Sonrisas para refugiados

Sonrisas para refugiados

Los voluntarios de Payasos Sin Fronteras actúan ante varios niños en el campamento de Túnez. /PSF

A tan sólo unos kilómetros del paso fronterizo de Ras Ajdir, que separa Libia y Túnez, se encuentra el campamento de refugiados de Shousha, donde en la actualidad, un año después de las revueltas contra Gadafi, más de 3.000 personas siguen refugiadas en este inhóspito lugar de la desértica Túnez.

Entre su población se encuentran refugiados de Sudán, Somalia, Eritrea o Etiopía, ciudadanos que se encontraban en la Libia de Gadafi antes de estallar la revolución y que se vieron obligados a huir, ya que muchos de ellos estaban siendo acusado de pertenecer a facciones gadafistas, perseguidas por los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).

Durante meses pasaron a estos campamentos administrados a día de hoy por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que se encarga de dar cobijo y alimentos a esta población, ahora, refugiada.

Pero reubicar a estos migrantes es una de las prioridades de Acnur, que ha desarrollado un plan de ayuda basado en el reasentimiento ya que estos ciudadanos no pueden volver a sus lugares de origen ni a la nueva Libia. Desde la creación del campamento de Shousha, 700 refugiados han sido reasentados y a1.800 se les ha conseguido ese derecho en 15 estados, muchos de ellos de la Unión Europea. Además 75 de estos refugiados irán a España según confirmó la propia agencia de las Naciones Unidas.

Pero de los 3.000 que siguen viviendo entre fronteras, 500 de ellos son menores que viven junto a sus familias en estos campamentos, y para amenizar su espera Acnur junto a Payasos sin Fronteras (PSF), envió el pasado mes de abril a 3 payasos (Pablo Domichovsky Blito, Sergio López Chapa y José Luis Redondo), que se han encargado de realizar varios espectáculos junto a los refugiados de Shousha.

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Sergio Rodrigo

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