Europa

Francia bloquea el acceso a refugiados a un campo…

El pasado jueves 7 de julio, seis hombres afganos vieron cómo se les negaba el acceso al campo de refugiados de Grande-Shynthe, en Francia, un lugar que fue construido por Médicos Sin Fronteras (MSF) en marzo de 2016 con el objetivo de ofrecer alojamiento seguro y servicios básicos a los refugiados.

El Ayuntamiento de la ciudad, que gestiona el emplazamiento conjuntamente con el Gobierno de Francia y con la organización que se hace cargo del campamento, AFEJI, afirma que a partir de ahora todos aquellos hombres que viajen solos no podrán acceder a su interior. Esta decisión es una muestra más de la creciente presión que las autoridades del norte de Francia están ejerciendo sobre los refugiados.

“El 80% de quienes viven en el campo son hombres que viajan solos”, explica Frank Esnée, coordinador general de MSF para los proyectos en el norte de Francia. “Al negarles el acceso al campo, las autoridades encargadas de su funcionamiento están negando la finalidad misma de este lugar, que no es otra que la de ofrecer a los migrantes y refugiados unas condiciones de vida dignas, independiente de quiénes sean y de si viajan solos o en compañía de sus familias”.

Esta no es la primera vez que se deniega la entrada al campo a los refugiados que intentan acceder a él. Sólo entre los días del 22 de junio y 2 de julio, MSF ha documentado otros 34 casos en los que se ha denegado el acceso a los refugiados y migrantes; no sólo a hombres no acompañados, sino también a tres menores, a un hombre que tenía una discapacidad y a una mujer embarazada. Estos migrantes y refugiados fueron abandonados a su suerte por la organización que está a cargo del campo, AFEJI, a pesar de que había suficiente espacio libre para acomodarles a todos. Además, los funcionarios del campo publicaron una carta donde amenazaban con desalojar a los migrantes y refugiados si se quedaban demasiado tiempo. “Este tipo de actuaciones van en contra de los principios con los que se fundó este lugar, construido hace ahora cuatro meses por MSF en colaboración con el Alcalde de Grande-Synthe”, afirma Esnée.

MSF pide al Gobierno francés que revoque esta decisión y que instaure una verdadera política de asistencia a los migrantes y refugiados en el norte de Francia. MSF subraya la importancia de que este campo permanezca abierto a todos aquellos que buscan un lugar seguro y en el que estar a salvo. No puede haber ningún tipo de restricciones cuando la capacidad total del campo aún no se ha alcanzado.

Restringir la entrada al campo tendrá consecuencias desastrosas sobre los migrantes y refugiados que necesiten asistencia. MSF, junto a los numerosos voluntarios y organizaciones que trabajan en Grande-Synthe, tiene el firme compromiso de demostrar que se pueden aplicar políticas alternativas a las que están poniendo en marcha las autoridades francesas y que se puede recibir y dar la bienvenida a los refugiados de una manera digna.

Malí

“Nos quedamos aquí durante los bombardeos, no abandonaremos a…

El doctor de MSF Jose Bafoa en Gao (Malí). / MSF

En la norteña región de Gao, una media de 120 pacientes llega cada día a los centros de salud de Wabaria y Sossokoira, gestionados por MSF. Aunque la estación de las lluvias ha acabado, el 70 por ciento llega con malaria, una enfermedad parasitaria que causa altas fiebres y hace tiritar a los que la sufren. Pese a la guerra, la malaria es el auténtico enemigo al que están haciendo frente los médicos. Sigue siendo la principal causa de muerte en el país y es particularmente peligrosa para los menores de cinco años: muchos de ellos acaban muriendo.

“Desde que empezamos a trabajar en estos centros de salud, en septiembre del año pasado, hemos visto un número constante de pacientes. Hubo una pequeña bajada a mediados de enero con los primeros bombardeos y hace unos días a causa de los combates, pero la cantidad de personas que llega ahora a nuestros centros es de nuevo el habitual”, explica el doctor, quien añade: “Hay un hospital y diez centros de salud alrededor de la localidad de Gao, pero son para una población de 400.000 personas y nos dimos cuenta de que mucha gente no tenía acceso a servicios médicos. En el actual contexto de inseguridad, la gente se mueve y tiene menos recursos. Es muy importante darles atención de calidad y gratuita. Desde septiembre, hemos atendido a 16.000 pacientes”.

Las fuerzas francesas y malienses iniciaron una ofensiva el 11 de enero contra varios grupos armados del norte de Malí. En Gao, el grupo con mayor presencia es el Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (Muyao), una escisión de Al Qaeda en el Magreb Islámico.

“La gente huyó por miedo a los bombardeos y las represalias. Algunos huyeron a países vecinos, pero otros se refugiaron en pequeños poblados o entre la maleza, donde las condiciones de vida son muy duras. Así que además de la malaria, hemos visto un aumento del número de pacientes que llegan con diarrea, enfermedades de la piel debido a la falta de higiene e infecciones respiratorias agudas a causa del polvo y el viento”, comenta el doctor Bafoa. “Están llegando cada vez más pacientes con hipertensión y gastritis, seguramente debido al estrés al que se han visto sometidos”, amplía.

El principal objetivo del proyecto es permitir a la población un mayor acceso a los servicios médicos y reducir así la tasa de mortalidad. De hecho, el doctor explica que antes de la intervención de MSF se registraban entre una y dos muertes a la semana en los centros de Gao y alrededores que ahora apoya. Desde octubre, solo se han registrado cinco muertes más. Lo mismo ha sucedido unos 100 kilómetros más al sur, en el hospital de Ansongo: desde la llegada de MSF, la tasa de mortalidad ha bajado del 8 al 1,2 por ciento.

En las vastas zonas desérticas del norte de Malí, acercar el tratamiento a los pacientes es otro elemento esencial del proyecto. Durante cuatro meses, los equipos móviles han acudido a zonas remotas, con la premisa de que si los pacientes no pueden venir a nosotros, nosotros iremos a ellos. Pero debido a la colocación de minas en la zona, MSF se ha visto obligada a suspender temporalmente la actividad de estos equipos móviles.

“A través de las clínicas móviles, por supuesto ofrecíamos atención primaria, pero también consultas prenatales para las embarazadas. No sabemos cuándo podremos reanudar estas actividades, pero esperemos que pronto”, dice el doctor.

MSF también abastece otros centros de salud comunitarios con medicamentos y otros artículos. Según el doctor Bafoa, el principal problema tanto en Gao como en Ansongo es la falta de suministros y de condiciones de trabajo adecuadas. “Además de formar y apoyar al personal médico nacional, hemos rehabilitado estructuras ya existentes. En el hospital de referencia de Ansongo, por ejemplo, restablecimos la electricidad y el agua corriente y ahora estamos rehabilitando el quirófano”, explica.

Malí

MSF exige que se vele por la seguridad de…

Refugiados malienses en un campamento en Mauritania. / MSF

Médicos Sin Fronteras (MSF) exige a las partes en conflicto que velen por la seguridad de los civiles en Malí después de que este fin de semana se registraran bombardeos en Gao, Douentza y Lere.

Varios puntos de la región norteña de Gao fueron bombardeados el domingo por la mañana, en concreto las localidades de Ansongo y Gao. En esta provincia, MSF trabaja en el hospital de referencia de Ansongo, donde atiende urgencias y ofrece atención primaria, apoya dos centros de salud (uno de ellos en las afueras de Gao) y tiene una clínica móvil.

Más al sur, en Douentza, los ataques aéreos se reanudaron también el domingo. Un equipo médico de MSF está actualmente trabajando en el hospital de esta ciudad, ubicada en la región de Mopti, enclave del ejército francés en su ofensiva hacia el norte.

“Debido a los bombardeos y los combates, nadie sale a las calles en Douentza y los pacientes no están llegando al hospital”, cuenta Rosa Crestani, coordinadora de emergencias de MSF, quien añade: “Estamos preocupados por la gente que vive cerca de las zonas de combates y llamamos a todas las partes en conflicto a que velen por la seguridad de los civiles y dejen las estructuras médicas intactas”. Entre la noche del 10 y el 11 de enero, MSF ya recibió “varias llamadas alertando de numerosas víctimas y heridos en Konna, entre ellas civiles”, añade Mego Terzian, responsable de la respuesta de emergencias en Malí.

MSF ha enviado dos camiones con material médico y medicamentos para fortalecer los centros de salud de la región de Mopti. Muchos de los habitantes han huido de los combates y algunas zonas se han convertido en ciudades fantasmas.

Tras los bombardeos en Lere (norte de Malí), varios centenares de personas han cruzado la frontera de Mauritania. Los equipos de MSF ya han activado su respuesta de emergencia. “Ya son 200 refugiados los que han llegado por carretera al campo de Fassala, en Mauritania”, resume Karl Nawezi, jefe de los programas humanitarios de MSF en este país, quien explica que muchos otros están intentando huir a pie.

Además de en las mencionadas zonas afectadas por la violencia, MSF tiene equipos trabajando en el hospital de referencia de la región de Tombuctú, adonde han llegado unos doce heridos a causa de los combates, que tienen lugar a unas siete horas por carretera. Otros equipos de la organización humanitaria trabajan en nueve centros de Tombuctú.

Magreb

Médicos del Mundo lanza la campaña ‘Derecho a curar’

Médicos del Mundo ha lanzado la campaña ‘Derecho a curar’ para sumar adhesiones de profesionales sanitarios a la objeción de conciencia contra la exclusión sanitaria de las personas inmigrantes en situación irregular. Para ello han puesto en marcha una acción de movilización ciudadana contra un decreto que deja a las personas sin permiso de residencia sin acceso al sistema sanitario público a partir del 1 de septiembre. La campaña online, www.derechoacurar.org, también recabará apoyos de la ciudadanía a la objeción sanitaria contra el Real Decreto Ley 16/2012.

este vídeo es parte de la campaña de sensibilización de la organización internacional que tiene como objetivo concienciar a la población y al sector de trabajadores públicos sanitarios.