Andalucía

30 años de muertes en el Estrecho

Samuel (cuatro años), su madre Vero, Larissa, Brenda, Djibril, Merlín, Abdourrahmane, Thiare, los hermanos gemelos de Amira, Ester, Yacouba, Larios,… si sigo sumando la cifra llega hasta los casi 8.000 tan solo en 30 años de la primera foto de un naufragio en España.

No nos cabe duda a los que llevamos años recorriendo la costa andaluza que las cifras se han convertido solos números para los dirigentes que no logran mirar a los ojos de las víctimas de las fronteras. Para Ildefonso Sena, un senior de esto del periodismo en Frontera Sur, en estos treinta años de su fotografía “nada ha cambiado”, e insiste que tras de su fotografía: “Después de ese primer naufragio vino otro en el 89 y después otro, y luego otro, y así puntos suspensivos hasta ahora. Y aquí no ha cambiado nada, aquí las autoridades han ido parcheando poco a poco”.

Y así es parche a parche la cifra de muertos sigue sumándose, con nombre y apellidos, con sus nacionalidades, con sus familias, con sus particularidades,… Pero las muertes no han cesado. Aquel primer naufragio era 1 de noviembre de 1988. Un fuerte temporal provocó el naufragio de una barca marroquí con 23 ocupantes que se dirigía a España. El cuerpo de la primera víctima apareció en la playa gaditana de los Lances, a poco más de 15 km de Tánger. Era un joven de 23 años, de Nador, y había pagado 35.000 pesetas para cruzar el Estrecho y llegar a Europa con el fin de encontrar trabajo. Entonces España era tan solo un país de tránsito, su objetivo era llegar a Francia o Italia. Los cuerpos de once de los 18 desaparecidos fueron apareciendo en los días siguientes, a los demás se los tragó el mar. Los cuatro que sabían nadar tuvieron más suerte y fueron detenidos, como ocurre hoy.

Tras ese 1 de noviembre, poco se ha hecho para impedir que estas muertes se sigan produciendo y mucho para hacer de “la represión, el encierro y las expulsiones, la única política de gestión de los flujos migratorios”, asegura la organización andaluza APDHA.

Desde el año 2000 a 2018 la Secretaría de Estado de Seguridad afirma haber destinado 249 millones de euros al Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE), que es el encargado de vigilar la Frontera Sur. Los miles de millones de euros dedicados a levantar vallas, alambradas, concertinas, patrulleras, externalización de fronteras y alta tecnología para reforzar las fronteras hacen que las personas cada vez se vean obligadas a migrar por rutas más peligrosas.

En estos 30 años han cambiado los gobiernos, los comunicaciones, los activistas, las balsas, las asociaciones, el origen de los migrantes,… pero si algo no ha cambiado en estos 30 años de ruta hacia España ha sido la muerte.