Hasta el momento los medios solo han informado de los cientos de miles de refugiados sirios que han salido a los países vecinos como Turquía, Jordania o Líbano. Sin embargo, unos 25.000 sirios esperan en Argelia una solución al conflicto, y muchos de ellos ya han llegado, desesperados, a la ciudad autónoma de Melilla.
Siria y Argelia son desde hace años buenos amigos, avalados con su compromiso con la gran Rusia. El país magrebí, con una clara postura de no intervención, ha manifestado su preocupación por la situación pero no ha condenado los actos cometidos por el régimen de Al Assad.
Pero, el lazo de unión entre los dos países pertenecientes a la Liga Árabe se intensificó con la conexión constante de la gran compañía aérea Argelia (Air Algerie), que mantiene conectada Damasco con Argel. Este vuelo ha sido uno de los principales métodos de huída de los ciudadanos sirio que querían escapar del conflicto, y por tierra el peligro era mayor hasta llegar a algunas de las fronteras exteriores.
Muchos de los que huyeron de la violencia mendigan en la Plaza Port Said de Argel
La situación se incrementó hasta pero sólo unos 70 sirios se han acercado por ahora a la oficina de ACNUR en el país, Además, se ha observado que muchos sirios están viviendo en lugares públicos como escuelas y que pueden necesitar asistencia. El gobierno de Argelia ha proporcionado asilo a los refugiados sirios que han huido de la violencia en su país.
Los más perjudicados económicamente residen desde hace meses en un campo ubicado en la Plaza Port Said de Argel, donde los vecinos ofrecen su caridad para apoyar a estas familias. Otras, más adineradas, han alquilado viviendas, y lo más desesperados se han marchado a Marruecos, donde compraron un pasaporte falso para acceder a España por la frontera internacional de Beni Enzar, entre Melilla y Nador, como ocurrió con el joven sirio Mohamed Amine, quién intentó suicidarse tras un año en el CETI de la ciudad autónoma.
El Azawad, región del norte de Malí autoproclamada independiente, continúa siendo el epicentro de la huida de refugiados malienses. Más de 365.000 personas han dejado la región desde el pasado mes de enero. Muchas de las familias malienses que han llegado a los países vecinos en las últimas semanas, señalaron que salieron del país por diversas razones, como la falta de acceso a comida y agua, los hombres armados que han ocupado sus tierras y el temor ante la posible escalada de la violencia entre los diferentes grupos armados que operan en el norte de Malí.
En concreto, el país con mayor número de refugiados malienses es la vecina Mauritania, donde durante el primer mes del verano se registró una importante afluencia de refugiados. En total llegaron 15.000 personas tan sólo en las últimas dos semanas de junio, desde entonces prosiguen las llegadas a un ritmo de entre 200 y 500 refugiados al día, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El aumento significativo de la llegada de malienses a territorio mauritano se debe principalmente al nuevo conflicto entre el Movimiento Nacional por la Liberación del Azawad (MNLA) y grupos islamistas, como Ansar Dine o facciones disidentes de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), como los que secuestraron en octubre de 2011 a los cooperantes españoles en Tinduf, el Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO).
Desde hace unos meses el grupo islamista, Ansar Dine, dirigido por Iyad Ag Ghaly ha impuesto las interpretaciones más radicales de la Sharía (ley islámica), en ciudades como Gao o Tumbuctu, donde ya se castigan las relaciones extramaritales con latigazos en zonas públicas.
El país magrebí se ha convertido en el centro de recepción de los afectados por los conflictos armados y la hambruna en el Sahel
De esta última ciudad milenaria es de donde han partido los últimos refugiados arribados a Mauritania, que justificaron su huída por los recientes enfrentamientos armados entre grupos islamistas y los rebeldes tuareg por el control del terreno. Y es que Tumbuctu sufre desde hace varios meses enfrentamientos y pillajes que han acabado con monumentos históricos como la Puerta del Fin del Mundo de la mezquita de Sidi Yayia o saqueado la Gran Mezquita de Djingareyber.
Estos acotamientos han provocado que dos tercios de la población de la ciudad de Tombuctú hayan escapado de la región e incluso del país, según denunció la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).
Para ello, el Gobierno de Mauritania y ACNUR acordaron abrir un nuevo campamento para acoger al gran número de recién llegados. El nuevo campo se encuentra cerca de la aldea de Aghor, a 17 km del campo de refugiados de Mbera en el suroeste del país, donde cerca de 90.000 personas, el 90% de origen tuareg, han encontrado cobijo. Aghor fue hogar para miles de refugiados malienses en el anterior conflicto tuareg de los años 90.
“El campo de Mbera a 60 kilómetros de la frontera con Malí está al límite de su capacidad y el aumento de llegada de refugiados nos ha obligado a solicitar a Mauritania la apertura de un nuevo campo” comentó la portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega, quién recordó que estos campos se han rehabilitado para su uso después de ser cerrado en la década de los 90.
No obstante, la poca financiación, tan solo ha llegado el 20% de lo requerido, está obligando a hacer el doble de esfuerzos a las organizaciones internacionales. “Falta mucha comida, y el agua que llega no cumple las necesidades mínimas de una persona” denunció Vega.
Además del conflicto económico hay que añadir la inseguridad de los cooperantes, cuya seguridad corresponde al Gobierno de Mauritania, que desde los últimos secuestros en la región trabajan en condiciones más estresantes. “Las condiciones de trabajo son duras y la inseguridad es un factor que afecta al trabajador humanitario, pero su objetivo es llegar a estas poblaciones que se ven más afectadas por la violencia de estos grupos” dijo Vega, quién apostilló que “muertos no hacemos nada” por ello denunció que aunque la situación de seguridad es complicada “siguen trabajando por los refugiados” dentro de los marcos de seguridad acordados por las Naciones Unidas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que unos 2.200 refugiados que se encuentran varados en Libia serán reubicados en Europa y Estados Unidos.
Durante los últimos 18 meses, esas personas han estado viviendo en un centro de tránsito ubicado en la frontera entre Túnez y Libia, donde acudieron para escapar del conflicto en Libia.
Según el portavoz de la OIM, Jumbe Omari Jumbe, 2.000 irán a Estados Unidos y 200 a Alemania. Unos 630 permanecerán en el centro hasta que se decida su país de destino
“La mayoría de los que irán para Alemania provienen de Sudán, Somalia, Eritrea y Etiopía y son hombres solteros”, detalló Jumbe.
España, por su parte, acogió el pasado 17 de julio un grupo de 80 refugiados de distintas nacionalidades que llegaban directamente de Túnez bajo una cuota de reasentamiento aprobada por el Consejo de Ministros en octubre de 2011.
En la tarde del Martes 17 de Julio llegan a España 80 de los 100 refugiados africanos del conflicto en Libia seleccionados para su reasentamiento en nuestro país, según informaron fuentes de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
La llegada de estos refugiados fue aprobada por el Consejo de Ministros del 7 de octubre de 2011, en el que el Ministerio de Trabajo e Inmigración se hizo cargo de la totalidad de los costes, excepto los 23.353,18 euros estimados correspondientes a los gastos para la misión de selección de los funcionarios que debe desplazar la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior.
Los asentados provienen del campamento de Shousha (Túnez), donde en la actualidad, un año después de las revueltas contra Gadafi, más de 3.000 personas siguen refugiadas, a la espera de ser reasentadas.
Entre su población se encuentran refugiados de Sudán, Somalia, Eritrea o Etiopía, ciudadanos que se encontraban en la Libia de Gadafi antes de estallar la revolución y que se vieron obligados a huir, ya que muchos de ellos estaban siendo acusado de pertenecer a facciones gadafistas.
Estos 80 reasentados que tendrá protección permanente en España, son consecuencia de las conclusiones del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de marzo de 2011, donde subrayaron la gravedad de la situación humanitaria en Libia y en sus fronteras, así como el compromiso de la Unión Europea de proporcionar ayuda humanitaria a todos los afectados.
En el campamento de refugiados de Mbera (Mauritania) actualmente hay 89.390 refugiados malienses (a fecha 8 de julio de 2012).
La mayoría proceden de la ciudad milenaria de Tombuctu (87%), aunque también hay refugiados malienses de Mopti (8%) y Ségou (5%). En Tumbuctu los refugiados justificaron su huída por los recientes enfrentamientos armados entre grupos islamistas y los rebeldes tuareg por el control del terreno. Y es que Tumbuctu sufre desde hace varios meses enfrentamientos y pillajes que han acabado con monumentos históricos como la Puerta del Fin del Mundo de la mezquita de Sidi Yayia o saqueado la Gran Mezquita de Djingareyber.
El origen étnico de la población es principalmente tuareg (90%) y árabe bereber (10%), la mayoría son pastores (dedicados a la cría de ganado, como cabras, camellos, vacas, corderos y asnos) y agricultores.
Hoy es el día internacional del refugiado, es complicado en el lenguaje internacional definir esta situación que muchas veces se mezcla con la situación de asilo, la diferencia entre refugiados y asilo viene marcado por la situación de cada persona que se comprueba dentro de ambas definiciones.
En el caso de los refugiados se acuerda según el Artículo 1 de la Convención de Ginebra enmendado por que provee la definición de refugiado de la siguiente manera «Una persona que, debido a un miedo fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía de un grupo social o de opinión política en particular, se encuentra fuera de su país de nacimiento y es incapaz, o, debido a tal miedo, no está dispuesto a servirse de la protección de aquel país; o de quien, por no tener nacionalidad y estar fuera del país de su antigua residencia habitual como resultado de tales eventos, es incapaz, debido a tal miedo, de estar dispuesto a volver a éste..»[Puedes leer la definición completa en el protocolo]
En el norte de África, y en el Magreb en general son muchos los refugiados que existen en estos momentos. Además de los asentados campamentos de refugiados de Tinduf, donde viven más de 200.000 refugiados, hay que sumarle los conflictos en Libia y Mali que han desplazado a miles de personas a otros campamentos improvisados, aunque con ayuda de ACNUR, en Mauritania y Argelia.
Además, en Túnez siguen viviendo más de 3000 refugiados del conflicto entre el CNT y las fuerzas gubernamental de Gadafi. De estos España se ha comprometido a acoger a más de una centena.
Este video es una manera de sensibilizar la situación del refugiado dentro de un estilo muy personalizado.
Desde finales de enero, cerca de 57.000 malienses han llegado al campo de refugiados de Mbéra, en territorio mauritano, y el flujo de refugiados ya ha pasado de 200 a hasta 1.500 llegadas diarias desde principios de abril.
Los combates entre el ejército maliense, el Movimiento por la Liberación del Azawad y otros grupos armados empujan a las personas a huir hacia Mauritania en dirección a la ciudad de Fassala, situada a tres kilómetros de la frontera con Malí. “La presencia de grupos armados y la confusión política en Malí siembran el pánico entre la población”, afirmó Elisabetta Maria Faga, coordinadora del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Mbéra. Los refugiados son esencialmente familias tuareg procedentes de la región de Tombuctú. “Llegan exhaustos tras dos días de viaje en camión”, añadió Faga.
En el campo de Mbéra, en pleno corazón del desierto del Sahel y a seis horas de camino del primer hospital de referencia, en Néma, MSF ofrece atención primaria de salud y de salud materna a la población refugiada, así como asistencia nutricional a niños desnutridos. La organización también atiende a la población local a través de varios puestos de salud de la región. “Un gran número de personas padecen infecciones respiratorias y diarrea por la falta de acceso a agua potable y la exposición a temperaturas extremas y a frecuentes tormentas de arena”, explicó Jean-Paul Jemmy, coordinador médico de MSF.
A medida que el número de refugiados aumenta, la respuesta humanitaria se hace cada vez más urgente para mejorar lo antes posible las condiciones de vida en el campo. A día de hoy, unos 57.000 refugiados deben compartir 100 letrinas y cada uno dispone de nueve litros de agua al día. Estas condiciones incumplen los estándares humanitarios que exigen 20 litros de agua por persona y día, y una letrina para cada 20 personas. “Esperamos la llegada de miles de refugiados más en las próximas semanas. En estas circunstancias la ayuda debe ser rápida y eficaz; hay que proveer a los refugiados de cobijo, agua e instalaciones sanitarias, y reforzar de forma global la atención médica de urgencia”, concluyó Jemmy.