Grecia

Moria, 9.000 personas

Una delegación internacional de activistas de Grecia, Italia, España y Croacia hemos visitado la isla de Lesbos durante los días 23-29 de mayo en el marco de TROS – “The Route of Solidarity”, un proyecto europeo que vincula diferentes iniciativas ciudadanas de inclusión a personas migrantes y refugiadas. En la isla observamos la situación de las miles de personas refugiadas y migrantes atrapadas como consecuencia del tratado de la UE con Turquía (#Tratado de la VergÜEnza). En la actualidad, alrededor de 9.000 personas se encuentran atrapadas, la mayoría de ellas malviviendo en el Hotspot de “Moria”. En un kilómetro cuadrado se encuentran hacinadas aproximadamente unas 7.000 personas con acceso limitado a suministros vitales como agua y comida, así como con condiciones higiénicas muy precarias y un acceso a atención sanitaria limitado.

Una gran parte de las personas residentes de Moria viven en tiendas de campañas fabricadas con carpas y están obligadas a hacer colas durante horas para acceder a un reparto de agua o comida que a veces no llega para todas. El escaso espacio disponible y las duras condiciones de vida causan estrés, tensión y problemas de convivencia. El invierno de 2017 en Moria ha llegado a matar personas de frío, y la experiencia de permanecer en el Hotspot durante años han causado problemas psiquiátricos graves en algunos residentes, teniendo el hotspot una tasa de suicidios preocupantemente alta.

Las personas refugiadas permanecen en esta situación a la espera continua de una resolución administrativa para poder salir de la isla. Muchas de ellas siendo familias, esperando reunirse con sus familiares en otros países miembros de la Unión Europea.

Dentro del campamento de Moria – vallado con concertinas- se encuentra un centro de detención. En esta “cárcel dentro de la cárcel”, como lo expresa un residente del campo, se priva de libertad a solicitantes de asilo y familias con el fin de deportarlos a Turquía.

Especial preocupación ha causado la situación de los miles de niñas y niños que se encuentran en Moria y en los campamentos de toda la isla, dado que casi la mitad de la población de demandantes de protección internacional en la isla son menores. A éstos se les niega la protección, la educación y la integración a la que cada menor tiene derecho, según establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por la UE y todos sus Estados miembros.

La situación permanente de emergencia humanitaria en la isla afecta a la población local. La población de Lesbos asiste a una situación de emergencia que se ha tornado en permanente, sin respuestas útiles ni por parte de las autoridades griegas ni las europeas.

La Unión Europea, mientras tanto, en vez de unir fuerzas en la acogida de personas refugiadas y respetar los objetivos establecidos en el reasentamiento en otros países miembros, mantiene el #Tratado de la VergÜEnza con Turquía. Éste implica que todas las personas que han llegado a las islas griegas después de marzo 2016 deben ser devueltas a Turquía. La consecuencia directa de este tratado es que el número de personas atrapadas en la isla en una situación desesperante sigue aumentando.

La situación en Lesbos supone una vulneración masiva y flagrante de los derechos humanos en territorio de la Unión Europea. Las políticas ejecutivas que permiten esta situación atentan contra los principios de la carta europea de los DDHH e incumplen la directiva 2013/33/UE del Parlamento Europeo y el Consejo del 26/6/2013 por la que se aprueban normas para la acogida de solicitantes de protección internacional.

Europa

Calais, un desalojo sin derecho para los menores refugiados

Un menor refugiado durante el desmantelamiento del campamento de Calais. Foto: UNICEF/Laurence Geai
Un menor refugiado durante el desmantelamiento del campamento de Calais. Foto: UNICEF/Laurence Geai

El pasado 24 de octubre Francia dio la orden de cerrar el campo de refugiados de Calais, tras varios días de operativo de salida el campo acabó ardiendo y con varios centenares de menores no acompañados sin futuro, ahora las Naciones Unidas denuncian que los Gobiernos de Francia y el Reino Unido han violado los derechos de los menores del campamento de refugiados de Calais según el Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño.

El Comité, encargado de vigilar el cumplimiento de ese instrumento internacional por parte de los Estados que lo han ratificado, aseveró que la manera en que las autoridades de esos países han gestionado la situación de los niños no acompañados de cara al cierre del campamento deja ver que se ignoró completamente el bienestar e intereses de ese colectivo.

“Los eventos han mostrado con claridad que las consideraciones políticas y de otro tipo estuvieron por encima de las promesas que habían hecho ambos Gobiernos en el sentido de que los niños no acompañados serían su prioridad”, apuntó el Comité en un comunicado.

Los expertos del grupo indicaron que los desacuerdos entre Francia y el Reino Unido en cuanto a cuál de los dos países se haría responsable de la mayor parte de los menores de Calais generó violaciones graves de las garantías fundamentales de esos niños.

En ese contexto, urgieron a ambos Gobiernos a proveer protección, servicios y asistencia y a respetar los derechos de los niños y adolescentes que fueron forzados a albergarse en contenedores viejos o a dormir a la intemperie mientras era demolido el campamento.

El Comité se refirió al anuncio de las autoridades francesas de que reubicaría a los niños en más de 400 centros de acogida provisional en los que se estudiarían los casos individuales para decidir su futuro y llamaron a que este proceso sea expedito y adecuado para evitar daños irreversibles en los menores.

En el campamento de Calais vivían unos 1.500 menores no acompañados, en su mayoría provenientes de Eritrea, Sudán y Afganistán. Los expertos añadieron que lo ocurrido en Calais no es un acontecimiento aislado sino una evidencia más de las fallas de un sistema migratorio basado en políticas diseñadas e implementadas sin tomar en cuenta los derechos de los niños.

Europa

Francia bloquea el acceso a refugiados a un campo…

El pasado jueves 7 de julio, seis hombres afganos vieron cómo se les negaba el acceso al campo de refugiados de Grande-Shynthe, en Francia, un lugar que fue construido por Médicos Sin Fronteras (MSF) en marzo de 2016 con el objetivo de ofrecer alojamiento seguro y servicios básicos a los refugiados.

El Ayuntamiento de la ciudad, que gestiona el emplazamiento conjuntamente con el Gobierno de Francia y con la organización que se hace cargo del campamento, AFEJI, afirma que a partir de ahora todos aquellos hombres que viajen solos no podrán acceder a su interior. Esta decisión es una muestra más de la creciente presión que las autoridades del norte de Francia están ejerciendo sobre los refugiados.

“El 80% de quienes viven en el campo son hombres que viajan solos”, explica Frank Esnée, coordinador general de MSF para los proyectos en el norte de Francia. “Al negarles el acceso al campo, las autoridades encargadas de su funcionamiento están negando la finalidad misma de este lugar, que no es otra que la de ofrecer a los migrantes y refugiados unas condiciones de vida dignas, independiente de quiénes sean y de si viajan solos o en compañía de sus familias”.

Esta no es la primera vez que se deniega la entrada al campo a los refugiados que intentan acceder a él. Sólo entre los días del 22 de junio y 2 de julio, MSF ha documentado otros 34 casos en los que se ha denegado el acceso a los refugiados y migrantes; no sólo a hombres no acompañados, sino también a tres menores, a un hombre que tenía una discapacidad y a una mujer embarazada. Estos migrantes y refugiados fueron abandonados a su suerte por la organización que está a cargo del campo, AFEJI, a pesar de que había suficiente espacio libre para acomodarles a todos. Además, los funcionarios del campo publicaron una carta donde amenazaban con desalojar a los migrantes y refugiados si se quedaban demasiado tiempo. “Este tipo de actuaciones van en contra de los principios con los que se fundó este lugar, construido hace ahora cuatro meses por MSF en colaboración con el Alcalde de Grande-Synthe”, afirma Esnée.

MSF pide al Gobierno francés que revoque esta decisión y que instaure una verdadera política de asistencia a los migrantes y refugiados en el norte de Francia. MSF subraya la importancia de que este campo permanezca abierto a todos aquellos que buscan un lugar seguro y en el que estar a salvo. No puede haber ningún tipo de restricciones cuando la capacidad total del campo aún no se ha alcanzado.

Restringir la entrada al campo tendrá consecuencias desastrosas sobre los migrantes y refugiados que necesiten asistencia. MSF, junto a los numerosos voluntarios y organizaciones que trabajan en Grande-Synthe, tiene el firme compromiso de demostrar que se pueden aplicar políticas alternativas a las que están poniendo en marcha las autoridades francesas y que se puede recibir y dar la bienvenida a los refugiados de una manera digna.