Sahara Occidental

Mujeres de Estado, mujer saharaui

Mensaje a favor de los derechos de la mujer en los campamentos saharauis de Tinduf. / A. Villén
Mensaje a favor de los derechos de la mujer en los campamentos saharauis de Tinduf. / A. Villén

«Sin las mujeres los derechos no son humanos», así reza este mensaje en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), y es que entender la realidad del pueblo saharaui, es sumergirse en la rutina de la mujer. Esta, es el claro ejemplo de la mujer luchadora y autónoma, así como un ejemplo de las mujeres musulmanas.

Médicas, Militares, Maestras, Madres, Enfermeras, Policías, Cocineras, etc. La mujer saharaui ejerció todos los papeles mientras la mayoría de los hombre luchaba en la guerra. Ellas, aparte de estar en la guerra, instalaron las jaimas, construyeron las escuelas, organizaron la vida cotidiana de los refugiados, repartieron los alimentos, y comenzaron a denunciar la causa.

Hoy en día, la mujer sigue siendo el eje de la sociedad saharaui, y todo lo referente a la rutina de los saharauis corre a cargo de sus mujeres. Estas siguen teniendo estos cargos, y aunque en política son minoría, poco a poco han conseguido mejorar esta situación.

Este carácter típico de la mujer saharaui, no solo se ha desarrollado en la sociedad refugiada, sino que muchas de los defensores de derechos humanos en los territorios ocupados son mujeres, de hecho, la guía del pacifismo y la lucha por los DDHH más representativa del Sahara es una mujer, Aminetu Haidar.

Sus ejemplos no tienen reno cocimientos internacionales, puede que tampoco social, ya que siguen combatiendo el machismo con su causa. Son estas las madres de una revolución que no ha acabado y que ellas mantienen porque siguen educando, alimentando, organizando y gritando por su tierra.

Inmigración

Moudou , un refugiado convertido en inmigrante

Moudou en la asamblea de Cruz Roja de Tarifa. / S.R
Moudou en la asamblea de Cruz Roja de Tarifa. / S.R

Este joven acaba de llegar a Tarifa. Se llama Moudou y es de Bamako (Malí), apenas supera los 25 años y ha cruzado el Estrecho de Gibraltar en una balsa de plástico. Su caso es uno más dentro de las miles de historias que pasan por el mediterráneo, que a veces se hacen realidad y otras calvario.

Durante el conflicto armado que vivió Malí y la inestabilidad política que conllevó , este joven malienses y su familia decidieron huir del país rumbo a Mauritania, justo antes de que comenzará la intervención de Francia. Así lo relata con voz grave y emocionada ante la incertidumbre de una sala repleta de agentes de la Guardia Civil que cuestionan su entrada a España.

En Mauritania fue acogido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR), en el campo de Mbera donde unos 70.000 refugiados malienses quedaron a la espera de un futuro incierto y ante las puertas de un país africano inmerso en una guerra internacional.

Allí pasó varios meses a la espera de una mejoría que nunca llegaba. Motivo que le impulsó ha hacer el viaje que otros compatriotas han logrado.

Moudou decidió entonces sortear las vallas de las inmigración y llegó al Sahara Occidental con otro grupo de compañeros donde poco a poco y con el esfuerzo económico de su familia refugiada llegó al norte de Marruecos. Allí ha pasado meses intentándolo todo para conseguir su objetivo. Finalmente el destino lo embarcó en una balsa de plástico a las dos de la madrugada.

“Llegar a Europa, todos piensan en Europa” relata Mouduo a este periodista mientras se calza unos zapatos donados por Cruz Roja. Los suyos los perdió en el mar mientras remaba junto al resto de sus compañeros. Llegó a tarifa con diez colegas del viaje migratorio a Europa.

Cuando me dio su mano todavía notaba el frio, los callos y las arrugas consecuencia del remo y el agua del mar. “Estoy muy fatigado, me duele el pecho de remar” comenta mientras envía un mensaje de móvil a través de su teléfono seguramente a amigos o familiares que sabían de su peligros viaje.

Moudou se levanta y es trasladado a un furgón de la Guardia Civil que lo trasladará a la Policía Nacional, que serán los encargados de trasladarlos a un Centro de Internamiento de Extranjeros, seguramente en Piñera (Algeciras) o Isla Paloma (Tarifa).

Tendrá un 90% de posibilidades de quedarse en Europa y de cumplir su sueño de continuar su viaje hacia el norte, pero su estatus quedará en España como un inmigrante ilegal mientras su vida reflejan el perfil de un refugiado que huyó de una guerra buscando protección.

Inmigración

3.300 sirios llegan a las costas italianas en 40…

Ciudadanos sirios rescatados por Italia. / ACNUR
Ciudadanos sirios rescatados por Italia. / ACNUR

Durante los últimos 40 días 3.300 sirios, de los que más de 230 son menores no acompañados, han llegado a las costas de Italia, principalmente a la isla de Sicilia, huyendo de la violencia en su país. En total, han arribado más de 30 embarcaciones principalmente procedentes de Egipto, aunque algunas habían iniciado su viaje en Turquía, según ha informado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (Acnur).

Muchos han necesitado tratamiento hospitalario para la deshidratación y en algunos casos se ha tenido que proceder al traslado por avión directamente desde las embarcaciones en las que viajaban a los hospitales. La semana pasada una enfermera procedente de Damasco murió en la travesía, cuando trataba de cruzar con su marido y sus hijos.

Acnur ha estimado que más de 4.600 sirios han llegado por mar a Italia en 2013, dos tercios del total lo hicieron en agosto. Según los testimonios recogidos, la mayoría procedía de Damasco y algunos eran refugiados palestinos nacidos en Siria.

En los últimos meses muchos sirios se han desplazado desde los países fronterizos de la Unión Europea hacia otras zonas de Europa, y según datos del Acnur a fecha 6 de septiembre, 21.870 personas han llegado al sur de Italia en lo que llevamos de año, lo que supone un aumento significativo con respecto a los niveles de 2012, en que se contabilizaron 7.981 personas.

El papa Francisco propuso el pasado martes que los conventos vacíos deben acoger a los refugiados, y no transformarlos en hoteles y ganar dinero. Una medida de urgencia que beneficiaria a Italia que estos últimos días ha visto desbordado sus centros de acogida para inmigrantes.

Magreb

Refugiados en el Magreb

Imagen de uno de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. / S.R
Imagen de uno de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. / S.R

Hoy 20 de junio es el día mundial del refugiado y según el informe del Alto Comisionado de las naciones Unidas (ACNUR), muestra que a finales de 2012 más de 45,2 millones de personas estaban en situación de desplazamiento en comparación con 42,5 millones a finales de 2011.

Esto incluye 15,4 millones de refugiados, 937.000 solicitantes de asilo, y 28,8 millones de personas obligadas a huir dentro de las fronteras de sus propios países. El informe no incluye el aumento de quienes se ven obligados a abandonar sus hogares en Siria durante el año en curso.

Pero, ¿Qué es un Refugiado? «Una persona que, debido a un miedo fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía de un grupo social o de opinión política en particular, se encuentra fuera de su país de nacimiento y es incapaz, o, debido a tal miedo, no está dispuesto a servirse de la protección de aquel país; o de quien, por no tener nacionalidad y estar fuera del país de su antigua residencia habitual como resultado de tales eventos, es incapaz, debido a tal miedo, de estar dispuesto a volver a éste..» según la convención de Ginebra que fue aprobada durante una conferencia especial de las Naciones Unidas el 28 de julio de 1951.

Shousha y Tinduf son los únicos campamentos en la región

En el Magreb solo hay vigentes dos campamentos de refugiados, el de Shousha en la frontera entre Libia y Túnez, que cerrará el próximo 30 de junio; y el de Tinduf (Argelia) entre la frontera del Sahara Occidental y Mauritania.

Este último es el más longevo del mundo, ya que los refugiados saharauis llevan asentados en la hamada argelina desde el año 1975, y su situación humanitaria, hoy más crítica, no parece mejorar ante la falta de acuerdo entre las partes y la comunidad internacional que han dejado el conflicto en stand by.

No obstante, se dan situaciones difíciles en el norte de áfrica que también tienen que ver con los refugiados, y son los migrantes y solicitantes de asilo que en muchas ocasiones suelen de huir de situaciones de riegos y son expulsados sin analizar sus circunstancias personales.

El migrantes y los refugiados son personas vulnerables cuyos derechos son violados casi diario, en el Magreb la situación no cambia, a pesar de ser una región con presencia activa de la Unión Europea, que recordemos está galardonada con el Nobel de la Paz.

Malí

70.000 refugiados malienses atrapados en el desierto de Mauritania

Refugiada maliense en el campo de Mbera, Mauritania © Nyani Quarmyne
Refugiada maliense en el campo de Mbera, Mauritania © Nyani Quarmyne

Un informe elaborado por MSF bajo el título “Atrapados en el desierto” describe la situación de los refugiados, cuyas esperanzas de volver a casa son exiguas a causa de las tensiones étnicas en el norte de Malí.

Basado en los testimonies de más de cien refugiados en el campo de Mbera, el estudio examina las razones de la huida de los refugiados y revela la complejidad de la crisis en Malí. El conflicto podría durar meses o años, pero los refugiados se enfrentan a un futuro de aislamiento en medio del desierto y de dependencia de la ayuda humanitaria externa.

“Comunidades enteras del norte de Malí se hallan desplazadas dentro de su propio país o se han refugiado en otros países”, dice Henry Gray, coordinador de emergencias de MSF, quien añade: “Muchos de los refugiados son de comunidades tuareg o árabes. Han huido de forma preventiva, a menudo por miedo a la violencia por sus lazos con grupos separatistas o islamistas. En su lugar de origen, el norte de Malí, aún se vive bajo el miedo y la desconfianza”.

MSF hace un llamamiento para que las organizaciones de ayuda humanitaria se esfuercen por atender sus necesidades básicas

MSF trabaja en Mauritania desde la llegada de los primeros refugiados, a principios de 2012, y ha advertido en varias ocasiones de los alarmantes efectos en la salud e los refugiados de las condiciones de vida en el campo de Mbera. En noviembre de 2012, MSF elaboró una encuesta que reveló una situación nutricional crítica y unas tasas de mortalidad por encima de los umbrales de emergencia para los niños de menos de dos años.

La situación médica ha empeorado aún más con la llegada de 15.000 refugiados tras el inicio de la intervención militar francesa y maliense en enero de 2013. El número de consultas en las clínicas de MSF en el campo de Mbera han pasado de 1.500 a 2.500 por semana. El número de niños que sufren desnutrición severa se ha más que doblado: los niños con malnutrición severa bajo tratamiento han pasado de 42 a 106. El 85 por ciento de ellos han llegado al campo entre enero y febrero. Todo ello pese a que el estado nutricional de los nuevos refugiados acostumbra a ser bueno a su llegada al campo.

“Las estadísticas muestran que los refugiados han visto cómo se empeoraba su situación en el campo, precisamente el lugar donde deberían haber recibido asistencia, incluidas raciones de alimentos de organizaciones de ayuda”, destaca Gray.

MSF tiene programas humanitarios y médicos en las regiones malienses de Mopti, Gao, Sikasso y Tumbuctú, así como en los campos de refugiados en Burkina Faso, Mauritania y Níger. En Mauritania, MSF da apoyo a cuatro centros de atención primaria en el campo de Mbera y en el puesto fronterizo de Fassala, y tiene un quirófano en la localidad de Bassikounou. Desde febrero de 2012, los equipos de MSF han efectuado 85.000 consultas, atendido 200 partos y tratado casi 1.000 niños con malnutrición severa.

Malí

ACNUR pide que se hagan esfuerzos de reconciliación en…

. Con la reanudación de los servicios de autobuses en el país, algunas personas han comenzado a regresar a sus hogares desde ciudades como Bamako. / ACNUR
. Con la reanudación de los servicios de autobuses en el país, algunas personas han comenzado a regresar a sus hogares desde ciudades como Bamako. / ACNUR

La Agencia de la ONU para los Refugiados declaró el viernes que casi dos meses después del comienzo de la intervención militar francesa en Malí, ACNUR sigue registrando grandes cifras de desplazados internos, mientras que en los países colindantes, el número de refugiados sigue siendo elevado y, en algunos casos, está aumentando.

«A pesar de las mejoras en cuanto a la situación de seguridad en algunas áreas, el miedo a regresar sigue siendo generalizado», dijo Adrian Edwards, portavoz de ACNUR.

De las aproximadamente 430.000 personas desplazadas desde principios de 2012 en Malí, según las cifras disponibles unas 260.665 personas siguen desplazadas dentro del país. La población de refugiados malienses en países vecinos se eleva a unas 170.000 personas, de las cuales más de 70.000 se encuentran en Mauritania, unas 47.200 en Burkina Faso, 50.000 en Níger y unas 1.500 en Argelia.

Según Adrian Edwards, el número de retornos espontáneos de desplazados internos sigue siendo bajo, a pesar de que los servicios de autobús entre la capital de Malí, Bamako, y la ciudad norteña de Gao se reanudaron la semana pasada. Asimismo, los barcos también están efectuando la ruta entre las ciudades de Mopti y Tombuctú.

Para los desplazados internos y los refugiados la inseguridad se mantiene como la principal preocupación. «La persistencia de los combates, atentados suicidas, ataques en represalia contra ciertas comunidades, la presencia de minas antipersona y de artefactos sin explotar en las regiones de Mopti, Gao y Tombuctú, son las razones que mencionan para no regresar de momento», añadió Adrian Edwards.

La falta de servicios básicos en el norte del país también es un factor. Con pocos colegios en funcionamiento y una ausencia de autoridades gubernamentales todavía en muchos pueblos y ciudades, muchas familias desplazadas prefieren esperar.

Para aquellos que están fuera de Malí, se añade la complicación de la composición étnica, ya que la mayoría de los refugiados son tuareg o árabes. El miedo a las represalias es generalizado, así como el miedo a la delincuencia o a que los yihadistas puedan estar presentes entre la comunidad.

Un reflejo de la situación es que, mientras el número de nuevos refugiados se ha reducido sustancialmente en comparación con las estadísticas de hace unas semanas, Malí sigue experimentando una salida continuada de refugiados, aunque en cifras más modestas. Durante el mes de febrero, el promedio de llegadas de malienses a Mauritania, principalmente procedentes de las regiones de Léré, Goundam, Gnoufonke y Tombuctú, era de más de 1.500 personas por semana. El número de refugiados en Burkina Faso y Níger se mantiene estable.

Para evitar que la crisis de desplazamiento en Malí se prolongue, ACNUR considera que es urgente trabajar por la reconciliación, así como realizar esfuerzos para combatir la impunidad, promover la convivencia pacífica entre las comunidades y ayudar a la estabilización y restauración de la seguridad a largo plazo. Actualmente ACNUR está planificando apoyar la reconciliación en las zonas de desplazamiento y retorno, así como en los campos de refugiados.

«Norte y el Sur tienen que poder confiar los unos en los otros, necesitamos una reconciliación» dijo Fama, una refugiada tuareg en Bamako, donde dice que siente que la observan con recelo. «Sólo queremos vivir en paz y tener un mejor acceso al desarrollo», añadió la mujer de 56 años.

Mientras tanto, algunos de los que han retornado a sus casas desde áreas urbanas como Bamako, o que están pensando en ello, dicen que vivir en las ciudades es demasiado costoso. «La vida es demasiado cara en Bamako, no podemos permitirnos quedarnos más tiempo aquí», explicaba Fatoumata, de 18 años, mientras esperaba para subirse al autobús que la llevará de vuelta a Gao.

«Aquí vivimos en condiciones muy precarias, con limitado acceso a la electricidad o al agua corriente. No podemos encontrar empleo», añadió la joven, que huyó a Bamako con su marido el pasado mes de abril y dio a luz a final de año.

Malí

La recuperación de Tumbuctu anima al regreso de los…

Militares malienses combaten cerca de la ciudad de Tumbuctu. / Defense

En Malí la rápida evolución de la situación en el norte del país ha alimentado la esperanza de muchas personas desplazadas para poder retornar a sus hogares pronto. Teniendo en cuenta que los números de refugiados son un termómetro de la situación, ACNUR sigue observando que los refugiados continúan huyendo hacia países limítrofes.

En la capital, Bamako, los equipos de ACNUR han entrevistado a familias desplazadas que dicen que están listas para retornar a sus hogares en las regiones de Gao, Tombuctú y Kidal, tan pronto como las carreteras del norte se vuelvan a abrir. El servicio de autobuses a Gao y Tombuctú se suspendió por el conflicto.

Las compañías de autobuses en Bamako confirman que están recibiendo peticiones por teléfono de personas que les preguntan sobre cuándo se reanudarán las líneas regulares que van hasta Douentza, en Gao, y a Tombuctú. Los autobuses actualmente sólo llegan hasta Mopti y Sevare.

Mientras que algunos de los desplazados están a deseo de volver a sus casas, siguen llegando informes sobre inestabilidad y ataques revanchistas que están disuadiendo a otros. La información que llega de los medios y otras fuentes muestra que los tuareg y las minorías árabes en particular, están siendo objetivo de ataques porque se les percibe como grupos de apoyo a los rebeldes, que han sido acusados de graves abusos contra la población.

La escasez de alimentos, gasolina y electricidad, así como la interrupción de los servicios básicos como la asistencia sanitaria y la educación, también son citados por los desplazados, que prefieren de momento esperar y ver cómo evoluciona la situación antes de regresar al norte.

La presencia de minas antipersona y artefactos sin explotar es otro motivo de grave preocupación, tanto para la población civil como para las agencias humanitarias que tratan de ayudarles. Algunas personas desplazadas han informado a los equipos de ACNUR que sus casas han sido destruidas o fuertemente dañadas en la zona norte, y que necesitarán ayuda para poder arreglarlas o reconstruirlas. Las familias que tienen a sus hijos en las escuelas de Bamako prefieren esperar para retornar hasta que termine en junio el curso escolar.

Las condiciones de vida para los desplazados internos en el sur son precarias. Las familias carecen de medios para alquilar casas y duermen a la intemperie o debajo de porches. Particularmente los niños están padeciendo el frío de la noche, incrementándose las posibilidades de contraer gripes y enfermedades respiratorias ya que están expuestos al viento y las tormentas de arena.

Una de las quejas principales que plantean las personas desplazadas es la falta de asistencia del Gobierno y de las agencias humanitarias. La gente carece de mantas, tiendas, mosquiteras, ropa y material escolar para los niños. Muchos menores van al colegio con el estómago vacío y sus padres no tienen recursos para comprar comida. Muchas familias desplazadas sobreviven gracias a la generosidad de sus vecinos, que están recogiendo dinero para ellos, para que puedan pagar sus alquileres y comprar alimentos.