses han tenido que vivir con una familia de acogida en Bamako. “He oído que ahora es seguro volver”, dijo. “Y se estaba poniendo complicado el poder quedarnos con la familia de acogida”, añadió.

En un asentamiento a las afueras de Mopti que da cobijo a 70 familias desplazadas, los residentes son más cautelosos a la hora de volver a sus hogares en el norte de Malí. “Estamos todos esperando a que la situación se calme y vuelva la seguridad”, explica Boubakar Traore, de 56 años, un mecánico del pueblo de Hombori que además es el presidente de la asociación local de personas desplazadas internas (IDPs por sus siglas en inglés).

Su prudencia está justificada. Durante el fin de semana, un grupo rebelde vinculado a Al-Qaeda atacó Gao, la ciudad más grande del norte, que había sido tomada de nuevo por las tropas francesas y malienses hacía dos semanas. Las tropas malienses, respaldadas por vehículos armados franceses y helicópteros de ataque, tomaron de nuevo el control de la ciudad el pasado lunes tras unos fuertes ataques que duraron varias horas y que dejaron varias víctimas, entre ellas civiles.

La continua inseguridad es el principal obstáculo para llevar a cabo un retorno sostenible de los desplazados, a pesar de no ser el único.

“La situación en el norte es crítica”, dijo Traore, el mecánico. “Lo que nos espera allá es peor que la situación aquí. La comida escasea, hemos perdido a nuestros animales y nuestras casas no se han mantenido todos estos meses. Necesitaremos ayuda cuando volvamos”.

La oficina de ACNUR en Mopti se reabrió a principios de este mes tras haber cerrado por razones de seguridad a raíz del avance de los rebeldes. La Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios han estado distribuyendo artículos de ayuda humanitaria como lonas de plástico y bidones a los 234 hogares de desplazados internos más necesitados en Mopti. Las distribuciones a principios de noviembre y diciembre beneficiaron a miles de familias.

“Nos quedamos aquí durante los bombardeos, no abandonaremos a…

El doctor de MSF Jose Bafoa en Gao (Malí). / MSF

En la norteña región de Gao, una media de 120 pacientes llega cada día a los centros de salud de Wabaria y Sossokoira, gestionados por MSF. Aunque la estación de las lluvias ha acabado, el 70 por ciento llega con malaria, una enfermedad parasitaria que causa altas fiebres y hace tiritar a los que la sufren. Pese a la guerra, la malaria es el auténtico enemigo al que están haciendo frente los médicos. Sigue siendo la principal causa de muerte en el país y es particularmente peligrosa para los menores de cinco años: muchos de ellos acaban muriendo.

“Desde que empezamos a trabajar en estos centros de salud, en septiembre del año pasado, hemos visto un número constante de pacientes. Hubo una pequeña bajada a mediados de enero con los primeros bombardeos y hace unos días a causa de los combates, pero la cantidad de personas que llega ahora a nuestros centros es de nuevo el habitual”, explica el doctor, quien añade: “Hay un hospital y diez centros de salud alrededor de la localidad de Gao, pero son para una población de 400.000 personas y nos dimos cuenta de que mucha gente no tenía acceso a servicios médicos. En el actual contexto de inseguridad, la gente se mueve y tiene menos recursos. Es muy importante darles atención de calidad y gratuita. Desde septiembre, hemos atendido a 16.000 pacientes”.

Las fuerzas francesas y malienses iniciaron una ofensiva el 11 de enero contra varios grupos armados del norte de Malí. En Gao, el grupo con mayor presencia es el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (Muyao), una escisión de Al Qaeda en el Magreb Islámico.

“La gente huyó por miedo a los bombardeos y las represalias. Algunos huyeron a países vecinos, pero otros se refugiaron en pequeños poblados o entre la maleza, donde las condiciones de vida son muy duras. Así que además de la malaria, hemos visto un aumento del número de pacientes que llegan con diarrea, enfermedades de la piel debido a la falta de higiene e infecciones respiratorias agudas a causa del polvo y el viento”, comenta el doctor Bafoa. “Están llegando cada vez más pacientes con hipertensión y gastritis, seguramente debido al estrés al que se han visto sometidos”, amplía.

El principal objetivo del proyecto es permitir a la población un mayor acceso a los servicios médicos y reducir así la tasa de mortalidad. De hecho, el doctor explica que antes de la intervención de MSF se registraban entre una y dos muertes a la semana en los centros de Gao y alrededores que ahora apoya. Desde octubre, solo se han registrado cinco muertes más. Lo mismo ha sucedido unos 100 kilómetros más al sur, en el hospital de Ansongo: desde la llegada de MSF, la tasa de mortalidad ha bajado del 8 al 1,2 por ciento.

En las vastas zonas desérticas del norte de Malí, acercar el tratamiento a los pacientes es otro elemento esencial del proyecto. Durante cuatro meses, los equipos móviles han acudido a zonas remotas, con la premisa de que si los pacientes no pueden venir a nosotros, nosotros iremos a ellos. Pero debido a la colocación de minas en la zona, MSF se ha visto obligada a suspender temporalmente la actividad de estos equipos móviles.

“A través de las clínicas móviles, por supuesto ofrecíamos atención primaria, pero también consultas prenatales para las embarazadas. No sabemos cuándo podremos reanudar estas actividades, pero esperemos que pronto”, dice el doctor.

MSF también abastece otros centros de salud comunitarios con medicamentos y otros artículos. Según el doctor Bafoa, el principal problema tanto en Gao como en Ansongo es la falta de suministros y de condiciones de trabajo adecuadas. “Además de formar y apoyar al personal médico nacional, hemos rehabilitado estructuras ya existentes. En el hospital de referencia de Ansongo, por ejemplo, restablecimos la electricidad y el agua corriente y ahora estamos rehabilitando el quirófano”, explica.

Los islamistas reclutan a niños soldados en Malí

Soldados franceses y malienses en la ciudad de Gao. / M.D

Los datos sobre el número de niños y niñas soldados en el mundo siguen siendo incompletos, pero gobiernos o grupos armados de al menos 17 países, entre ellos, Afganistán, Sudán, República Democrática del Congo o Yemen actualmente siguen reclutando menores, según datos de Naciones Unidas. Amnistía Internacional también ha podido comprobar que en 2012 a la lista de países se sumó Mali.

En las últimas semanas una delegación de Amnistía Internacional ha entrevistado a testigos y a niños reclutados por los grupos armados islamistas que actualmente combaten contra las fuerzas malienses y francesas en el norte del país.

En la ciudad de Diabaly, situada a unos 400 kilómetros al noroeste de la capital del país, Bamako, varias personas, entre ellos el teniente de alcalde, afirmaron haber visto a niños de entre 10 y 17 años con los grupos armados islamistas que se habían hecho con el control de la zona.

“Los niños llevaban rifles. Uno de ellos era tan pequeño que en ocasiones arrastraba el suyo”, dijo uno de los testigos.

Más al sur, en Ségou, Amnistía Internacional se entrevistó con dos niños soldados, uno de los cuales mostraba signos de estar mentalmente perturbado.

El otro, de 16 años, dijo que los habían detenido y entregado a las autoridades malienses cuando las tropas francesas y malienses habían reconquistado Diabaly, a finales de enero.

El menor habló a Amnistía Internacional sobre su alistamiento forzoso y su entrenamiento por el grupo armado islamista:

“Estudiaba con otros 23 alumnos con un maestro coránico. Hace dos meses, el nieto de mi maestro nos vendió a los islamistas. Nos unimos a un grupo de otros 14 jóvenes que portaban armas. Al principio me mandaron trabajar en la cocina. Cocinábamos en una iglesia cristiana ocupada por los islamistas. Los rebeldes nos golpeaban [con una correa de goma] durante las lecciones del Corán porque […] querían que pronunciásemos el árabe como ellos.

Operación Serval. / M.D

Nos adiestraban para disparar apuntando al corazón o a los pies. Antes del combate, teníamos que comer arroz mezclado con un polvo blanco y una salsa con un polvo rojo. También nos ponían inyecciones. A mí me pusieron tres. Después de esas inyecciones y de comer el arroz mezclado con el polvo, me convertía en una máquina, podía hacer cualquier cosa por mis dueños. Veía a nuestros enemigos como si fueran perros y lo único que había en mi mente era disparar contra ellos.”

El muchacho contó a Amnistía Internacional que durante los combates para retomar el control de Diabaly, en manos de los grupos armados islamistas, murieron cuatro niños soldados. Las fuerzas militares malienses y francesas tomaron la ciudad entre el 20 y el 21 de enero.

La organización tiene indicios de que las milicias apoyadas por el gobierno maliense también han reclutado a niños soldados, pero hasta ahora no hay ningún caso documentado de que los hayan usado en el frente

La recuperación de Tumbuctu anima al regreso de los…

Militares malienses combaten cerca de la ciudad de Tumbuctu. / Defense

En Malí la rápida evolución de la situación en el norte del país ha alimentado la esperanza de muchas personas desplazadas para poder retornar a sus hogares pronto. Teniendo en cuenta que los números de refugiados son un termómetro de la situación, ACNUR sigue observando que los refugiados continúan huyendo hacia países limítrofes.

En la capital, Bamako, los equipos de ACNUR han entrevistado a familias desplazadas que dicen que están listas para retornar a sus hogares en las regiones de Gao, Tombuctú y Kidal, tan pronto como las carreteras del norte se vuelvan a abrir. El servicio de autobuses a Gao y Tombuctú se suspendió por el conflicto.

Las compañías de autobuses en Bamako confirman que están recibiendo peticiones por teléfono de personas que les preguntan sobre cuándo se reanudarán las líneas regulares que van hasta Douentza, en Gao, y a Tombuctú. Los autobuses actualmente sólo llegan hasta Mopti y Sevare.

Mientras que algunos de los desplazados están a deseo de volver a sus casas, siguen llegando informes sobre inestabilidad y ataques revanchistas que están disuadiendo a otros. La información que llega de los medios y otras fuentes muestra que los tuareg y las minorías árabes en particular, están siendo objetivo de ataques porque se les percibe como grupos de apoyo a los rebeldes, que han sido acusados de graves abusos contra la población.

La escasez de alimentos, gasolina y electricidad, así como la interrupción de los servicios básicos como la asistencia sanitaria y la educación, también son citados por los desplazados, que prefieren de momento esperar y ver cómo evoluciona la situación antes de regresar al norte.

La presencia de minas antipersona y artefactos sin explotar es otro motivo de grave preocupación, tanto para la población civil como para las agencias humanitarias que tratan de ayudarles. Algunas personas desplazadas han informado a los equipos de ACNUR que sus casas han sido destruidas o fuertemente dañadas en la zona norte, y que necesitarán ayuda para poder arreglarlas o reconstruirlas. Las familias que tienen a sus hijos en las escuelas de Bamako prefieren esperar para retornar hasta que termine en junio el curso escolar.

Las condiciones de vida para los desplazados internos en el sur son precarias. Las familias carecen de medios para alquilar casas y duermen a la intemperie o debajo de porches. Particularmente los niños están padeciendo el frío de la noche, incrementándose las posibilidades de contraer gripes y enfermedades respiratorias ya que están expuestos al viento y las tormentas de arena.

Una de las quejas principales que plantean las personas desplazadas es la falta de asistencia del Gobierno y de las agencias humanitarias. La gente carece de mantas, tiendas, mosquiteras, ropa y material escolar para los niños. Muchos menores van al colegio con el estómago vacío y sus padres no tienen recursos para comprar comida. Muchas familias desplazadas sobreviven gracias a la generosidad de sus vecinos, que están recogiendo dinero para ellos, para que puedan pagar sus alquileres y comprar alimentos.

MSF pide entrar en una de la zona más…

Soldados malienses sellan la entrada a la región de Konna. / Defense
Soldados malienses sellan la entrada a la región de Konna. / Defense

Médicos Sin Fronteras (MSF) llama a las partes en conflicto a autorizar el acceso de equipos humanitarios a la zona de Konna, que permanece sellada por el ejército maliense.

Desde el día 14, MSF ha estado en contacto con las autoridades civiles y militares de Francia y Malí para conseguir enviar equipos médicos a Konna, en el centro del país africano. Hasta el momento, todos los accesos por carretera a esta zona están bloqueados por las tropas malienses.

“Pese a nuestras continuas peticiones, las autoridades continúan negándose a permitirnos entrar en la zona de Konna”, lamenta Malik Allaouna, coordinador de las operaciones de MSF en Malí, quien subraya: “Es importante que la ayuda humanitaria imparcial y neutral sea tolerada en las áreas afectadas por los combates. Llamamos a las partes en conflicto a que respeten tanto a las poblaciones civiles como el trabajo de las organizaciones humanitarias”.

MSF quiere enviar equipos médicos a esta zona para evaluar las necesidades de los malienses y ofrecer asistencia humanitaria.

“Llevamos varios meses trabajando en las áreas controladas por el Ejército y por grupos armados en el norte del país”, recuerda Allaouna. “Pero desde que las fuerzas malienses y francesas iniciaron su ofensiva, no hemos podido cruzar las líneas del frente de batalla pese a nuestra neutralidad. Regiones enteras se están quedando ahora sin ayuda exterior”, lamenta el coordinador.

Pese a todo, las actividades de MSF siguen en las regiones de Mopti, Tombuctú y Gao. En Douentza, donde un equipo de MSF ha estado bloqueado durante varios días, los pacientes han empezado de nuevo acudir al centro de salud en el que trabaja la organización humanitaria.

Los países del Magreb no se implicarán en la…


Los países de la región del norte de África del Magreb (Argelia, Marruecos, Mauritania, Libia y Túnez) no se implicarán de manera directa en la guerra contra los terroristas islámicos de Al Qaeda en el norte de Malí.

Pero de los países del Magreb tan solo Argelia y Mauritania hacen frontera con el país africano, y ambos han descartado participar militarmente en la operación Serval. De momento han cerrado sus fronteras y aumentado los dispositivos de seguridad en unas de las fronteras internacionales más vulnerables ya que se enfrentan a la inmensidad del desierto del Sahara.

Argelia, principal combatiente contra los grupos salafistas y luego anexionados en AQMI, decidió buscar una salida política contra el conflicto. Sin embargo, el ataque terroristas contra la central de gas de BP en In Amenas ha implicado al ejército popular de Argelia, que atacó a los terroristas causando una matanza de más de 30 personas, siete de ellos rehenes occidentales.

Marruecos, propulsor junto a Francia de la resolución 2085 del Consejo de Seguridad, no se ha declinado en enviar militares a Malí. Y a pesar de gobernar el país por un islamista, estos han apoyado públicamente la intervención de Francia en Malí.

Túnez por su parte también descartó intervenir, pero su presidente, Marzouki, ha lanzado un mensaje de unión entre los países de la región para que esta crisis del terrorismo no afecto a los países del Magreb, y sobre todo a su imagen, ya que repercute de manera directa en la economía de los países.

Por otro lado, los representantes del Frente Polisario, instalado en Tinduf, también se han solidarizado con el vecino maliense, pero tan solo se encargarán de sobreproteger los campamentos de refugiados ante la masiva oleada de visitantes occidentales, sobre todo españoles, en los próximos meses.

Francia propone atajar el camino a las fuerzas africanas…

Tanques franceses patrullando por Malí. / EMA

El ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, ha asegurado que el objetivo principal de Francia es atajar la respuesta de la coalición africana en el norte de Malí y facilitar la transición en el país africano cuya inestabilidad a facilitado los avances de los grupos terroristas en la región del Azawaad.

Un ejemplo del objetivo francés es que las acciones tomadas por Francia dio lugar a una movilización unánime de los países africanos y los jefes de Estado Mayor de los países del África Occidental que ya se han reunido y han acelerado el despliegue de MISMA.

“Había ofertas de Togo, Nigeria, Níger, Burkina Faso, Benin, Senegal, Guinea, Ghana y Chad» y estos acuerdos han sido confirmados en las últimas horas señaló el ministro francés en rueda de prensa. Es decir, de alguna manera, los grandes vecinos del África  se moviliza dentro del marco establecido por la resolución 2085 del Consejo de Seguridad, no así los vecinos magrebíes de mayoría musulmana. Además, el comandante general de la MISMA ya está instalado en Bamako para coordinar la llegada de los militares africanos.

“Nuestra responsabilidad colectiva es apoyar el despliegue acelerado de las fuerzas africanas de participar lo antes posible en la reconquista del norte de Malí junto a las fuerzas malienses y las fuerzas africanas” dijo Le Drian quién confirmó que los países europeos y americanos van a apoyar la misión ofreciendo medios de transporte para facilitar el acceso al norte de las fuerzas africanas.

Por su parte, el ministro español de defensa, Pedro Morenés, ha indicado que en los últimas días ha conversado en dos ocasiones con su homólogo francés para abordar esta cuestión y ha confirmado que España ha autorizado el sobrevuelo de aviones galos en el espacio aéreo español en su rumbo al país africano, pero no el apoyo logístico.

En las últimas horas Francia ya ha desplegado los carros de combates por el país africano, sobre todo en la capital, donde su objetivo es frenar el avance de los grupos terroristas. Sin embargo, la misión no es fácil ya que los oponente son ágles, decididos, bien equipado, bien entrenado, capaz de esconderse en el terreno y la vegetación, y aunque los militares galos llevan años entrenándose en los países del Sahara, estos son mucho más rápido en el desierto.

De momento continuaran apoyando a las fuerzas malienses para que avancen en su recuperación territorial y el avance de los fundamentalistas de AQMI hacia el sur con ataques aéreos a través de cazas y helicópteros, aparte de aviones espías que darán información de los enemigos.