Aicha, el motor de la patera

Aicha, el motor de la patera

Salvamento Marítimo español rescató hace unas semana a 47 migrantes de origen subsahariano de las costas de Andalucía, entre ellos 36 varones, diez mujeres y un bebe. Los migrantes cruzaban el estrecho de Gibraltar superando las malas condiciones climáticas (Viento y Frío), pero entre la muchedumbre de una embarcación semirrigida se encontraba la sonrisa más profunda de El Chad.

Aicha, una menor de dos años que junto a su madre, una chadiana que se enamoró en Marruecos, llegó con síntomas de hipotermia tras atravesar el estrecho de Gibraltar. Tras ser recuperada por los voluntarios de Cruz Roja su sonrisa volvía a resplandecer tras 9 horas en altamar y es que no sabía donde estaba, pero comprendía la dificultad del acto en los ojos agotados de su madre así como en sus movimientos tras pasar horas en la misma posición.

Su alegría, y su futuro, fueron primordiales para los tripulantes de esta embarcación que arropados a su esperanza se convirtió en el motor de una patera donde el remo era su principal herramienta.

Los migrantes que comprenden a numerosas nacionalidades entre ellas, Camerún, Gambia, República Centro Africana o Malí señalaron a este corresponsal que partieron desde el norte de Marruecos a media noche y fueron rescatados tras pasar toda la noche navegando con remos a manos entre el Estrecho.

A su llegada fueron atendido por los voluntarios de Cruz Roja que los trasladaron a su sede donde fueron atendidos y donde posteriormente entregados a los cuerpos policiales que custodian la sede para ser puesto a disposición de los Centros de Internamiento de Extranjeros españoles. La mayoría ha llegado en buen estado de salud pese al largo viaje que se saldó con su rescate tras el aviso de una activista española de un organismo independiente que estaba en contacto con los migrantes.

 

Hay que destacar que gran parte de ellos no había solicitado visado porque según dicen «los pobres están vetados en Europa», otros si lo había solicitado ya que tenían familiares en Europa, pero la política fronteriza no le permitió la vía regular.

Sergio Rodrigo

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