Andalucía

Los riñones de Feiruz

Las carcajadas retumban en la 520, la pequeña Feiruz vuelve a reír tras cruzar la delgada línea entre la vida y la muerte, sus pasitos ya recorren los entresijos del Hospital Infantil donde vive tras salir de un campo de refugiados eternizado en mitad del desierto argelino.

Era una madrugada de junio de 2016 cuando alertaban a la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Sahara (FANDAS) del estado terminal de una pequeña refugiada saharaui de solo 6 años cuyos riñones no funcionaban. Las horas eras imprescindibles, pero finalmente logró subir al avión que la trasladó a Andalucía.

La Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Málaga (AMAPS) se responsabilizó de la menor que quedó ingresada en el hospital. El médico decretó el estado “terminal”, pero comenzó un proceso de diálisis, un filtrado intenso de su sangre ante la ausencia de sus órganos, algo que recibía en condiciones precarias en Tinduf, provincia argelina donde reside la causa del Pueblo Saharaui.

En los brazos de Feiruz cuelgan tres marcas, en la mano derecha las cicatrices de la diálisis, en la izquierda dos pulseras, una de identificación del centro hospitalario y otra donde está grabado “Sahara Libre”.

Tiene seis años pero le espera un proceso largo y complejo. Ya espera el trasplante de un riñón y una familia de acogida, ya que sus padres están enredados en la burocracia migratoria para lograr un visado que le permita llegar a España a ver su pequeña, el problema es que aquí ni el Frente Polisario ni la República Saharaui tienen estatus diplomático.

Pero en este tiempo Feiruz ha encontrado su riñón. Miguel, Antonia, Isabel, Margarita, y otros tanto que han pasado durante semanas junto a la menor convirtiéndose en sus órganos. Los voluntarios han entregado su tiempo y ganas para cumplir las funciones de sus riñones enfermos, se han convertido en su trasplante y cada día llevan de forma estricta las dietas, medicinas y hábitos de Feiruz, que encontró en la solidaridad la esperanza para vivir.

Sus órganos en Andalucía son personas con trabajo, de vacaciones, o simplemente con ganas de que Feiruz sobreviva, por ello pasan horas junto a la pequeña. Hoy sus gritos, carreras, risas y besos son parte de la quinta planta donde vive y recibe el cariño del personal médico, enfermos y familiares de enfermos que cada día han logrado salvar la vida de Feiruz.

Pronto saldrá del hospital, una familia le espera, mientras corre la lista de trasplantes la solidaridad hace sus funciones vitales que hoy por hoy la mantienen en pie gracias al empuje de las personas que donaron su tiempo y esperanza a la causa de un pueblo olvidada en los desiertos de los desiertos.

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“Familias unidas por la historia y separadas por el…

Esta frase la pronuncié cuando charlaba con otros compañeros periodistas acerca del acogimiento de saharauis y me llevó a la reflexión, por ello hoy quiero compartir con vosotros un artículo que escribí hace unos años sobre Vacaciones en Paz en clave de resumen, que cuenta en pocas palabras en que consiste el programa de acogimiento de menores saharauis en Andalucía. Este proyecto acerca a las familias españolas y saharauis, creando vínculos de unión que solidifican la solidaridad del pueblo español con la cusa del pueblo saharaui. Espero que os guste.

El programa de acogida, ‘Vacaciones en Paz’

El proyecto más significativo de la solidaridad española es ‘Vacaciones en Paz’, aunque es un proyecto que se coordina entre las asociaciones solidarias y las autoridades saharauis, nació de las mujeres Saharauis, junto con la Juventud Saharaui que imaginaron este proyecto a mediados de los 80.

Estos, eran conscientes de las carencias sanitarias y alimenticias importantes existentes en esos momentos en los campamentos de Tindouf (Argelia). Con este proyecto, pretendían ofrecer la posibilidad de recuperarse con una dieta equilibrada y variada, así como una cobertura sanitaria para solucionar los problemas de salud derivados tanto de la malnutrición como de patologías incurables en los campamentos. La idea se trasladó a la península, ya que la relación era aún muy cercana, pero no fue hasta el año 1992 cuando se inició el primer programa de ‘Vacaciones en Paz’.

Desde ese momento todos los años han venido miles de niños a nuestro país, una media de 9.000 al año en todo el territorio nacional. No obstante, en el año 1998, el programa se suspendió por la parte implicada y la organizadora, ya que las Naciones Unidas habían anunciado la celebración de un referéndum, algo que nunca ocurrió.

La idea central de este proyecto consiste básicamente en la acogida temporal de niños y niñas procedentes de los Campamentos de Refugiados Saharauis en la Hamada argelina de Tindouf durante los meses de verano.

El régimen de acogida es familiar, es decir, consiste en que un número de familias voluntarias, igual al número de niños y niñas saharauis, comparten los meses de verano, conviviendo con estos niños, tratándolos como si de un hijo se tratara, procurando que experimenten todo aquello que les está vedado por su condición de refugiados y apátridas. Además, se les efectúa un chequeo médico y se les administran tratamientos que prescriban los pediatras y otros especialistas. Y es que las autoridades públicas sanitarias españolas tienen acuerdos con las asociaciones para tratar con los niños saharauis.

Meniores saharauis de Vacaciones en Paz a su llegada al Aeropuerto de Málaga. / ARTIFARITI Flick

Son tres los pilares básicos de la acogida de niños saharauis: por una parte estos se educan en un ambiente bélico y hostil ya que la inestabilidad de la paz les hace vivir en una eterna guerra con Marruecos; por otra, estos niños han nacido en su mayoría en campamento por lo que no conocen las ciudades, los edificios, la circulación, las plantas, los ríos, el mar, etc. Y por otra parte, la situación sanitaria en los campamentos es muy precaria, es decir, muchos llegan con problemas de salud especiales, debido a enfermedades que en nuestro país se pueden curar fácilmente.

Otra de las cuestiones por lo que los niños de entre 7 y 12 años viaja a nuestro país es porque viven en una zona muy inhóspita donde las temperaturas en tiempo estival alcanzan más de 50º C e incluso hay númerosos sirocos (tormentas de arena). Estas circunstancias obliga en muchas ocasiones ha que no puedan salir de sus jaimas a divertirse con sus amigos, sino que pasan el tiempo bajo mantas humedecidas sin apenas moverse.

Pero para evitar que los niños no sufran estas condiciones, hay, a parte de las familias acogedoras, miles de personas que trabajan de forma voluntaria para llevar a cabo este proyecto. El caso de la comunidad andaluza, se coordina a través FANDAS, la Delegación Saharaui, el Aeropuerto de Málaga y AMAPS.

Durante una semana llegan alrededor de 3.000 niños, en dos vuelos privados diarios, donde los voluntarios se encargan de recibirlos en el aeropuerto, revisar su estado y distribuirlos por provincias, que estas luego los reparten en los diferentes pueblos de Andalucía.

Cada viaje de los niños en la compañía Air Algerie, cuesta alrededor de los 500€, y el coste lo suelen pagar las aéreas de cooperación de las diputaciones y ayuntamientos de nuestra comunidad, no obstante las familias en muchas ocasiones suelen colaborar de manera económica para sufragar estos gastos.
Este proyecto, a ser el más sensible, ha sido el más valorado a nivel nacional, ya que en el año 2008 se le concedió el ‘Premio del Voluntariado Andaluz’, además de diferentes premios de autoridades locales, que reconocieron la labores de miles de familias en todo el país que sacrifican sus veranos para compartirlos con los pequeños embajadores de la causa del pueblo saharaui.