Magreb

Los refugiados de la OTAN

Desde hace dos meses la Isla de Lesbos (Grecia) acoge la mayor llegada de refugiados del mediterráneo procedentes de los conflictos de Siria, Afgannistán e Irak.  Mujeres, hombres y menores, familias, amigos o solitarios. Huyen del incremento de la violencia, del fracaso de la comunidad internacional secuestrada por las naciones occidentales. Son los refugiados de la OTAN.

La ONU estima que más de 300 personas llegan cada día a la isla griega huyendo de la violencia en sus países. La situación ha desbordado el sistema de acogida. Mientras en el centro de Detención, cerrado como tal por el Gobierno de Grecia, está a más del doble de su capacidad lo que ha obligado a más de 3000 refugiados vivir en un improvisado campo a las afueras de Mitilini, capital de la Isla.


Los refugiados viven sin la atención médica tras cruzar el mediterráneo, incluso al llegar caminan durante kilómetros para asentarse en el campo que no cuenta con baños, cocinas, mantas o tiendas. El Gobierno regional además ha prohibido a los vecinos o incluso a los taxis recoger a los migrantes que llegan, obligandolos a desplazarse con sus equipajes e hijos.

El campo no cuenta con seguridad de los agentes y las ONG no dan sus servicios en el campo. Tan solo algunas locales ofrecen mil raciones de comida cada varios días para más de 3.000.

Los refugiados esperan un documento que les permita desplazarse por el país europeo para volver a emprender su ruta a otros países de la Unión Europea, generalmente Alemania. Cuando lo obtienen viajan a Atenas, donde vuelven a emprender su huida.

Pero pese a la insistencia de la ONU de una política europea de acogida y refugio, las medidas son de fronteras. Hungria sigue erigiendo una valla para evitar la llegada de estos vía Macedonia, Francia ha incrementado los controles policiales en la región de Ventimiglia o Calais. Allí más de 3.000 migrantes esperan cruzar el Canal de la Mancha.

Inmigración

Europa cierra las puertas al refugio

MIGRANTES TRAS LAS BARRERAS DEL PUERTO DE LAMPEDUSA/ S.R
MIGRANTES TRAS LAS BARRERAS DEL PUERTO DE LAMPEDUSA/ S.R

Italia busca una acción militar, actualmente sin el aval de las Naciones Unidas, que pretenden bombardear las barcazas de los migrantes para que estos no puedan acceder, algo que facilitaría la huida de estos refugiados por vías más peligrosas como las balsas de plásticos.

“Es una acto de guerra que hacen contra un país que están en una inestabilidad política y creo es una respuesta muy peligrosa e insensata, y no me resulta útil para combatir la trata de seres humanos ni para rescatar a las personas” destaca la alcaldesa de Lampedusa. En su pueblo los migrantes cada vez lo pronuncian más, “ballistic boat”, embarcaciones de plástico que usan los migrantes ante la falta de pesqueros como el que naufragó la madrugada del 19 de abril.

En una de esas iba Mohamed, un refugiado somalí que ha huido de su país tras la guerra entre Al Shabab y el Gobierno, una guerra civil que ha provocado una de las peores crisis humanitarias en el Cuerno de África. Recorrió África hasta Sudán, allí logró entrar en Libia a través de una red que lo mantuvo en Bengasi desde donde partió una madrugada de abril de 2015.

“El mar es una ruta muy difícil, el trayecto no es bueno porque una vez estas en el tienes dos opciones, vivir o morir”. Mohamed logró sobrevivir tras el rescate de la Guardia Costiera de Italia quién lo llevó hasta Lampedusa, ahora espera solventar su situación, no obstante la última reunión de la Unión Europea barajaba la idea de expulsar a más de 100.000 migrantes llegado por el canal de Sicilia.

Las reuniones de la Unión Europea se saldaron sin acuerdos entre las partes, tan solo la opción de seguir reforzando sus fronteras en el sur de Europa, pese a los reclamos de organizaciones como el OIM que destacan que el 65% de las muertes de migrantes durante el 2014 se produjeron en el mare nostrum.

Inmigración

Lampedusa, salvavidas del Mediterráneo

FOTO2: MILES DE MIGRANTES EMBARCAN EN EL PUERTO DE LAMPEDUSA. / S.R
MILES DE MIGRANTES EMBARCAN EN EL PUERTO DE LAMPEDUSA. / S.R

Entre África y Europa, Lampedusa se ha convertido en los 20 kilómetros cuadrados más ansiados por las personas que cruzan el Mediterráneo, su posición cercana, sobre las 50 millas de África, la convierten en el flotador de la ruta migratoria más peligrosa del mundo.

Sus ciudadanos viven de la pesca y algo de turismo, pero sus aguas están bañadas de historias. No es difícil en los últimos años que los pescadores encuentren salvavidas o partes de embarcaciones naufragadas, e incluso la gran mayoría han encontrado cuerpos.

Vicenco es capitán de barco, y ha encontrado a centenares de migrantes en el mar, sin embargo nunca pueden hacer nada ya que el Gobierno italiano se lo impide. “Nosotros llamamos a la Capitanearía, a las autoridades y ellos intervienen para salvarlo, a veces les escoltamos si están en peligro hasta que puedan ponerlos a salvarlo”. Lo cierto es que desde los últimos 20 años esta isla se encuentra sola ante los flujos migratorios pese a contar con el Centro de Acogida Temporal de Migrantes del Mediterráneo.

Su alcaldesa Giuseppina Nicolini cree que desde la visita del Papa Francisco se siente meno solos, «la red de acogida en el resto de país no existe” relata la portavoz de un pueblo de 5.000 habitantes quién además destaca que en Lampedusa se vive en “un estado de emergencia esencial”. Según Nicolini ese estado se debe a que “el centro de acogida está sobrecargado o cuando tenemos que acoger a los muertos. En este caso, «la gente está muy cansada. Hay un sentimiento profundo de cansancio y de rabia porque estamos frente a una injusticia que se repite siempre de la misma manera».

Los migrantes de Lampedusa apenas pasan varias semanas en la isla, tras ser rescatados, luego son enviados a centro como el de Mineo (Sicilia), sin embargo sus ciudadanos quieren buscar una solución humanitaria a los muertos del Mediterráneo, un drama que pesa sobre esta isla a 100 kilómetros de África.

Inmigración

Huyendo de Boko Haram

MIGRANTES CAMINAN AL CAMPAMENTOS HUMANITARIO DE AUGUSTA TRAS SER RESCATADOS EN EL MEDITERRÁNEO POR ITALIA. / S.R
MIGRANTES CAMINAN AL CAMPAMENTOS HUMANITARIO DE AUGUSTA TRAS SER RESCATADOS EN EL MEDITERRÁNEO POR ITALIA. / S.R

Eritrea, Somalia o Nigeria, son algunas de las nacionalidades que huyen por el Mediterráneo de África. El motor de su huida es el miedo y la violencia, como Richard que una explosión de Boko Haram le hizo huir tras haber perdido en otros actos terroristas a su padre y su hermano. Un millón y medio de personas ha tenido que salir literalmente corriendo de sus casas en el noreste de Nigeria por la violencia de Boko Haram.

Este joven nigeriano cayó desde un bloque en Abuya y se partió su muñeca a causa de la onda expansiva, en su cara aún quedan restos de metralla. Su perfil es de un refugiado, aceptó contratar un viaje y tras esperar dos años en Libia, ya que no podía pagar el viaje al mar, pudo sobrevivir a la violencia en Libia. Ahora puede ser expulsado, volver a donde huyó para poder olvidar los daños de la violencia que no se frenan. Como él muchos optaron a una muerte probable en el mediterráneo frente a una muerte segura en su país.

El pastor evangelista Aigbedion Okundaye, migrante nigeriano en Sicilia, relata en su homilía del domingo que la tierra es de todos, que las personas no tienen fronteras. Una semana después de la gran tragedia del Mediterráneo y tras atravesar la crisis migratoria en Europa más importante tras la segunda guerra mundial este pastor cree que Europa se confunde “están buscando un mejor de futuro huyen de sus países, es la razón por la que embarcan par atravesar el Mediterráneo, para poner a salvo sus vidas”, y destaca que no solo les persigue la violencia en sus países sino también en Libia.

Europa, que ha reconocido su responsabilidad en la inestabilidad del país tras la intervención contra Gadafi, cree ahora que el problema es Libia, y quieren evitar que los refugiados lleguen allí, usar a los países fronterizos como tapón de las migraciones. Para ello Bruselas ofrecerá más recursos a países como Túnez, Sudán o Egipto, en concreto a su policía, para que controlen mejor sus fronteras y eviten que los migrantes accedan a los puertos del Mediterráneo.

Unas medidas que vuelven a denotar el interés de Europa de seguir reforzando su frontera sur frente a la necesidad de abrir una opción humanitaria ante los más de 2.000 fallecidos durante el 2015, y con un proceso migratorio que aumentará en las próximas semanas con la llegada del buen tiempo.

Inmigración

Los sueños de Samir

Samir en el centro de la foto junto a sus compañeros de viaje en la isla italiana de Lampedusa. / Sergio Rodrigo
Samir en el centro de la foto junto a sus compañeros de viaje en la isla italiana de Lampedusa. / Sergio Rodrigo

Samir no se separa de ellos. Son como sus hermanos, salieron juntos de Eritrea hace un año ahora pasean por las calles de la isla italiana de Lampedusa. No llegan a los 18 años, aunque digan que son mayores de edad, pero desde que salieron no se han vuelto a separar.

Hace un año partieron de sus pueblo, Samir es musulmán y sus compatriotas cristiano y musulmán, para ellos no es un problema “somos eritreos, y somos como hermanos”, resalta. Su viaje comenzó huyendo hacia Sudán, allí pagaron por viajar a Libia, enrolados en un coche atravesaron la inmensidad del desierto del Sahara.

El paso fronterizo de Kufra en Libia entre Sudán, Egipto y Chad lo atravesaron sin parar, su objetivo era las costas de Libia para atravesar a Europa. Samir quiere llegar a Inglaterra, su sueño “jugar al fútbol en el Liverpool”.

Desde su casa solía ver los partidos de la liga inglesa, a través de los canales árabes sintonizaba los encuentros. «Voy de viaje a Londres, y allí a Liverpool», quiere trabajar para poder seguir entrenado, un sueño difícil que le ha motivado hasta cruzar el mar más mortífero de las rutas migratorias del mundo.

La hambruna y la feroz pobreza que vive su país a causa de una de las peores dictaduras del mundo hacen que este joven salga de su país, pero su corta edad apenas le dejan ver una realidad que esta nublada por los sueños de un espíritu adolescente.

Tras varios meses y después de recopilar 1700 dólares, no confirma de dónde y cómo, paga una red que lo embarca en algún lugar de la costa libia hacia Europa. La barcaza, un pesquero como el que naufragó la madrugada del 18 al 19 de abril, se agolpan unos 600, todos del Cuerno de África relata el migrante quién además afirma que pasaron dos días a la deriva.

La Guardia Costiera italiana logró localizarlos y trasladarlos a Italia, su próximo objetivo es Roma, pero de momento pasea junto a sus hermanos por Lampedusa, al caer la noche se acerca a la iglesia del Lampedusa, allí se agolpan a la cabina y algunos hacen algunas llamadas. Su casa por estos días, el centro de migrantes de Lampedusa, están abarrotado y las colas en las cabinas se perciben desde fuera.

Llaman a sus padres y familiares, le dan la buena noticia. Han sobrevivido a la ruta de Mediterráneo. La noche del 18 al 19 más de 800 personas no lograron contarlo y ahora son papeles mojados en el fondo del mar.

Migrantes eritreos llaman a sus familiares en la isla de Lampedusa. / S. R
Migrantes eritreos llaman a sus familiares en la isla de Lampedusa. / S. R
Inmigración

Alborán, salvavidas de las migraciones entre África y Europa

El islote de Alborán fotografiado desde un avión. / Google
El islote de Alborán fotografiado desde un avión. / Google

La isla de Alborán es un islote español de origen volcánico, que pertenece administrativamente a la provincia de Almería, comunidad de Andalucía,1 si bien el faro está adscrito a la Autoridad Portuaria de Málaga.

Se encuentra en el mar Mediterráneo, a mitad de camino entre el litoral de dicha provincia y el norte de África.

Debido a su gran valor estratégico, a mediados de los años sesenta del siglo XX se produjeron varios intentos de supuestos barcos de pesca soviéticos de establecer un asentamiento estable en Alborán, lo que motivó al Ministerio de Defensa a establecer en la isla un destacamento permanente de la Armada Española para el control y protección de la misma.

Sin embargo, el islote se encuentra «entre fronteras» lo que permite a los migrantes huyen de África tocar suelo español en un trayecto más corto entre las costas de Marruecos y Argelia con Andalucía.

Alborán es un punto intermedio o una válvula de escape para la peligrosa travesía, sin embargo apenas llega información de lo que ocurre en este islote donde ayer Salvamento Marítimo,prestó asistencia a una patera con 51 ocupantes -5 niños, 13 mujeres y 33 hombres- localizada a unas 3 millas.

Los inmigrantes, todos de origen subsahariano y en aparentes buenas condiciones, desembarcaron en la isla y posteriormente la Salvamar Denébola los ha embarcado para trasladarlos hasta Almería.

Este enclave de unos 71.200 m² es un pequeño salvavidas para muchos migrantes, pero que antes las ilegalidades simultáneas que el Gobierno de España ha realizado tanto en otros islotes como «Isla de Tierra» o las acciones denunciadas por ONG en la valla de Melilla, genera una confusión (opinión) que desvirtúa las labores humanitarias de los agentes a los inmigrantes que intentan llegar a Europa.

Inmigración

Inmigrantes denuncian las expulsiones ilegales de España ante Estrasburgo

infografía de Isla de Tierra. / Wikipedia
infografía de Isla de Tierra. / Wikipedia

Dos ciudadanos cameruneses han presentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo, una demanda contra el Estado español por haber sido expulsados ilegalmente de Isla de Tierra en septiembre de 2012. En su demanda, solicitan que el Alto Tribunal condene a España por haber ejecutado una expulsión colectiva, expresamente prohibida por el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), negándoles la posibilidad de solicitar asilo en nuestro país y acceder a la tutela judicial recogida en la normativa española e internacional.

También denuncian que su expulsión se produjo hacia un país, Marruecos, donde «se violan sistemáticamente los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas de origen subsahariano» egún un comunicado de de la sección española de Migreurop.

La Ley de Extranjería, al igual que el CEDH, contempla la obligatoriedad de las autoridades de informar a los inmigrantes interceptados de sus derechos, ofreciéndoles la posibilidad de acceder a un abogado, a un intérprete y a la tutela judicial efectiva. También es obligación de las autoridades proceder a la identificación de perfiles vulnerables que no pueden ser expulsados por cuestiones de índole humanitaria o por tratarse de potenciales personas refugiadas o víctimas de trata. En cambio, el Gobierno español decidió expulsarles de forma colectiva, sin estudiar de forma individualizada cada caso.

De esta forma se le negó a Enmanuelle, uno de los demandantes, la posibilidad de solicitar asilo en España, viéndose obligado a solicitar protección internacional en Marruecos, país que segun las organizaciones denunciantes «carece de un sistema eficaz de asilo y dónde existe un grave problema de discriminación hacia las personas refugiadas subsaharianas».

La expulsión colectiva también tuvo como consecuencia «la imposibilidad de recurrir la decisión ante los tribunales, al impedirse el acceso a los procedimientos establecidos por Ley, con las debidas garantías, ni ser informados de las vías para defender sus derechos». La obligatoriedad de acceso a un recurso efectivo está recogida en el CEDH, siendo, por tanto, condenable por el Alto Tribunal esta actuación del Gobierno español.

Violando también el principio internacional de no devolución a países dónde puedan sufrir torturas y tratos degradantes e inhumanos, los demandantes, junto con el resto del grupo, fueron expulsados a Marruecos, país denunciado por múltiples organismos internacionales y ONG por «violar sistemáticamente los derechos humanos de personas migrantes y refugiadas subsaharianas».

Denis, el otro demandante, ha lamentado que fue víctima de «una brutal paliza por parte de la gendarmería marroquí al negarse a subir a un autobús con destino al desierto argelino, donde sería abandonado a su suerte» cita el comunicado. La expulsión de personas subsaharianas al desierto, cerca de la ciudad fronteriza de Oujda, es una práctica habitual de las autoridades marroquíes que no puede desconocer el Estado español.

Los hechos, de significativo impacto mediático en España, acontecieron en 2012, cuando una primera embarcación arribó en la madrugada del 28 al 29 de agosto al islote de Isla de Tierra con 19 personas en su interior, incluyendo mujeres embarazadas y niños. Posteriormente, en la madrugada del 1 al 2 de septiembre, llegaría otra embarcación con 68 personas en su interior. La expulsión colectiva se produciría en la madrugada del martes 4 de septiembre, cuando la Guardia Civil entregó a las Fuerzas de Seguridad de Marruecos las 73 personas subsaharianas que se encontraban aún en Isla de Tierra. Con anterioridad habían sido trasladadas a Melilla las mujeres embarazadas, los niños y sus madres.

Tras varios meses de investigación, las organizaciones españolas de Migreurop (ACSUR, Andalucía Acoge, APDHA, CEAR, Elín, Mugak y SOS Racismo) en colaboración con la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), consiguieron localizar en Rabat a Enmanuelle y Denis, quiénes habían conseguido regresar a territorio marroquí tras su expulsión a Argelia. Una vez entrevistados e informados de sus derechos, decidieron interponer una demanda contra el Reino de España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.