Una patera con veintitrés inmigrantes subsaharianos a bordo arribó en la mañana de ayer a Maspalomas, principal zona turística de Gran Canaria, donde fue avistada al llegar a la costa por personal del servicio de limpieza de playas.
Hasta el lugar se desplazaron efectivos de la Cruz Roja que atendieron a los ocupantes de la patera, veintiún hombres y dos mujeres. Dado que algunos de ellos presentaban fiebre se especuló con la posibilidad de activar el protocolo por sospecha de ébola.
Finalmente, la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias acordó no activar el protocolo tras efectuar el estudio epidemiológico pertinente a sus ocupantes.
Sin embargo, estos migrantes que provenían en una patera de Guinea Conakry y Senegal, la embarcación partió del Sahara Occidental, estuvieron más de cinco horas esperando en la playa frente a las altas temperaturas de la isla con el fin de saber si se activaba o no el protocolo de Ébola. La mala gestión también se desarrolló entre la operación de traslado que transportó a los migrantes, algunos de sellos enfermos en los camiones de la basura de la Comunidad canaria.
De momentos los migrantes permanecen en el centro de Estancia Temporal de Inmigrantes a la espera de las decisiones judiciales, pero se vuelve a poner en evidencia la lenta y mala gestión de España ante los flujos migratorios y sobre los protocolos de Ébola.
El juzgado de primera instancia y de instrucción número 2 de melilla ha aceptado abrir diligencias previas para investigar la posible responsabilidad y comisión de delitos en la acción de policías marroquíes y efectivos de la guardia civil durante las expulsiones en caliente que se produjeron en Melilla durante la noche del pasado 18 de junio, según ha informado este jueves Andalucía Acoge, asociación denunciante de estos hechos junto con la federación SOS Racismo y Prodein Melilla.
En un comunicado, la organización explica que esta decisión se ha adoptado en respuesta a la querella presentada por estas tres ONG a partir de un vídeo grabado «en el que se aprecia cómo fuerzas auxiliares marroquíes, dentro de territorio español, apalean a una persona inmigrante», así como los hechos son observados por «un coche de la guardia civil, que no interviene para detener la acción violenta».
«A continuación, en el mismo vídeo, se ve claramente cómo policías de marruecos y guardias civiles, en el espacio entre vallas, por tanto dentro de territorio español, conducen a un grupo de inmigrantes para devolverlos en caliente», una acción que, según explica el coordinador del equipo jurídico de Andalucía acoge, José Luis Rodríguez candela, podría ser «constitutiva de varios delitos» según entiende el juez de Melilla.
Según Andalucía acoge, el magistrado instructor de la querella solicitará a la comandancia de la guardia civil que identifique a los agentes que estuvieron desplazados a la valla la noche de los hechos, así como que informe sobre el protocolo de acción seguido aquel día y las órdenes completas recibidas por los guardias civiles acerca de la manera de proceder con los inmigrantes. «El juez también ha ordenado girar comisión rogatoria a marruecos para que identifique a sus efectivos que participaron en la acción dentro de territorio español», añade Rodríguez candela.
Las autoridades de España y Marruecos «deberían ratificar los procedimientos para proteger los derechos de migrantes y rechazar las expulsiones sumarias en la frontera», así lo ha señalado Human Rights Watch de cara a la próxima reunión bilateral entre los dos países para permitir las «devoluciones en caliente»
Se prevé que España utilizará la reunión sobre temas migratorios que mantendrá el 26 de marzo con Marruecos para impulsar la adopción de un mecanismo expreso que permita la expulsión inmediata y sumaria de migrantes en situación irregular desde los enclaves españoles de Ceuta y Melilla en la costa mediterránea de Marruecos.
“Devolver a la gente sin cumplir el debido proceso ni evaluar si necesitan protección, implica una violación del derecho español, europeo e internacional”, observó Judith Sunderland, investigadora sénior para Europa occidental de Human Rights Watch. “Especialmente cuando los migrantes obligados a regresar a Marruecos se enfrentan a la violencia y otros abusos a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes”.
La reunión programada para el 26 de marzo en Tánger analizará, entre otras cosas, cómo poner en práctica el acuerdo bilateral de readmisión vigente entre España y Marruecos, en un momento en que las miradas están puestas en el trato que estos países dispensan a los migrantes. Las medidas españolas destinadas a reforzar las fronteras con Marruecos, incluida el uso de concertinas en el perímetro de los enclaves y el uso de armas antidisturbios, han acaparado la atención luego de que 15 migrantes se ahogaran mientras intentaban llegar a nado a Ceuta a comienzos de febrero. Y un informe divulgado por Human Rights Watch en febrero describió detalladamente el severo trato impartido por Marruecos a migrantes cerca de sus fronteras con los enclaves.
Human Rights Watch, otras organizaciones no gubernamentales y el instituto independiente de derechos humanos de España han documentado casos de expulsiones sumarias ilegítimas hacia Marruecos efectuadas desde los enclaves españoles. Los testimonios de migrantes indican que miembros de la Guardia Civil española que patrullan las fronteras de los enclaves entregan a algunos migrantes a las fuerzas de seguridad marroquíes directamente a través de los vallados y sin ningún tipo de debido proceso. Las leyes migratorias españolas prohíben este tipo de expulsión y garantizan a los migrantes en situación irregular el derecho a obtener asesoramiento jurídico y un intérprete durante los procedimientos de deportación.
Las autoridades españolas han negado reiteradamente que sus fuerzas de control de fronteras lleven a cabo expulsiones sumarias, pero declaraciones recientes de funcionarios en Madrid sugieren que actualmente se pretende legalizar esta práctica a través de un convenio expreso con Marruecos dentro del marco de su acuerdo bilateral de readmisión. El acuerdo, que si bien se suscribió en 1992 comenzó a aplicarse recién en 2012, prevé formalidades mínimas para facilitar el retorno de ciudadanos de terceros países. Atentar contra las garantías, de por sí endebles, de derechos humanos como contempla el acuerdo constituiría un paso en la dirección equivocada, observó Human Rights Watch. El ministro de interior de España, Jorge Fernández Díaz, ha indicado que aspira a modificar la ley de inmigración española para permitir expulsiones sumarias desde los enclaves. Ha llegado incluso a sostener que no se debería considerar que los migrantes ingresaron a territorio español hasta tanto hayan cruzado la “línea policial”.
“El argumento de que una persona no se encuentra realmente en España hasta que traspasa el punto donde hay un policía resulta absolutamente desconcertante”, señaló Sunderland. “España no puede mover la frontera según le apetece, ni tampoco puede desconocer el derecho de la UE ni las normas internacionales de derechos humanos”.
El derecho internacional y el de la UE prohíben la denominada refoulment, es decir, enviar forzadamente de regreso a las personas a sitios donde estarían expuestas a un riesgo concreto de trato inhumano o degradante. La Carta de los Derechos Fundamentales de la UE reconoce el derecho al asilo, mientras que la directiva de la UE de retorno establece garantías procesales mínimas para el retorno de migrantes indocumentados y exige a España tomar en cuenta ciertas circunstancias individuales y sus obligaciones en lo que respecta la prohibición de refoulement.
Es habitual que grupos numerosos de migrantes intenten escalar el vallado de 6 metros de altura que separa a Ceuta y Melilla de Marruecos. El 18 de marzo de 2014, aproximadamente 500 migrantes lograron cruzar trepando el vallado en Melilla, y concretaron así el cruce más numeroso de los últimos años.
Según estadísticas oficiales, más de 4.300 personas ingresaron de manera irregular a los dos enclaves durante 2013, en comparación con las 2.804 que lo hicieron en 2012. En noviembre de 2013, España instaló nuevamente concertinas en el vallado perimetral de Melilla (que habían sido quitados en 2007), los cuales sí han estado erigidos por sobre el vallado de Ceuta desde 2005. España también trabaja actualmente en la instalación de mallas “antitrepa”, y ha anunciado asimismo que extendería los espigones que separan a Ceuta de Marruecos.