Newman, hijo del Mediterráneo

Newman, recién nacido a bordo del Aquarius. Alva White/MSF
Newman, recién nacido a bordo del Aquarius. Alva White/MSF

Apenas 24 horas antes de nacer, sus padres y sus hermanos mayores, Victory (7 años) y Rollres (5 años), fueron rescatados de una balsa de goma donde viajaban hacinados junto a decenas de personas. Cuando nació el bebé, el Aquarius llevaba a bordo 392 personas procedentes de dos lanchas neumáticas rescatadas ayer y de una transferencia de rescatados por parte de otro buque. 155 eran menores de edad, 141 de ellos viajaban solos, sin padre ni familiar alguno. Entre los menores rescatados hay 11 niños menores de 5 años y 4 niños menores de un año.

“Fue muy estresante y duro pasar todo ese tiempo en ese bote de goma. Iba sentada en el suelo de la embarcación junto con otras mujeres y niños. El pánico me hizo romper aguas. Podía sentir el movimiento del bebé; bajaba y subía una y otra vez. Llevaba tres días con contracciones”, explica Faith, la mamá del pequeño.

Jonquil Nicholl, matrona de MSF, asistió el parto: “Ha sido un alumbramiento muy normal en unas condiciones peligrosamente anormales. Me horroriza la idea de pensar qué hubiese ocurrido si el bebé hubiera llegado 24 horas antes; en ese bote de goma inestable, repleto de gasolina en la parte inferior donde iba sentada la madre, hacinado y sin espacio para moverse, a merced del mar. 48 horas antes, todos esperaban en una playa de Libia sin saber qué iba a ser de ellos. ¿Cómo pueden seguir pasando cosas como esta en 2016? Estas familias, esta población vulnerable, estas mujeres embarazadas, estos niños tan pequeños y esos bebés no nacidos que se ven obligados a arriesgar sus vidas en el Mediterráneo cuando deberían estar recibiendo asistencia y protección”.

Desde la reanudación de las operaciones de rescate el 21 de abril, los equipos de MSF a bordo del Dignity, el Bourbon Argos y el Aquarius (este último en colaboración con SOS Méditerranée) han rescatado a 12.003 personas en 89 operaciones de salvamento diferentes.

New arrival on Aquarius

Papeles mojados tras la huida de Sudán

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A las puertas de la sede de la Cruz Roja de Tarifa un grupo de fotografías y documentos familiares se secan. Es la única prueba de una pareja de sudaneses para demostrar su afiliación matrimonial y el fruto de su amor, Eline.

En la madrugada del 19 de agosto Mai y su familia se aferraron a los fondos de una balsa de juguete junto a otros 9 camaradas. A remo cruzaron las 7 millas que separa al continente africano del europeo en el Estrecho de Gibraltar. El tiempo era tan bueno que llegaron hasta 3 millas de la Isla de la Paloma en Tarifa, donde fueron rescatados.

No dejan de acariciar sus manos, acaban de sortear la ruta más peligrosa del mundo tras pasar años en Libia donde no pudieron embarcar en el Mediterráneo central. De Sudán llegaron a Egipto y cruzaron a la Libia del terror, la que sortearon para hacer Argelia y Marruecos, aquí no lograron su protección y emprendieron el viaje a Europa.

“En mi país la situación es muy loca” asevera a este corresponsal mientras sostiene en sus hombros a la pequeña Eline, su hija de 3 años con la que huyó. “En Sudán la gente se matan los unos a los otros, es lo más parecido a Siria que hay en África”, insiste este migrante sudanés. Repite lo de Siria una y otra vez, y es que hasta el sabe las dificultades para pedir asilo a los solicitantes que llegan de África, y la realidad lo encierra en los autobuses de la Guardia Civil.

Esta familia dividida huye del terror olvidado de un conflicto estancado en el África negra. El país más joven del mundo está anclado en una guerra civil marcada por débiles acuerdos de paz y la ausencia de ayuda humanitaria a los refugiados que sobreviven en los campamentos.

Pero mientras miles de personas siguen huyendo del horror, principalmente por el mediterráneo central,  en España el protocolo sigue dividiendo a familias como la Mai, el está en un Centro de Internamiento de Extranjeros a la espera de una resolución, su esposa e hija esperan junto a Cruz Roja emprender el fin de su viaje al norte de Europa. Es la primera vez los que dividen, sus papeles ya secos no sortean las estrictas normativas migratorias de España.

Familias desplazadas en Sortoni, en Darfur del Norte. Foto: UNAMID
Familias desplazadas en Sortoni, en Darfur del Norte. Foto: UNAMID

Detenido el patrón de una patera al llevar a…

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Agentes de la Policía Nacional han detenido en Málaga, a un hombre -de nacionalidad marroquí y 50 años de edad- como presunto autor de un delito de “favorecimiento de la inmigración ilegal” después de que fuera identificado en una patera rescatada en alta mar con 26 personas a bordo. El arrestado fue identificado como la persona responsable de dirigir la embarcación desde su salida de Marruecos hasta España. Según las pesquisas, cada ocupante había pagado unos mil euros por el viaje.

Las investigaciones, iniciadas meses atrás, concluyeron el pasado día uno a raíz del rescate de una patera que intentaba entrar de forma irregular en España con 26 ciudadanos marroquíes. El bote había salido de la costa noroeste de Marruecos, próxima a la localidad de Nador, con la finalidad de alcanzar las costas españolas.

Tras numerosas pesquisas, los investigadores constataron que entre las personas rescatadas se encontraba un hombre que se había ocupado de los sistemas de navegación y orientación de la patera desde que salió de Marruecos hasta el momento en que fue interceptada. Así mismo, los agentes averiguaron que el investigado pertenecía a una red criminal integrada por ciudadanos marroquíes que captaron a compatriotas suyos interesados en ir a Europa. Los interesados, tras pagar en torno a los 1.000 euros a la red, fueron embarcados en un bote neumático que no reunía las condiciones mínimas de seguridad y que puso en peligro sus vidas.

El detenido fue puesto a disposición de la autoridad judicial que ordenó su ingreso en prisión.

Más de 4.500 niños saharauis pasaran el verano junto…

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El Consejo de Ministros ha aprobado las instrucciones necesarias por las que se determina el procedimiento para autorizar la residencia temporal de los menores y la estancia de los monitores de origen saharaui que se desplacen a España en el marco del Programa «Vacaciones en Paz 2016».

Este programa solidario permite a familias españolas acoger, de manera temporal, a menores procedentes de los campamentos de refugiados saharauis situados en la provincia de Tinduf, y da la oportunidad a miles de niños de disfrutar durante el verano de unas vacaciones en España y, luego, regresar a sus lugares de procedencia.

Para 2016 está prevista la llegada de 4.570 menores, acompañados de 205 monitores, que serán acogidos en nuestro país durante dos meses.

El programa, que funciona como tal desde mediados de los años 90, es gestionado por las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui en colaboración con la Delegación Nacional Saharaui y las delegaciones saharauis en las distintas Comunidades Autónomas.

Los pasos de Kasem, el refugiado que temía al…

Kasem pasa el control de pasaportes del Puerto de Málaga. / Miguel Pachón
Kasem pasa el control de pasaportes del Puerto de Málaga. / Miguel Pachón

Hace tres años que Kasem inició su huida de Siria, junto a su mujer e hijo Jumma, iniciaron una travesía por seis países y casi 10.000 kilómetros para evitar el temido mar, la peligrosa ruta del Mediterráneo donde miles de refugiados de Siria han optado ante el cierre de fronteras de la Unión Europea.

Su primera parada fue Líbano, allí comenzó su travesía. Tomo un vuelo hasta Mauritania, junto a su mujer e hijo. En Nuakchot (Mauritania) conocieron a varias personas que lo llevaron a Tumbuctu (Malí), epicentro de la ruta migratoria del África Subsahariana, ellos eran los únicos sirios. Junto a otros migrantes cruzó el desierto del Sahara en Argelia para llegar a Orán. Allí volvió a ver su temido Mediterráneo, ese mar que obvió pese a que se replanteó ir Egipto o Libia para cruzarlo.

No quería cruzar el mar, prefería una vía segura, pero solo encontró las áridas tierras del continente africano. Siguiendo el ejemplo de otros sirios cruzó a Nador (Marruecos), allí gastó los pocos euros que le quedaban para cruzar a Melilla y solicitar asilo en la oficina de ACNUR de la frontera de Beni Enzar. “El viaje no fue fácil”, señala Kasem quién añade que decidió huir ante “la inseguridad en Siria, los continuos bombardeos y la guerra”. Insiste en que lo dejó todo para empezar de nuevo en Europa junto a su familia.

En Melilla ha pasado varios meses en el CETI, su hijo ya ha aprendido algo de español. Son futboleros empedernidos y se pierden por Messi. “Quiero ir hasta Barcelona, Jumma adora al equipo de fútbol” relata sonriente Kasem en el Puerto de Málaga. Acaba de pisar tierra del continente europeo tras tres años de un viaje incierto que ahora se plantea más difícil.

“Huimos de la inseguridad en Siria, los continuos bombardeos y la guerra”

Kasem ha llegado junto a otros 53 refugiados desde Melilla a la península, el Gobierno español les ofrece un asilo de unos seis meses con una bonificación insuficiente para afrontar los gastos de integración. La mayoría renuncia y continúan su viaje hacia el norte de Europa.

Junto a Jumma, hijo de Kasem, está Hamsa. Tiene cinco años y también ha pasado varios meses viviendo en el CETI de Melilla. Como su amigo, huye de la guerra en Siria, y aunque lo que más le ha gustado de la ciudad autónoma ha sido la “madrassa” (escuela), añora su escuela Hama, “era más bonito mi colegio en Siria”.

La mayoría de niños que huyen de Siria, como la mayoría de vidas que se quedaron en el mar que tanto teme Kasem, como los que siguen retenidos en las fronteras de Europa o refugiados en países colindantes con apenas el 40% de los recursos, como esos números que vemos en los medios, no cesaran su llegada, no cesaran su intento, el miedo al mar les hará llegar, pero la desesperación los volverá a tirar al mediterráneo. El Egeo está cerrado, pero el central vuelve a pleno apogeo. Más de 15.000 personas cruzaron la última semana, más de 3000 ya han perdido la vida.

España interna en el CIE a un solicitante de…

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El juez de instrucción número 8 de la Audiencia Provincial de Málaga ha encarcelado en el Centro de Internamiento de Extranjero de Tarifa a un joven de 33 años originario de Costa de Marfil que solicitó asilo en la Comisaría Provincial de Málaga tras llegar en patera, según ha podido conocer EntreFronteras.com

El joven de Costa de Marfil arribó a las costas de España en una balsa de plástico con 53 personas que fue trasladada al puerto de Málaga el pasado día 19, donde se produjo la detención. Según fuentes judiciales, la policía sostiene que el joven “fue detenido en frontera” y por eso tanto la policía como el juez, que aceptó la tesis de la policía, decidieron internar al joven 24 horas después de su solicitud ya que “no estaba en trámite el asilo, sino solicitado”.

Tanto ACNUR como el Defensor del Pueblo ofrecieron recomendaciones al Cuerpo Nacional de Policía, que no han sido desvelados. Según el convenio de Ginebra y la ley de extranjería española, a toda persona en proceso de asilo debe negarse todo tipo de proceso de extradición.

Arantxa Triguero, una de las abogadas de oficio a disposición de las personas detenidas, denuncia que esta privación de libertad vulnera derechos fundamentales y contraviene acuerdos internacionales en materia de derecho internacional humanitario. Una opinión que comparte ACNUR que apunta que esta actuación no iría en línea con lo establecido en el artículo 18. 1 de la Ley 12/2009, referido a la suspensión de cualquier proceso de devolución, expulsión o extradición que pudiera afectar al solicitante, ni tampoco con el espíritu del artículo 33.1 de la Convención de Ginebra de 1951. Hay que recalcar que la ciudad de Málaga cuenta con los recursos suficientes como para mantener al solicitante de asilo hasta que se solucione su solicitud, por eso no deja de sorprendernos la decisión tomada por las autoridades.

Tras trasladar esta preocupación a las autoridades policiales, H. N. pasó a disposición judicial, donde el juez de guardia, en la mañana del sábado 21 mayo ratificó la orden de internamiento a pesar de las recomendaciones. El juez, atendiendo a la interpretación de la policía de que se trata de un asilo en frontera, a pesar de haber sido realizado en suelo español, ratifica el internamiento mientras se soluciona la admisión a trámite del asilo. Una decisión que genera una contradicción clara.

Ahora este joven marfileño está encerrado en las viejas dependencias del CIE de Isla Paloma. El joven decidió atravesar el Mediterráneo tras pasar seis meses en Marruecos viviendo en los bosques próximos a Nador. En la madrugada del 19 se hacinó en una pequeña balsa de plástico junto a otros 52 migrantes procedentes de distintas nacionalidades de África Subsahariana.

El carguero alemán Anika Oltmann los localizó a 56 millas al sur de la provincia de Málaga. Posteriormente, fue la embarcación de Salvamento Marítimo quien precedió a su rescate y traslado al puerto andaluz de Málaga.

Los migrantes tras una leve asistencia del personal voluntario de Cruz Roja fueron trasladados a dependencias policiales donde pasaron las primeras horas hasta que se asignaron varios abogados de oficio, entre ellos había mujeres y algunos posibles menores, a quien las pruebas biométricas dieron negativo.

Fuentes judiciales señalaron que los migrantes estaban muy traumatizados y asustados a su llegada a los calabozos, entre ellos las mujeres que pese al convenio humanitario han sido trasladadas al CIE de Tarifa.

Entre los 53 migrantes detenidos estaba este joven solicitante de asilo procedente de Costa de Marfil que insistió a los abogados la posibilidad de la protección internacional en España, ante la amenaza de los agentes de una inminente expulsión.

Ahora pese a la insistencia de colectivos de dar protección habitacional a este solicitante de asilo, se encuentra encerrado en las minúsculas viejas celdas del antiguo cuartel militar.

Grecia asume la presión política de Europa ante crisis…

Niños migrantes frente a un campo temporal de refugiados en Idomeni (Grecia). Foto: UNICEF/Tomislav Georgiev
Niños migrantes frente a un campo temporal de refugiados en Idomeni (Grecia). Foto: UNICEF/Tomislav Georgiev

La llamada crisis de refugiados en Europa no sólo es humanitaria, es sobre todo una crisis política en la que la Unión Europea ha abandonado a Grecia, un país que vive un periodo de austeridad, dejándole toda la responsabilidad de un fenómeno que precisa del esfuerzo de todos.

“El sufrimiento de los migrantes en Grecia es resultado de la falta de visión a largo plazo y voluntad política de la Unión Europea. Todo parece indicar que para los países que la integran, los derechos humanos y el estado de derecho son desechables cuando se trata de migrantes en estas circunstancias”, señaló  el relator especial de la ONU sobre la situación de los migrantes, François Crépeau,

Crépeau consideró que la suma del cierre de fronteras de los países colindantes con Grecia y el nuevo acuerdo europeo con Turquía aumentó exponencialmente el número de migrantes irregulares en el país. Explicó que al dejar de ser un país de tránsito y ante la falta de apoyo europeo, Grecia tiene grandes dificultades para aliviar las necesidades inmediatas de los migrantes y de su propia población.

El relator manifestó gran preocupación por los niveles de confusión, frustración, violencia y miedo que imperan en los centros de recepción y por el tiempo tan largo que toma identificar a las personas vulnerables. También expresó alarma por el hacinamiento y la falta de servicios, así como por la insuficiencia de salvaguardas en los centros de detención de migrantes, que incluyen niños entre sus habitantes. “Es inaceptable que los niños sean detenidos”, apuntó.

Crépeau reconoció los esfuerzos del gobierno griego por atender a los migrantes y llamó a la Unión Europea a reubicar a unos 70.000 refugiados y a facilitar la reunificación de las familias, además de apoyar a Grecia y ayudar a las personas que han debido salir de sus países.