La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que unos 2.200 refugiados que se encuentran varados en Libia serán reubicados en Europa y Estados Unidos.
Durante los últimos 18 meses, esas personas han estado viviendo en un centro de tránsito ubicado en la frontera entre Túnez y Libia, donde acudieron para escapar del conflicto en Libia.
Según el portavoz de la OIM, Jumbe Omari Jumbe, 2.000 irán a Estados Unidos y 200 a Alemania. Unos 630 permanecerán en el centro hasta que se decida su país de destino
“La mayoría de los que irán para Alemania provienen de Sudán, Somalia, Eritrea y Etiopía y son hombres solteros”, detalló Jumbe.
España, por su parte, acogió el pasado 17 de julio un grupo de 80 refugiados de distintas nacionalidades que llegaban directamente de Túnez bajo una cuota de reasentamiento aprobada por el Consejo de Ministros en octubre de 2011.
El 5 de agosto, el periodista y activista Sofiene Chourabi fue detenido junto con dos amigos por beber alcohol en una playa de Kebilia, en el noreste de Túnez, donde estaban acampando.
La víspera de su detención, Chourabi había convocado una protesta frente al Ministerio del Interior contra las, en su opinión, iniciativas del partido Ennahda, que encabeza el actual gobierno, encaminadas a imponer un número creciente de restricciones sobre las libertades públicas. El partido es conocido por su programa de conservadurismo religioso.
“Hay indicios crecientes en Túnez de que el nuevo gobierno está aumentando las restricciones de las libertades fundamentales”, ha declarado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Es más que probable que la detención de Sofiene Chourabi fuera desencadenada por su convocatoria de protesta, así como por su activismo en general contra el gobierno.”
Chourabi, que se hizo muy popular tras criticar las políticas del ex presidente Zine El Abidine Ben Ali antes de la rebelión en la que fue derrocado, declaró a Amnistía Internacional que hacia las 3 de la madrugada, 10 policías les despertaron a él, al periodista Mehdi Jlassi y a una amiga, y les esposaron mientras registraban sus tiendas.
Después los llevaron a una comisaría de policía de la que fueron puestos en libertad al día siguiente.
Sofiene Chourabi y Mehdi Jlassi han sido acusados de estar “embriagados en público” y de “dañar la moral pública”. Esperan que en septiembre se fije fecha para comparecer ante un tribunal.
Amnistía Internacional cree que se están utilizando las políticas del gobierno sobre moral pública para sofocar la libertad de expresión.
“Aunque la protección de la moral pública o el orden público a veces es una razón legítima para restringir la libertad de expresión, estas restricciones sólo podrían imponerse en el caso de que fueran absolutamente necesarias, y aun entonces deberían adoptarse las medidas menos restrictivas posibles”, afirmó Hassiba Hadj Sahraoui.
Las detenciones se produjeron días después de que Ennahda presentara ante la Asamblea Nacional Constituyente, el órgano encargado de redactar la nueva Constitución de Túnez, un proyecto de ley que penaliza las ofensas contra valores “sagrados” mediante palabras, imágenes o actos con penas de hasta dos años de prisión o el pago de una multa.
Su rostro es joven pero su vida es experimentada. Se llama Olga Rodríguez, y es periodista. Hoy la he entrevistado para el Grupo Joly ya que el 5 de junio presenta en la Fundación Tres Culturas su libro Yo muero hoyque relata los cambios sociopolíticos de la llamada Primavera Árabe. En la entrevista, que no he podido publicar íntegramente, por motivos evidentes de espacio, y que saldrá el día 5 de junio, Olga ha respondido de la siguiente manera a las últimas de mis preguntas vinculadas a este blog.
¿Las reformas en Marruecos, Argelia o Jordania, frenan las protestas o camuflan la democracia de estos países?
Evidentemente han sido hábiles apostando por ciertas medidas que no aplacan ni termina con los problemas políticos y sociales de estos países. La represión de Libia o Túnez no envió a los manifestantes a su casa sino que los mantuvo en la lucha con la idea de “Yo Muero hoy”, y fue un factor que mantuvo viva las revueltas. En países como Argelia o Marruecos no llegó hasta ese punto, pero en Marruecos el tejido social de las protestas están creciendo, y estos movimiento debe entenderlos como pasos dentro de una gran candena de activismo a favor de la democracia. Las protestas allanan el camino hacia la libertad. Además en ninguna de estas protestas el mensaje ha sido religioso, sino político, los mensaje pedían Pan, democracia y justicia social. Y aunque medios occidentales hayan intentado islamizar las revueltas las revoluciones árabes se caracteriza por la heterogeneidad.
A tan sólo unos kilómetros del paso fronterizo de Ras Ajdir, que separa Libia y Túnez, se encuentra el campamento de refugiados de Shousha, donde en la actualidad, un año después de las revueltas contra Gadafi, más de 3.000 personas siguen refugiadas en este inhóspito lugar de la desértica Túnez.
Entre su población se encuentran refugiados de Sudán, Somalia, Eritrea o Etiopía, ciudadanos que se encontraban en la Libia de Gadafi antes de estallar la revolución y que se vieron obligados a huir, ya que muchos de ellos estaban siendo acusado de pertenecer a facciones gadafistas, perseguidas por los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).
Durante meses pasaron a estos campamentos administrados a día de hoy por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que se encarga de dar cobijo y alimentos a esta población, ahora, refugiada.
Pero reubicar a estos migrantes es una de las prioridades de Acnur, que ha desarrollado un plan de ayuda basado en el reasentimiento ya que estos ciudadanos no pueden volver a sus lugares de origen ni a la nueva Libia. Desde la creación del campamento de Shousha, 700 refugiados han sido reasentados y a1.800 se les ha conseguido ese derecho en 15 estados, muchos de ellos de la Unión Europea. Además 75 de estos refugiados irán a España según confirmó la propia agencia de las Naciones Unidas.
Pero de los 3.000 que siguen viviendo entre fronteras, 500 de ellos son menores que viven junto a sus familias en estos campamentos, y para amenizar su espera Acnur junto a Payasos sin Fronteras (PSF), envió el pasado mes de abril a 3 payasos (Pablo Domichovsky Blito, Sergio López Chapa y José Luis Redondo), que se han encargado de realizar varios espectáculos junto a los refugiados de Shousha.
Vídeo de las actividades de Payasos Sin Fronteras que ha estado 10 días en Túnez donde ha iniciado una gira de espectáculos y actividades con los refugiados en el campo de tránsito de Shousha gestionado por ACNUR, a 12 kilómetros de la frontera con Libia.
Payasos Sin Fronteras inicia una gira de espectáculos y actividades, de diez días de duración, en el campo de refugiados de Shousha, en Túnez, a 12 kilómetros de la frontera con Libia.
Un año después de que se iniciara el conflicto en Libia, más de 3.000 personas siguen viviendo en el campamento de tránsito de Shousha gestionado por ACNUR, esperando ser reasentadas en terceros países, integradas a nivel local o repatriadas, en aquellos casos que no tienen problemas para retornar. Se trata mayoritariamente de refugiados de países tan diversos como Sudán, Somalia, Eritrea o Etiopía, que se encontraban en Libia cuando se produjo el estallido de violencia y se vieron obligados a huir hacia el vecino Túnez buscando protección. Muchos son hombres jóvenes, pero entre la población actual del campo hay también unos 500 niños y niñas que viven con sus familias, mientras que cerca de un centenar son menores no acompañados. ACNUR supervisa de cerca la situación de los niños en Shousha, ayudando a reforzar sus vínculos con la comunidad y ofreciéndoles a su vez educación así como actividades deportivas y lúdicas.
ACNUR considera que el reasentamiento es la única opción viable para la mayoría de las personas que han sido reconocidas como refugiadas en Shousha. Hasta el momento, han partido acogidos por otros países unos 700 refugiados y 1800 han sido aceptados ya para reasentamiento por 15 estados, incluyendo algunos de la Unión Europea. En octubre de 2011, el Consejo de Ministros de España aceptó una cuota para unas 75 personas y ACNUR confía en que el proceso de reasentamiento de este pequeño grupo de refugiados se pueda materializar lo antes posible para darles la oportunidad de iniciar una nueva vida lejos de un campo de refugiados.
La presencia del equipo de Payasos Sin Fronteras (PSF) ayudará sin duda a niños y mayores a sobrellevar los largos meses de espera y a olvidar por unos días las traumáticas experiencias de violencia vividas tanto en Libia como en sus países de origen, de los que también huyeron por causa de la persecución y de la guerra.
Las actividades de Payasos Sin Fronteras se centrarán en la realización de diversos espectáculos en los diferentes sectores en que se encuentra divido el campamento, a la vez que se llevarán a cabo actuaciones de pequeño formato, destinadas a los más pequeños en el marco de las actividades programadas por ACNUR en los denominados “Espacios seguros para la Infancia”.
En su primer día de actividades, el equipo de PSF ha realizado tres actuaciones para diferentes grupos de niños y niñas, así como un taller conjunto con los voluntarios de ACNUR que colaboran en llevar a cabo las actividades con la infancia. La agenda contempla también actividades específicas para mujeres, personas mayores de 55 años y algunos menores que tienen dificultades para integrarse en los grupos de estudio de las escuelas del campamento.
El objetivo es que la práctica totalidad de la población del campo presencie y participe en las actividades y actuaciones de Payasos Sin Fronteras.
ACNUR y Payasos Sin Fronteras llevan trabajando conjuntamente con refugiados y desplazados más de dos décadas. En colaboración con la Agencia de la ONU para los Refugiados, los equipos de PSF han realizado expediciones a la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Líbano, Siria, Jordania y Colombia.
La Asamblea Nacional Constituyente de Túnez debe aprovechar la redacción de la nueva Constitución para impedir la repetición de los abusos generalizados que tuvieron lugar durante el mandato de Ben Alí, según afirmó Amnistía Internacional en un nuevo informe que fue presentado a la Asamblea Nacional Constituyente.
Amnistía Internacional pide a los miembros de la Asamblea que incluyan en la nueva Constitución una serie de disposiciones para salvaguardar los derechos humanos y garantizar que Túnez cumple con las obligaciones contraídas en virtud de los tratados internacionales.
“Existe una oportunidad real de que la Asamblea incluya en la Constitución la visión del nuevo Túnez, basada en los derechos humanos y el Estado de derecho, así como las aspiraciones de la población tunecina a la libertad, la dignidad, la igualdad y la justicia social”, afirmó Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“La continuidad de las restricciones a la libertad de expresión y de la violencia policial contra manifestantes pacíficos en los últimos días pone de relieve la necesidad de que quienes redacten la nueva Constitución tengan realmente la aspiración de incluir textos que resistan el paso del tiempo y conviertan a Túnez en un líder regional en la protección de los derechos humanos.”
Amnistía Internacional afirmó que es fundamental que la nueva Constitución garantice la separación de poderes, la no discriminación, la igualdad de todas las personas ante la ley, las salvaguardias fundamentales en materia de derechos humanos, como la protección frente a la tortura y la detención arbitraria, las garantías judiciales y la independencia del poder judicial.
La Asamblea Nacional Constituyente tiene también ante sí la oportunidad única de responder a las demandas de los millones de tunecinos que se manifestaron en 2011 para exigir dignidad mediante la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales en la Constitución, ha afirmado la organización.