
Una familia malí

«Antes no trabajábamos en el campo, en Malí trabajaba en un hotel, podría vivir allí pero tengo hijos y mujer, quiero darles lo mejor», así justifica su estancia en España Keita, un inmigrante malí que llegó hace casi diez años a la provincia de Jaén, donde comenzó a trabajar con un patrón del pueblo y sus familiares que también tienen terrenos.
Los olivareros de la zona dicen que hace diez años nadie quería trabajar y eran los «morenos», así conocen a los subsaharianos en el pueblo, los que comenzaron a recolectar la aceituna. Keita fue uno de los primeros que llegó al pueblo a trabajar en esta cosecha y tras la campaña se quedó realizando otras labores anuales en los olivares.
Ganó la confianza de su patrón, que lo trata como un hijo y «Es él quién nos lleva a su casa», comenta. Viven en la vivienda del difunto padre de su patrón, unos siete se han instalado y la mayoría han llegado gracias a él. «Este es mi primo, y este mi hermano», señala Keita emocionado junto a su patrón, él les entregó los contratos para que estos pudieran llegar a Jaén sin tener que tomar las medidas arriesgadas de muchos compatriotas.
Y es que en esta casa no solo viven ellos. Hay muchos amigos y paisanos que vienen tras la larga jornada en el campo a pasar un rato junto a sus amigos, muchos viven en otras casas de patrones, pero algunos duermen en las calles.
Mañana no hay campo, ha llovido y el terreno está húmedo, por lo que la noche será larga. Hace frío en la calle y uno de ellos ha cocinado arroz. Otros preparan el fuego para estar calientes durante la noche, un compañero ha traí