El ancho Estrecho
Apenas llevaba horas en mi nuevo viaje al norte de África y los asuntos migratorios volvían a mi agenda. Eran las 13:00 del día 22, subía al barco Alborán de la compañía Transmediterranea que me transportaría a Ceuta. Controles rutinarios y embarque con su correspondiente retraso mediterráneo, en el barco todos se acomodaban pero cada vez se intensificaban la presencia de agentes de la Policía Nacional vestidos de paisanos con chalecos identitarios.
En Proa había un vestíbulo cubierto con cortinas, mi sorpresa fue ver a muchos más policías. Estos escoltando a unos 20 “presos”, ya que iban esposados. Se trataban de ciudadanos de origen subsaharianos y magrebíes, sobre todo argelinos. Muchos me llamaban para hablar conmigo, lógicamente la policía lo evitaba. En el baño del barco un agente respondía a mi pregunta sobre su destino, “Estos van fuera” comentaba, y es que habían sido localizados en la península y eran trasladados a Ceuta en un autobús. Este tipo de actuaciones son carísimas y no suponen una reducción del flujo migratorio, en 2012 el estado español se gastó 25 millones para repatriaciones forzosas según datos de la APDHA.
Al ver la estampa pensé que volvería a vivir lo que ocurrió en octubre de 2012 en Melilla, sin embargo nada era igual. Muchas menos migraciones, y los alrededores de la ciudad de Ceuta no se veían ciudadanos esperando saltar la valla o arribar a la ciudad autónoma. En el Tarajal los ciudadanos pasaban sin problemas, salvo los burocráticos. Al salir se mostraba la cara más turística de Marruecos. Muy distinto a la caótica Beni Enzar en Nador.
Al día siguiente, en la ciudad de Cádiz se presentaba el informe que meses llevaba esperando, el nuevo informe sobre migraciones en la frontera sur, uno de los más relevantes. Allí se confirmaba lo evidente, en 2012 se habían duplicado los migrantes que han lograban entrar en Melilla (2105 este año frente a los 1039 el año pasado) al tiempo que disminuían las entradas a la ciudad de Ceuta (756 este año frente a los 1258 el año pasado).
El mediterráneo se cobró más de 200 vidas en 2012 con el simple reto de llegar a Europa
Estos cambios se debían a dos situaciones, por un lado Melilla está mucho más cerca de la frontera con Argelia (País más rico del Magreb), y es de allí de donde proceden en los últimos años los flujos migratorios, y no solo subsaharianos sino de Argelia, que ya representan el 20% de la inmigración ilegal hacia España. Por otro lado, la cercanía de la ciudad de Oujda con Melilla también es un factor a tomar en cuenta, y es que Marruecos y Argelia verten a los migrantes en esta ciudad donde los abandona a su suerte y entran en tierra de nadie en un “marrón” que ni las autoridades argelinas y marroquíes responden.
En el caso de Ceuta, el blindaje del paso del Tarajal por parte de Marruecos, que el año pasado contempló a centenares de inmigrantes subsaharianos entrar a nado en Ceuta, es uno de los motivos. Sin embargo, la recuperación económica del norte de Marruecos y la afluencia de turistas han hecho de esta zona de unas las más ricas del país, y es que la cultura Andalusí atrae a centeneras de personas, incluso estas ciudades sufren fuertes migraciones de ciudadanos del sur de Marruecos que buscan oportunidades en el norte.
Lo cierto es que los esfuerzos que gastan las autoridades de la UE para frenar las migraciones son altísimos y no suponen una reducción notoria ya que las personas migran desde siempre, y es una técnica natural de mundo contemporáneo, por lo que combatir suponen peores riesgos, tal es el caso que el mediterráneo se cobró más de 200 vidas en 2012 con el simple reto de llegar a Europa, muertes con sello de la Premio Nobel de la Paz.