Inmigración

Los Centros de Internamiento de Extranjeros, el freno del…

Migrantes subsaharianos refugiados en la casa de un melillense. / José Palazón
Migrantes subsaharianos refugiados en la casa de un melillense. / José Palazón

Miles de inmigrantes han pasado por las celdas de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) rompiendo su sueño de trabajar en Europa, y la función de esos recintos es cuestionada por colectivos que denuncian violaciones de derechos humanos y supuestos abusos como los que juzgan en Málaga.

En 2012, según un estudio del Defensor del Pueblo, en España fueron detenidas unas 60.000 personas por infracción de la ley de Extranjería, y de ellos más de 11.000 fueron internados en un CIE. El de Algeciras (Cádiz) fue el que más internos tuvo, con 3.262.

Los internos suelen pasar un máximo de 60 días en estas instalaciones y más del 52 por ciento de los extranjeros no fueron expulsados de España.

Pero tanto este informe como los colectivos en defensa de los derechos de los migrantes han asegurado que los CIE tienen carencias básicas tanto en infraestructuras como en los reglamentos, ya que en el caso del de Algeciras el edificio está prácticamente en ruina, motivo por el que se cerró el que funcionaba en Málaga.

«Salvo un par de CIE como pueden ser el de Murcia o Aluche, el resto son instalaciones reconvertidas que no se consideraban aptas para su uso», ha señalado a Efe Carlos Arce, coordinador de Inmigración de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha).

El Defensor del Pueblo ha considerado la necesidad de que se publique un reglamento específico que regule el régimen de internamiento de los ciudadanos extranjeros, ya que, según Arce, «los procedimientos como las visitas o los accesos a recursos sociales y de ocio están mejor en las prisiones que en los CIE».

Puedes continuar leyendo mi reportaje para la Agencia EFE en ElConfidencial.com

Inmigración

Naufraga una patera a las puertas de Melilla

Agentes custodian los cadáveres de los inmgirantes subsaharianos en Nador. / Ariffino.net
Agentes custodian los cadáveres de los inmgirantes subsaharianos en Nador. / Ariffino.net

Las autoridades marroquíes rescataron en la tarde del lunes los cadáveres de cinco subsaharianos en las costas de Nador, ciudad fronteriza con el enclave español en el norte de áfrica y destino de los inmigrantes.

Los agentes también lograron rescatar a siete inmigrantes vivos, cuatro mujeres y un hombre, que afirmaron que viajaban a Melilla y que iban unos cuarenta inmigrantes más, entre ellos un niño somalí que no fue localizado.

Las labores de búsquedas se prologaron varias horas y aún no se han encontrado los otros cuerpos, según informó el diario marroquí Ariffino que mostró las imágenes del rescate que confirmaron la información.

Esta no es la primera vez que ocurre esta situación, hace un mes otra patera con 47 inmigrantes naufragó en las costas de Alhucemas falleciendo diez inmigrantes, rescatando a 24 y trece desaparecidos que ha día de hoy no se han localizado.

El mediterráneo es uno de los principales mares de acceso a Europa para los inmigrantes africanos pero los riesgos son múltiples, durante el año 2012 perdieron la vida unas 225 personas al intentar llegar costa sur de la Unión Europea, según datos de la APDHA.

Cadaver de un inmigrante subsahariano. / Ariffino.net
Cadaver de un inmigrante subsahariano. / Ariffino.net
Inmigración

Devoluciones en caliente

Migrantes subsaharianos cerca de Tarifa en botes de juguete. / S.M
Migrantes subsaharianos cerca de Tarifa en botes de juguete. / S.M

Durante años el estado español y sus distintos ejecutivos han buscado las maneras de frenar lo que ellos llaman “presión migratoria” en la frontera sur mediante la expulsión de los inmigrantes que acceden a la ciudad de forma irregular.

Y aunque en algunas ocasiones los conflictos migratorios se han resuelto por parte del estado español violando la ley de extranjería, como denunciaron asociaciones pro derechos humanos durante el desalojo de Isla de Tierra en septiembre del año pasado, o las expulsiones in extremis denunciadas por los propios inmigrantes en el Monte Gurugú (Marruecos).

Parece que de nuevo sale a la palestra el acuerdo entre España y Marrueco relativo a la readmisión de extranjero entrados ilegalmente, promovido por ejecutivo de Felipe González en el 1992, y ratificado por el reino alauí en octubre de 2012, 20 años después y tras la crisis de Isla de Tierra.

En el artículo uno de dicho acuerdo se especifica que “las autoridades fronterizas del Estado requerido readmitirán en su territorio, a petición formal de las autoridades fronterizas del Estado requirente, a los nacionales de países terceros que hubieren entrado ilegalmente en el territorio de este último procedente del de Estado requerido”.

Es decir, con este acuerdo se podría devolver a Marruecos los inmigrantes que salten las vallas de Ceuta o Melilla, o entre a través de las pateras, siempre que el vecino lo acepte, incluso sin tener que llevar a cabo un trámite administrativo.

España podrá devolver a Marruecos los migrantes de países terceros que entren de forma irregular

Claramente esta medida fomentará las devoluciones en caliente, motivo por el que en muchas ocasiones se producen incidentes violentos entre los propios inmigrantes y la policía.

Hace unas semanas una patera llegó a la playa de Melilla con 15 inmigrantes a bordo con palos y cuchillos, hiriendo a seis agentes de la Guardia Civil al tratar de interceptarlos. Posible consecuencia del acto violento fue que un mes antes la Benemérita expulsó a un grupo de doce migrantes subsaharianos a un campamento militar marroquí en la frontera con Marruecos, tras interceptarlos en una patera cerca de la Bahía de Melilla.

El recién Tratado de Readmisión que se ha aplicado de forma provisional estos años plantea que estas acciones tenga un aval. Y aunque todavía no tienen un puesto fronterizo o aeropuerto acordado entre las partes para efectuar la entregas de inmigrantes, la tarea les corresponde a los ministro de interior de España y Marruecos.

La actual norma de extranjería obliga a interceptar a los ciudadanos extranjeros que entren de forma irregular al territorio español, y ser entregados a las jefaturas de la policía nacional. Los agentes son los correspondientes de organizar su deportación, siempre analizando los casos individualmente ya que se pueden dar procesos de solicitud de asilo.

Con el tratado biliteral se evitará estos trámites ya que Marruecos será el encargado de las deportaciones de estos inmigrantes, sin embargo no garantiza el regreso de los inmigrantes a sus destinos ya que en el artículo quinto del acuerdo el Estado requerido se asegurará de que los extranjeros readmitidos son enviados lo antes posible a su “Estado de origen o al Estado donde comenzaran su viaje”, es decir que Marruecos podrá dejar en la frontera con Argelia a los inmigrantes como llevan denunciando asociaciones como la APDHA.

Inmigración

Empeoran las condiciones de los inmigrantes en la nueva…

Migrantes detenidos en el centro de detención de Khoms. /AI

Los extranjeros indocumentados en Libia corren el riesgo de sufrir explotación y de ser objeto de detención arbitraria e indefinida, así como de palizas que en ocasiones equivalen a tortura, ha declarado Amnistía Internacional en una nueva publicación.

El informe, titulado Somos extranjeros, no tenemos ningún derecho, se basa en visitas de investigación realizadas a Libia entre mayo y septiembre de 2012, y examina la terrible situación de las personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes en Libia.

Durante los 42 años de gobierno del coronel Muamar al Gadafi, los ciudadanos extranjeros —sobre todo los procedentes del África subsahariana— vivieron con la incertidumbre de unas políticas cambiantes y el temor a las detenciones arbitrarias, la reclusión indefinida, la tortura y otros abusos.

Tras el conflicto de 2011, su situación ha empeorado en medio del clima general de desgobierno, en el que hay poderosas milicias armadas que siguen actuando fuera de la ley y en el que las autoridades no atajan el racismo y la xenofobia, alimentados por la creencia generalizada entre los libios de que el depuesto régimen había recurrido a “mercenarios africanos” para aplastar la rebelión de 2011.

Las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas en Libia corren el riesgo de ser detenidas y encarceladas en la calle, en los mercados, en los controles de seguridad o en sus casas. Algunas son interceptadas cuando tratan de subir a barcos para ir a Europa o cuando atraviesan el desierto o el mar.

Algunos extranjeros son detenidos por la policía libia, pero la mayoría de ellos son capturados por milicianos armados. Los miembros de las milicias que practican estas detenciones a veces son violentos y confiscan teléfonos móviles, dinero y otros objetos de valor.

Los extranjeros también son vulnerables a la extorsión económica, a la explotación y a los trabajos forzados tanto dentro como fuera de los centros de detención. Su destino depende en gran medida de la suerte y de la buena voluntad de los libios con quienes se encuentran.

Se están empleando diversos centros de detención para recluir a los extranjeros, desde centros de “detención provisional” para migrantes irregulares hasta centros de detención improvisados, como campamentos militares o hangares.

Entre mayo y septiembre de 2012, Amnistía Internacional visitó nueve centros de detención en diferentes lugares de Libia donde, en el momento de las visitas, había alrededor de 2.700 extranjeros —incluidas mujeres embarazadas, mujeres con niños de corta edad y menores no acompañados recluidos junto con adultos desconocidos— detenidos por “delitos relacionados con la migración”.