Se busca Presidente
Hace un mes que el presidente argelino, Abdelazizi Bouteflika, abandonó su país tras un “accidente cardiovascular” que le obligó a ser tratado en el hospital militar parisino de Val de Graee, uno de los más reconocidos y con mayor trayectoria internacional.
Pero desde ese intenso 24 de abril apenas se sabe nada de Bouteflika, incluso el régimen censuró a dos diarios argelinos que iban a mostrar un parte médico donde se informaba que el Presidente se encontraba en coma.
No obstante, desde el ejecutivo argelino se ha informado que la salud del Presidente estaba mejorando e incluso un diario francés informó que este había abandonado el hospital y se encontraba en un Hotel de la capital francesa recuperándose.
Lo cierto es que los rumores pesan más que la información oficial de un Gobierno que no se caracteriza por informar verazmente de los sucesos del país, esto esta conllevando a un clima de incertidumbre que se materializa en los medios de comunicación independientes que siguen en busca de información sobre la salud de Bouteflika.
Pero lo más llamativo de este suceso es que otra vez se vuelve a abrir el debate de la sucesión del poder en Argelia, y hay que recordar que este país es el más rico del Magreb sin embargo su población vive aún de los ingresos de la diáspora francesa, factor económico que plantea diariamente que el dinero obtenido por los recursos de los argelinos se defrauda en algún bolsillo poderoso y no sobre sus ciudadanos.
Además del factor económico hay que añadir la continua amenaza terrorista que vive el país con grandes líderes salafistas, ahora anexionados en Al Qaeda en el Magreb Islámico, que el Presidente argelino ha conseguido frenar pero no eliminar en estos años de liderazgo.
Argelia lleva un mes sin información de Bouteflika que está enfermo en un hospital de París
Esta es uno de las grandes victorias del Presidente Argelino, aparte de ser una de las caras visibles de la independencia argelina. Bouteflika es en su mayoría aclamado por el pueblo que lo ve como el salvador del colonialismo, pero su régimen es causa de la descolonización y Argelia no ha sufrido el cambio sustancial que han vivido sus vecinos.
Bouteflika ha sorteado la Primavera Árabe a través de disuadir las manifestaciones y con algunas reformas que le han vuelto a dar la victoria a un Gobierno postcolonial anclado en ese mensaje que no beneficia el reformismo de un país prospero y formado que sigue obligado a la inmigración a causa de políticas incompetentes y el secretismos.
El panorama se pone tibio para un país encabezado por un líder viejo y enfermo que no tiene cabeza visible para una transición ni delfín popular, y es que el tiempo del post colonialismo ha terminado para Argelia, pero es su pueblo quién debe dar las pautas para esta nueva época.