Las Femen vuelven a la carga contra Marine Le Pen en su acto electoral en París, donde dos activistas han interrumpido su alocución con los senos al aire. La primera de ellas saltó al escenario con un ramo de flores, justo cuando la candidata del Frente Nacional hablaba sobre los derechos de las mujeres.
Miles de refugiados se ven obligados a vivir en la clandestinidad en Francia, esto debido al incremento de las persecuciones de migrantes y la falta de protección internacional.
El estado de emergencia en la nación europea afecta además a los migrantes sobre todo con perfiles musulmanes, ya que según el colectivo «Refuge Bienvenue» el incremento de más de 115.000 agentes y militares en Francia tiene como objetivo expulsar a demandante de asilo, así como migrantes de origen magrebí.
En París ya apenas quedan campos de estos migrantes, y es que el Gobierno de Francia ha tratado de desmantelar los campos en todos los puntos de la capital, incluso usando la fuerza como porras y gases lacrimógenos, obligando a la mayoría de ellos a huir hacia Calais o vivir en la clandestinidad.
La ciudad de París es la quinta más grande del continente europeo, sin embargo el motor de París es la Banlieue, el área metropolitana con las mayores aglomeraciones urbanas en la Unión Europea y donde su población supera los 16 millones de habitantes.
Dentro del área metropolitana hay alrededor de siete comunas súper pobladas, Saint Denis es una de las que más habitantes tienen de familias migrantes, por ello es normal que en la propia Isla de París o en otros barrios se conozca al departamento parisino como la Petit África.
Y lo cierto es que sus calles, generalmente seguras, cambia de manera radical desde que sales de la última parada de la línea 13 del metro de París. Hombres y mujeres de piel negra son mayorías, aunque los niqa’a (velo integro que llevan las mujeres musulmanas más conservadoras) y las barbas son también muy visibles entre sus calles.
Pero algo que cambia en este suburbio del resto de París, a parte de sus casas ruinosas y un fuerte olor a cañería en algunas zonas, es la tranquilidad, y es que las personas apenas corren de un lado a otro y es bastante común ver a los hombres charlar en grupo o jugar al dominó en los bares. Consecuencia importante puede ser que en 2006 la tasa de paro del barrio era del 20,3% superando fuertemente al desempleo nacional, incluso al de la Isla de París.
Pero Saint Denis, aparte de ser uno de los barrios más humildes y con menos renta per cápita, se caracteriza por ser tierra de migrantes, ya que todas las grandes olas de inmigración, sobre todo después de cada una de las guerras mundiales, se manifestaron en Saint-Denis, primero españoles e italianos entre 1920 y 1940, y los ciudadanos magrebíes (Sobre todo argelinos, tunecinos y marroquíes) después de la Segunda Guerra Mundial.
En datos del 2007 el 21% de la población era migrante, en general procedentes de países africanos, y es el suburbio parisino con más inmigrantes u originarios de la inmigración de París.
En los últimos censos obtenidos por la comuna de París el 22% de los migrantes de Saint Denis son de origen magrebíes, y el 16% del África subsahariana, estos últimos llegaron al final del periodo colonial y llegaron directamente a las fabricas de Denis.
Un dato relevante fue la fuerte industria de Saint Denis que hizo de este suburbio, a parte de la cuna de las migraciones, un bastión histórico de la izquierda francesa. Sin embargo, en los últimos años ha sido uno de los lugares donde el Frente Nacional, partido presidido por Jean-Marie Le Pen y uno de los partidos más conservadores y xenófogos de Francia, recibió más votos, y es que los francés originarios de los migrantes africanos son en general muy reacios a nuevas migraciones y extremadamente nacionalistas como se refleja en sus votos.
Rodeado de cientos de turistas que miran a la inmensa ciudad de Paris en las escalinatas de de la Iglesia del Sagrado Corazón en Montmartre se encuentra Bereber.
Este hombre de origen argelino de unos cuarenta años de edad contempla entre la muchedumbre el atardecer parisino entre cervezas y cigarrillos de hachís. Su calma lo revela, pero la palabra Melilla le tuerce la mirada hacia mí.
Apenas nos conocemos pero Bereber es uno de los pocos argelinos que han conseguido su sueño de llegar a Francia tras pasar nueve meses en el Centro de Estancia Temporal para Extranjeros (CETI) de Melilla. “Melilla es una cárcel, la valla con Marruecos lo corrobora” comenta el argelino mientras cantautores parisinos tocan sus maquetas.
Este hombre de manos secas trabaja de pintor en París y le costó más de cuatro años. Salió de Orán con destino Melilla hace unos años para conseguir su sueño europeo, en Marruecos compró un documento falso que le permitió pasar por la frontera de Beni Enzar a pie, pero se quedó atrapado en la ciudad autónoma.
Tras meses de lucha logró un pase para ir a la península, Bereber tiene la tarjeta de solicitante de asilo y fue trasladado hacia el Centro de Acogida de Refugiados de Sevilla donde pasó seis meses hasta que fue rechazado su asilo. “Cuando llegué a Sevilla y Andalucía me sentí tan feliz” apostilla.
Una vez fue cumplido su estancia en el Centro de Acogida inició varios trabajos en diferentes zonas del norte de España y el sur de Francia, su objetivo era Paris. Lo conquistó hace tan solo tres meses y ahora solo espera lograr sus objetivos en esta ciudad.