Este martes se confirmó la mayor tragedia de las migraciones en el Mar Mediterráneo cuando al menos 400 migrantes habrían fallecido en el naufragio de una barcaza que iba de Libia a la isla italiana de Lampedusa.
Un total de 1.469 inmigrantes fueron rescatados en las últimas horas mientras intentaban llegar desde Libia a las costas italianas, informó la Guardia costera italiana en una nota. La Marina Militar y la Guardia Costera fueron los encargados de socorrer a las barcazas que llegaron durante todo el día de ayer, en una nueva llegada de migrantes tras varias semanas de tranquilidad.
Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio del Interior relativos a febrero, el número de migrantes desembarcados en las costas italianas aumentó un 43% con respecto a 2014, con un total de 7.882 frente a los 5.506 del mismo período del año anterior.
Si se mantiene ese ritmo de aumento se podría sobrepasar el récord que Italia batió en 2014, cuando llegaron más de 160.000 migrantes, una cifra que multiplicó por cuatro las más de 40.000 personas del año 2013.
En tierra, los centros de acogida en puertos como el italiano de Lampedusa se saturan y no pueden atender a tantas personas, como las que están llegando de los países expoliados.
Ya han pasado tres años desde que comenzara la guerra de Libia, algo que se inició con protestas contra el líder libio Gadafi, pero que tras los proyectos de la OTAN y sus intereses en el país a favor del control de los recursos energéticos se adentró en una respuesta militar que ha dejado un país inmerso en el fracaso.
En occidente los medios contaron como el resultado la victoria de los países de la OTAN, la muerte de Gadafi, y la llegada de la «democracia». Pero nada se asemeja con la realidad de Libia. Los países occidentales siguen controlando las bases petroleras y el país inmerso en una guerra civil, una bomba de relojería que altera la paz del mediterráneo.
A día de hoy las tribus en guerra en Libia han desatado una crisis de desplazados. Ya son más de 400.000 las personas que se han visto obligadas a huir de los enfrentamientos desde mayo, segúnd atos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
SEGÚN CÁLCULOS DEL ORGANISMO, AL MENOS 106.000 DE ESTAS PERSONAS HABÍAN ABANDONADO SUS CASAS EN EL ÚLTIMO MES
Adrian Edwards, portavoz de ACNUR, aseguró que más de la mitad de estos refugiados provienen de Benghazi, en el este del país árabe.
“Está claro que la situación está empeorando en Libia. La dificultad dentro del país es conseguir acceder a estas personas debido a la inseguridad. Así que tenemos una situación de gran sufrimiento y grandes dificultades en conseguir llegar a la gente que necesita ayuda”, dijo Adrian Edwards.
Las localidades de los alrededores están pasando apuros para lidiar con la ola de refugiados y han cerrado escuelas para acoger a algunos de estos recién llegados.
LAS DEMOCRACIAS DE LA OTAN HAN VUELTO A DEMOSTRAR QUE HAN TRAÍDO A LIBIA EL EXPOLIO Y LA POBREZA PARA ENRIQUECER AL NORTE A COSTA DEL SUR
Sin embargo, en torno a 2.500 desplazados de Tawerga que huyeron de Benghazi se han visto forzados a acampar en estacionamientos de auto con solo coberturas de plástico para poder taparse.
La agencia de asistencia humanitaria también advirtió que la lucha ha incrementado la hostilidad hacia 14.000 refugiados sirios que se han quedado estancados en las zonas de conflicto o sin comida.
Su única alternativa es salir de Libia en barco y huir a Europa, aseguró ACNUR. En lo que va de año, han llegado más de 156.000 refugiados a Italia, más del 85% procedente de Libia.
A día de hoy los resultados de la «democracia» prometida por la OTAN no han llegado, el país sigue aumentado la pobreza, los bienes de sus recursos caen en grandes empresas, el país está dividido, desestabilizado… pero lo más sorprendente es que el país, sin apenas gobierno ni parlamento, sigue vendiendo petroleo en el mercado, y sus ciudadanos desplazados y mendigando.
Las democracias de la OTAN han vuelto a demostrar que han traído a Libia el expolio y la pobreza para enriquecer al norte a costa del sur.
El Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (ACNUR) estima que más de 170 personas han muerto en el mar tratando de llegar a Europa en lo que va de 2014, cifra que incluye a aquellos que perdieron la vida en aguas de Grecia, Libia, Italia y en aguas internacionales.
ACNUR lamenta profundamente el creciente número de muertos por accidentes marítimos en el Mar Mediterráneo durante este año, que ya llega a los 170, a medida que aumenta el número de solicitantes de asilo y refugiados que emprenden la travesía en embarcaciones no aptas para la navegación, a menudo poniendo sus vidas en manos de redes de traficantes sin escrúpulos.
Al menos 17 personas perecieron ahogadas después de que un barco se hundiera en aguas internacionales, a unos 160 km al sur de la isla italiana de Lampedusa, y a unos 80 km al noroeste de Trípoli, en Libia. Entre los fallecidos hay doce mujeres, tres niños y dos hombres. Dos buques mercantes de Francia y de la República de Vanuatu, rescataron a 226 personas que posteriormente pasaron una revisión médica por parte de facultativos italianos trasladados por la marina italiana. El buque francés Bourbon Arcadia rescató a 158 personas, mientras que el Kehoe Tide, de Vanuatu, a 68 personas.
La tragedia se suma a una serie de naufragios en las costas de Libia acaecidos en los últimos quince días, y en los que se cree que han muerto 121 personas en tres accidentes que implicaban a embarcaciones distintas. La guardia costera de Libia ha rescatado a 134 personas. Los supervivientes reciben asistencia médica de ACNUR en cooperación con el International Medical Corps y la Guardia Costera libia. ACNUR también ha proporcionado a los supervivientes ropa, mantas y otros artículos de primera necesidad.
De los otros naufragios, uno tuvo lugar junto a las costas de Libia en torno al 6 de mayo, cuando una embarcación con 130 personas a bordo se hundió apenas 30 minutos después de iniciar la travesía, a pocas millas de la costa. Algunos de los 53 pasajeros supervivientes contaron al ACNUR que los traficantes les empujaron a embarcarse y partir a pesar de que el barco tenía daños en la parte central. Setenta y siete (77) personas habrían muerto ahogadas en este incidente, entre ellos cuatro mujeres. Hasta ayer (12 de mayo) la guardia costera había recuperado 44 cuerpos que se cree pertenecen al mismo naufragio; la mayoría de los cadáveres habían sido arrastrados hasta la playa en los últimos días. Las personas que viajaban a bordo procedían de Sudán, Ghana, Malí, Burkina Faso, Nigeria y Senegal.
La semana anterior (2 de mayo) a la guardia costera libia rescató a 80 personas (ciudadanos eritreos, somalíes y etíopes) después de que su embarcación, no apta para la navegación, comenzara a tener filtraciones de agua a unos cinco kilómetros de la costa. Otras cuatro personas se ahogaron en este incidente.
Dos días antes (30 de abril), la guardia costera de Libia encontró los restos de otro naufragio junto a las costas de Trípoli. El único superviviente, que permanece en estado crítico, fue atendido en un hospital gubernamental; los 40 pasajeros restantes (todos de Somalia) perecieron ahogados.
Entre las víctimas y supervivientes de estos naufragios hay también personas que huyen de la violencia o la persecución en sus países de origen. Los riesgos que asumen al emprender estas peligrosas travesías por mar reflejan las limitadas opciones seguras existentes tanto en Libia y como en otros contextos. ACNUR ha puesto en marcha una campaña de información en colaboración con la guardia costera de Libia, las organizaciones no gubernamentales, las agencias socias de la ONU y los solicitantes de asilo con el objetivo de informar a la gente sobre los riesgos reales que implican los viajes por mar.
ACNUR acoge con satisfacción las operaciones de rescate de las autoridades italianas y libias y la cooperación de las embarcaciones privadas, sin las cuales el número de muertos habría sido, sin duda más alto, pero pide que se siga reforzando las operaciones de búsqueda y rescate, especialmente en aguas que registran un elevado número de incidentes.
ACNUR también insta a los gobiernos de todo el mundo para que ofrezcan alternativas legales a las peligrosas travesías por mar, asegurando que personas desesperadas que necesitan refugio puedan buscar y encontrar protección y asilo. Estas alternativas podrían incluir el reasentamiento, la admisión humanitaria y la facilitación del acceso a la reunificación familiar. También se pide a los gobiernos que eviten medidas punitivas o disuasorias como la detención de personas que buscan seguridad.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, participará esta semana en dos conferencias internacionales de relevancia para la paz y estabilidad en Oriente Próximo y el Magreb.
La primera de ellas, que tendrá lugar el miércoles 5 de marzo en París, es una reunión del Grupo Internacional de Apoyo al Líbano, creado en la última la Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre de 2013.
El jueves 6 tendrá lugar en Roma la segunda conferencia internacional de apoyo a Libia, en la que se analizará el desarrollo de la transición política en curso en ese país.
Esta reunión sigue a la que se celebró en febrero del año pasado en París, que estuvo especialmente centrada en la seguridad en Libia. En la reunión del jueves participará una treintena de países y varias organizaciones internacionales que analizarán los graves desafíos políticos que tienen que superar las instituciones libias.
España, desde el inicio de la revolución que depuso a Gadafi, ha apoyado una Libia unida, estable y democrática que responda a las demandas legítimas de los libios. Solucionar los problemas políticos, y también los de seguridad, que tiene Libia es un requisito esencial para la paz y estabilidad regionales.
Estas dos conferencias serán oportunidades para que la comunidad internacional reitere su apoyo a dos países árabes que siguen enfrentándose a las consecuencias del brusco cambio político que se inició con la revolución de Túnez, en diciembre de 2010, y que ha tenido enormes repercusiones regionales e internacionales.
Además, la estabilidad del país magrebí permite a las autoridades europeas evitar el flujo de migrantes que usan la vía de Libia para llegar a las costas italianas, poniendo en peligro sus vidas, como el naufragio de una embarcación cerca de Lampedusa.
La protesta contra la presencia de milicias armadas celebrada ayer en Trípoli se saldó con 32 muertos y 391 heridos, lo que vuelven a mostrar una Libia frágil y enfrentada.
Casi dos millones de kilómetros cuadrados, de la mayoría es dueño el Sahara, y casi siete millones de habitantes. En datos ésta es Libia, un país del Magreb que vive tras la revolución y la caída de un régimen la inestabilidad económica y en seguridad que no permite desarrollar los objetivos de la Primavera Árabe.
Gadafi consiguió estabilizar a un país tribal, pero su agonía acabo con el monopolio. Los libios se unieron en facciones que consiguieron derrocarlo, pero su poder no ha sido saciado. Hasta la fecha, Libia no ha conseguido establecer la seguridad y formar a policías y cuerpos de seguridad del Estado.
Las consecuencias son los reiterados atentados, enfrentamientos y hasta secuestros. El propio primer ministro, Alí Zidan, lo ha vivido en sus carnes. Por ello este dirigente ha pedido a la OTAN asesoramiento en materia de defensa para evitar que se repitan casos como el asesinato del embajador estadounidense.
La organización internacional ha respondido positivamente y va a enviar al país un grupo de asesores que permita establecer el control en seguridad. Hay que recordar que la ONU tiene desplegada una fuerza de paz en el país que tampoco logra estabilizarlo.
Los países de la OTAN han mostrado convencidos de que un asesoramiento en defensa “contribuirá a la estabilidad en el área mediterránea”, y confía en la continuación y profundización de relaciones de partenariado con Libia, con la perspectiva de su posible futura incorporación al Diálogo Mediterráneo de la OTAN.
Esta inseguridad no solo obliga a los propios libios a vivir en situación de alarma constante, sino que repercute en el contrabando, el tráfico de drogas y armas, y hasta de seres humanos. El ejemplo son los últimos naufragios de refugiados subsaharianos en las costas de Lampedusa. Libia es hoy herida abierta a la inmigración que aprovecha para sangrar hacia Europa, aunque a veces un triste final.
El Estado del bienestar también se ha visto afectado, y los servicios públicos funcionan bajo mínimos.
El gran beneficiado es el vecino Túnez, donde miles de litros de petróleo de contrabando se compran a la mitad de precio, incluso frutas y otros víveres. Pero el paso fronterizo entre los dos países magrebíes es también un peligroso coladero para la seguridad nacional de Túnez, la cual ha intensificado la presencia en la zona.
Libia quiere recuperar los beneficios económicos y que eso repercuta sobre la población que se veía beneficiada, en parte, de los recursos energéticos que tiene el país. Sin embargo, la población ha sufrido en las últimas décadas una fuerte propaganda antioccidental por lo que la presencia de estos supone, todavía, una incomodidad. Y aunque son conscientes de que la intervención extranjera les trajo la victoria, muchos lo siguen viendo con indiferencia.
Pero hasta el momento no es algo que preocupe a las grandes petroleras inglesas, francés, estadounidenses o incluso españolas. Estas siguen explorando en el rico territorio libio en busca de explotar petróleo y gas de buena calidad.
La española Repsol halló hace unos días un importante pozo de crudo de primera calidad en la zona de Murzuq, que pretende explotar. Libia por su parte se muestra satisfecha de estos logros que permiten crear puestos de trabajo y extraer los recursos que generan beneficios al estado.
Con Gadafi, la mayoría de los libios eran funcionarios y tenían sueldos que rondaban los casi 1.500 euros. El resto de tareas eran efectuadas por migrantes de Asia o África Subsahariana.
Actualmente el comercio se ha visto mermado, aunque las grandes empresas libias funcionan con casi normalidad. Los libios han vuelto al bazar a vender, pero el contrabando es el gran amigo del negocio y un comprador como la población tunecina beneficia a ello.
Un Estado que no mantiene la seguridad, no genera riqueza. Y un estado tribal que no controla sus tribus, como hizo Gadafi, puede desembocar en una terrible inestabilidad que beneficia a las mafias y terroristas que aprovechan las brechas para circular libremente.
Libia es rica, grande y con pocos habitantes. Establecer un Estado del bienestar no debería ser complicado, sin embargo los poderosos líder tribales siguen controlando sus áreas en contra del Estado centralista que pretenden implantar las democracias occidentales.
Hoy 20 de junio es el día mundial del refugiado y según el informe del Alto Comisionado de las naciones Unidas (ACNUR), muestra que a finales de 2012 más de 45,2 millones de personas estaban en situación de desplazamiento en comparación con 42,5 millones a finales de 2011.
Esto incluye 15,4 millones de refugiados, 937.000 solicitantes de asilo, y 28,8 millones de personas obligadas a huir dentro de las fronteras de sus propios países. El informe no incluye el aumento de quienes se ven obligados a abandonar sus hogares en Siria durante el año en curso.
Pero, ¿Qué es un Refugiado? «Una persona que, debido a un miedo fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía de un grupo social o de opinión política en particular, se encuentra fuera de su país de nacimiento y es incapaz, o, debido a tal miedo, no está dispuesto a servirse de la protección de aquel país; o de quien, por no tener nacionalidad y estar fuera del país de su antigua residencia habitual como resultado de tales eventos, es incapaz, debido a tal miedo, de estar dispuesto a volver a éste..» según la convención de Ginebra que fue aprobada durante una conferencia especial de las Naciones Unidas el 28 de julio de 1951.
Shousha y Tinduf son los únicos campamentos en la región
En el Magreb solo hay vigentes dos campamentos de refugiados, el de Shousha en la frontera entre Libia y Túnez, que cerrará el próximo 30 de junio; y el de Tinduf (Argelia) entre la frontera del Sahara Occidental y Mauritania.
Este último es el más longevo del mundo, ya que los refugiados saharauis llevan asentados en la hamada argelina desde el año 1975, y su situación humanitaria, hoy más crítica, no parece mejorar ante la falta de acuerdo entre las partes y la comunidad internacional que han dejado el conflicto en stand by.
No obstante, se dan situaciones difíciles en el norte de áfrica que también tienen que ver con los refugiados, y son los migrantes y solicitantes de asilo que en muchas ocasiones suelen de huir de situaciones de riegos y son expulsados sin analizar sus circunstancias personales.
El migrantes y los refugiados son personas vulnerables cuyos derechos son violados casi diario, en el Magreb la situación no cambia, a pesar de ser una región con presencia activa de la Unión Europea, que recordemos está galardonada con el Nobel de la Paz.