Lampedusa, salvavidas del Mediterráneo
Entre África y Europa, Lampedusa se ha convertido en los 20 kilómetros cuadrados más ansiados por las personas que cruzan el Mediterráneo, su posición cercana, sobre las 50 millas de África, la convierten en el flotador de la ruta migratoria más peligrosa del mundo.
Sus ciudadanos viven de la pesca y algo de turismo, pero sus aguas están bañadas de historias. No es difícil en los últimos años que los pescadores encuentren salvavidas o partes de embarcaciones naufragadas, e incluso la gran mayoría han encontrado cuerpos.
Vicenco es capitán de barco, y ha encontrado a centenares de migrantes en el mar, sin embargo nunca pueden hacer nada ya que el Gobierno italiano se lo impide. “Nosotros llamamos a la Capitanearía, a las autoridades y ellos intervienen para salvarlo, a veces les escoltamos si están en peligro hasta que puedan ponerlos a salvarlo”. Lo cierto es que desde los últimos 20 años esta isla se encuentra sola ante los flujos migratorios pese a contar con el Centro de Acogida Temporal de Migrantes del Mediterráneo.
Su alcaldesa Giuseppina Nicolini cree que desde la visita del Papa Francisco se siente meno solos, «la red de acogida en el resto de país no existe” relata la portavoz de un pueblo de 5.000 habitantes quién además destaca que en Lampedusa se vive en “un estado de emergencia esencial”. Según Nicolini ese estado se debe a que “el centro de acogida está sobrecargado o cuando tenemos que acoger a los muertos. En este caso, «la gente está muy cansada. Hay un sentimiento profundo de cansancio y de rabia porque estamos frente a una injusticia que se repite siempre de la misma manera».
Los migrantes de Lampedusa apenas pasan varias semanas en la isla, tras ser rescatados, luego son enviados a centro como el de Mineo (Sicilia), sin embargo sus ciudadanos quieren buscar una solución humanitaria a los muertos del Mediterráneo, un drama que pesa sobre esta isla a 100 kilómetros de África.