«Sin las mujeres los derechos no son humanos», así reza este mensaje en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), y es que entender la realidad del pueblo saharaui, es sumergirse en la rutina de la mujer. Esta, es el claro ejemplo de la mujer luchadora y autónoma, así como un ejemplo de las mujeres musulmanas.
Médicas, Militares, Maestras, Madres, Enfermeras, Policías, Cocineras, etc. La mujer saharaui ejerció todos los papeles mientras la mayoría de los hombre luchaba en la guerra. Ellas, aparte de estar en la guerra, instalaron las jaimas, construyeron las escuelas, organizaron la vida cotidiana de los refugiados, repartieron los alimentos, y comenzaron a denunciar la causa.
Hoy en día, la mujer sigue siendo el eje de la sociedad saharaui, y todo lo referente a la rutina de los saharauis corre a cargo de sus mujeres. Estas siguen teniendo estos cargos, y aunque en política son minoría, poco a poco han conseguido mejorar esta situación.
Este carácter típico de la mujer saharaui, no solo se ha desarrollado en la sociedad refugiada, sino que muchas de los defensores de derechos humanos en los territorios ocupados son mujeres, de hecho, la guía del pacifismo y la lucha por los DDHH más representativa del Sahara es una mujer, Aminetu Haidar.
Sus ejemplos no tienen reno cocimientos internacionales, puede que tampoco social, ya que siguen combatiendo el machismo con su causa. Son estas las madres de una revolución que no ha acabado y que ellas mantienen porque siguen educando, alimentando, organizando y gritando por su tierra.
El próximo miércoles día 12 de febrero a partir de las 10.30 de la mañana los nuevos testigos pestarán declaración ante la Audiencia Nacional en relación con la querella presentada por el genocidio del que ha sido víctima el pueblo saharaui.
La citación constituye un nuevo avance en la lucha contra la impunidad de las violaciones de los derechos humanos que ha venido sufriendo la población de la antigua provincia española desde el comienzo de la ocupación ilegal llevada a cabo por el ejército marroquí en octubre de 1975. De hecho, la convocatoria de estos testigos es consecuencia de la decisión del juez Pablo Rafael Ruz Gutiérrez de atender la solicitud de la APDHE, junto con AFAPREDESA, CEAS-Sáhara y familiares de víctimas, para que se ampliase la querella admitida a trámite en 2007.
Se pedía con ello que se incluyesen los nuevos datos sobre varios desaparecidos saharauis puestos en evidencia por el descubrimiento en junio de 2013 de una fosa común con 8 cadáveres, (algunos de ellos con documentación española del año 1975) presuntamente ejecutados con arma de fuego el 12 de febrero por las fuerzas invasoras marroquíes.
Al atender la petición de la APDHE y el resto de organizaciones querellantes para que la investigación judicial abarque las circunstancias que acabaron con las vidas de estas víctimas, el magistrado Ruz ha solicitado la comparecencia de Carlos Martín Beristain y Francisco Etxeberria Gabilondo, el perito y psicólogo españoles responsables descubrimiento, para que remitan al juzgado todo el material fotográfico, documental y genético que reunieron en su investigación forense de las fosas con el fin de incorporarlo a la causa.
También se ha llamado a prestar declaración a varios familiares saharauis de las víctimas y testigos de la matanza que tienen previsto viajar a Madrid desde el Sáhara Occidental.
Estrasburgo ratificó el día de los Derechos Humanos el ansiado acuerdo de pesca entre la UE y el reino alauí, un acuerdo que faena a los pescadores, que no enriquece a nadie y que afianza el lazo político.
Un acuerdo que para el socialista europeo Hannes Swoboda no tenía “ninguna contradicción entre los acuerdos pesqueros y los intereses de los saharauis”, además dejó entre bambalinas la necesidad de que el acuerdo pesquero repercuta sus beneficios entre la población del Sahara Occidental, acción que según el socialista debe de jugar España y que todavía no se ha determinado.
Ese mensaje caló entre sus eurodiputados que finalmente votaron a favor del acuerdo que permite la pesca en aguas en proceso de descolonización y que perjudica a su legítimo dueño, los refugiados saharauis. Los saharauis aún no han tenido la oportunidad de decidir sobre los asuntos que le atañen, sobre todo por la nefasta acción exterior que ha llevado a cabo estos últimos años los diplomáticos del Frente Polisario atrapados en las telarañas de Naciones Unidas.
Pero esa doble moral de la UE se ha reflejado estos días en Andalucía, donde decenas de solidarios con el pueblo del Sahara Occidental recolectan alimentos para la Caravana Andaluza por la Paz, con destino a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), y compuesta por todo tipo de vehículos cargados fundamentalmente con alimentos no perecederos, material escolar y sanitario.
Entre sus alimentos muchas veces se encuentran productos curiosos, en muchos casos hasta azucarillos fabricados en Marruecos, o las latas de pescados del Sahara que comercializan los supermercados Mercadona.
En esta ocasión ha llamado la atención algunas partidas de alimentos del programa de la Unión Europea para las personas más necesitadas, y es que muchos kilos de alimentos donados en distintos lugares de Andalucía llegarán a esos refugiados gracias a la solidariad del pueblo andaluz.
Pero la doble moral que juega la UE que ha luchado firmemente para que sus ciudadanos puedan comer pescados de los caladeros saharauis mientras estos siguen apresados en el desierto del Sahara a la espera de una salida política al conflicto y alimentándose de arroz con aceite una noche sí y otra también debe conocerse, sobre todo de cara a la próxima reunión del Consejo de Seguridad que volverá a ratificar la acción de la MINURSO en el territorio en disputa.
Estrasburgo ha ratificado el día de los Derechos Humanos el ansiado acuerdo de pesca entre la UE y el reino alauí, un acuerdo que faena a los pescadores, que no enriquece a nadie y que afianza el lazo político. Un anzuelo mordido por las partes que se caracteriza por callar a pescadores, llenar bolsillos poderosos y no repercute sobre la población.
El protocolo aprobado por 311 votos en el parlamento europeo tiene una vigencia de cuatro años, con una contrapartida financiera aproximada de 40 millones de euros por cada uno de los cuatro años de duración del acuerdo.
Pero el pacto denota su estrategia política ante el altísimo precio que pagan, y ante el poco beneficio que realmente repercute. Es más, si el dinero invertido al año para el acuerdo se repartiera entre la flota, cabrían a un sueldo de más de 4.000 euros mensuales para cada uno de los pescadores, cuyo sueldo raras veces supera el mínimo. Según el Ministerio de esta cantidad, 16 millones corresponden a derechos de acceso y 14 millones en concepto de apoyo sectorial y cooperación al sector pesquero marroquí, y 10 millones procedentes de los pagos por licencias de los diferentes operadores que, en el caso español, suponen un incremento aproximado del 12%.
Expertos creen que el dinero desembolsado de la UE en Marruecos tiene un carácter político y su intención viene a desarrollar mejor su industria pesquera que beneficia directamente al desarrollo de Marruecos y beneficia al vecino europeo como socio privilegiado a la hora de comprar productos. Algo legítimo siempre que se trate de la soberanía marroquí.
No ocurre lo mismo cuando el dueño del pescado se alimenta de la ayuda humanitaria mientras que los estados desarrollados saborean sus recurso , y es que el último de los acuerdos, inhabilitado por el Parlamento Europeo, permitía pescar en aguas del Sahara Occidental, el recién aprobado, la pesca puede realizarse en “aguas que se encuentren bajo la soberanía o jurisdicción del Reino de Marruecos”, es decir incluye el Sahara, para ello la UE acordó que los beneficios debían repercutir sobre la población autóctona, divididos entre los campamentos de refugiados de Tinduf, controlados por el Frente Polisario, y la antigua colonia española, bajo domino marroquí.
Sin embargo, no ha habido una comprobación de que el pueblo Saharaui pueda obtener los recursos de esos beneficios, es más la premio Nobel de la Paz no ha preguntado a su población, en proceso de descolonización, de manera democrática.
Las relaciones entre Marruecos y la Unión Europea son más que necesarias ya que los beneficios mutuos son legítimos y perceptibles. Pero obtener los recursos de una región en conflicto perjudica a la ética, y un ente supranacional que quiere dar ejemplo de respecto internacional no puede quebrantar el derecho a la autodeterminación y picar de un anzuelo político.
El acuerdo de pesca da trabajo a una flota que da de comer a sus hijos, pero que olvida a los niños abandonados en el desierto cuyo pescado nunca probaron, y que ahora es esquilmado. La necesidad de solventar el conflicto del Sahara en el que los saharauis puedan decidir su independencia o integración con Marruecos solo se consigue con buenos gestos, y la UE debe apoyar ese acuerdo, el del referéndum, antes de llevarse el pescado y permitir unas relaciones bilaterales donde reine la cordura entre Marruecos y la UE, y no un acuerdo manchando por la ilegalidad.
Ya hace tiempo que los socialistas, no solo en España, decidieron que Europa tiene que estar al lado de Marruecos pese a quién pese y sin solventar un conflicto que dura casi cuatro décadas como es el del Sahara Occidental.
El acuerdo pesquero entre la UE y el reino Alauí es el más importante de los lazos entre las dos orillas y representa la superioridad económica de Marruecos en el Magreb. Pero el acuerdo, que ya fue rechazado, incluía las aguas de un territorio considerado por las Naciones Unidas como “No Autónomo”, y cuyo propietario vive refugiado en la hamada argelina.
Pero el presidente del Grupo Socialistas y Demócratas (S&D) en el Parlamento europeo, el austríaco Hannes Swoboda, señaló en rueda de presna que su grupo votará a favor del acuerdo pesquero tras la pregunta de este periodista.
Swoboda dijo que «no ayudamos a los saharauis rechazando el acuerdo», y destacó que no veía “ninguna contradicción entre los acuerdos pesqueros y los intereses de los saharauis».
Además dejó entre bambalinas la necesidad de que el acuerdo pesquero repercuta sus beneficios entre la población del Sahara Occidental, acción que según el socialista debe de jugar España.
Los argumentos del socialista no convencen al pueblo Saharaui que ayer bajo el movimiento solidario entregó un documento a Swoboda para pedirle que cese el expolio de recurso en el Sahara y que no apoyen los acuerdos pesqueros en la votación en el parlamento europeo.
El mensaje era claro, lo mismo que reivindicaban días atrás unas dos mil personas en Madrid, el acuerdo vulnera los derechos de los refugiados como propietarios legítimos de los recursos del territorio que ahora Europa pretende obtener.
El acuerdo pesquero permitirá regresar al caladero marroquí un centenar de buques pesqueros españoles, en su mayoría de carácter artesanal, con más de 700 tripulantes, principalmente de Andalucía y Canarias.
A finales de julio, UE y Marruecos lograron firmar un acuerdo de cuatro años y que costara un total de 160 millones euros, 40 por cada año, una cifra que alarma a los expertos que ven un gasto innecesario que genera trabajo pero no beneficios.
Es más, si el dinero invertido al año para el acuerdo se repartiera entre la flota, cabrían a un sueldo de más de 4.000 euros mensuales cada uno de los pescadores, cuyo sueldo raras veces supera el mínimo. Según el el Ministerio de esta cantidad, 16 millones corresponden a derechos de acceso y 14 millones en concepto de apoyo sectorial y cooperación al sector pesquero marroquí, y 10 millones procedentes de los pagos por licencias de los diferentes operadores que, en el caso español, suponen un incremento aproximado del 12%.
Pero lo que ha indignado a los solidarios con el Sahara no es el rechazo al expolio sino la ostentación de solidaridad con este pueblo del austriaco Hannes Swoboda, que destacó en la rueda de prensa la visita de sus eurodiputados al Sahara Occidental y la próxima visita a los campamentos de refugiados.
Después de reunirse con el jefe del Frente Polisario, una de las partes en la disputa sobre el estatuto del Sáhara Occidental, el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon, reiteró el compromiso de las Naciones Unidas a un acuerdo mutuamente aceptable para resolver el largo conflicto.
«El Secretario General Ban reiteró el compromiso de las Naciones Unidas para ayudar a Marruecos y al Frente Polisario a negociar una solución a su larga disputa sobre el futuro estatuto del Sáhara Occidental, de conformidad con las resoluciones de la ONU», citó un comunicado de la oficina del Secretario General tras la reunión con Abdelaziz, que participó en el Comité de Descolonización de la ONU.
La ONU ha estado involucrada en los esfuerzos de mediación para encontrar una solución en el Sáhara Occidental desde 1976, cuando estalló el conflicto entre Marruecos y el movimiento conocido como Frente Polisario, después de la administración colonial española del territorio.
Durante la reunión en Nueva York, el Sr. Ban «subrayó su fuerte y continuo interés en el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental y en los campamentos de refugiados», según su oficina.
El jefe de la ONU también expresó su preocupación por el aumento de la «frustración y vulnerabilidad» que la ausencia de un acuerdo y la inestabilidad de la región del Sahel se han producido entre los jóvenes de los campamentos de refugiados cerca de Tinduf.
Algunos de los refugiados que viven en los campamentos han estado allí por más de tres décadas, según la agencia de ONU para los Refugiados ( ACNUR ) y el Fondo de la ONU para la Infancia ( UNICEF ), ambos activos en los campamentos. Ban elogió el compromiso continuo del Frente Polisario en el camino del diálogo.
Además, alentó al Frente Polisario a permanecer involucrado constructivamente con su Enviado Personal para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, quien ha instado a ambas partes a mostrar flexibilidad y creatividad en el trabajo hacia una solución.
Está claro que el objetivo principal del Frente Polisario es obtener la independencia del Sahara Occidental, pero tras cuarenta años de lucha militar, política y diplomática la situación sigue estancada sin buenos augurios a corto plazo.
El actual representante legítimo del pueblo del Sahara Occidental ante la ONU no ha conseguido avances significativos desde el alto al fuego y no se han depurado responsabilidades tras los incidentes más destacables, siguen las mismas caras cuarenta años después y con una segunda y tercera generación bien formada políticamente.
Los independentistas contienen a estas generaciones de su población para evitar movimientos radicales o violentos de los refugiados hacia la frontera con el Sahara emitiendo un mensaje pacifistas que abanderan desde el fin de la guerra.
El conflicto del Sahara se estanca en su aniversario y la regeneración política no llega
Polisario es también un fuerte colaborador de occidente contra la lucha del radicalismo islámico y el salafismos en la región tal y como constataron los cables de Wikileacks, pero este no es el papel de la organización independentista.
Por otro lado, la organización dirigida por Mohamed Abdelaziz controla la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), considerada como la república africana con más universitarios en comparación con su población, sin embargo estas nuevas descendencias emergentes y bien formadas no obtiene sus espacios en el ámbito político del Frente Polisario, reservado a los “sabios” del desierto.
Marruecos, por su parte, continúa sus ambiciones expansionistas en el territorio ocupado y son los saharauis de estas zonas los que continúan las protestas y las expresiones políticas, compartiendo las ambiciones del Frente Polisario.
El reino alauí ha conseguido estancar el conflicto en su beneficio mientras el Polisario ha quedado atrapado en el desierto más inhóspito de la tierra a la espera de un referéndum que no llega y reclamando ayuda humanitario para alimentar a más de 200.000 refugiados.
“El Polisario está viejo, pero no tenemos que cambiar de grupo sino de dirigentes”, este es el mensaje de algunos jóvenes saharauis que viven tanto en los campamentos de refugiados como en la diáspora y que siguen esperando su derecho a la autodeterminación.
Los grandes avances desde el año 1991, alto al fuego, del Polisario han sido los apoyos ciudadanos y la solidaridad hacia su pueblo en Europa y América Latina, sobre todo en España, pero el mensaje de una causa justa no ha convencido a la Comunidad Internacional que sigue condenando a estos a sobrevivir en el desierto de los desiertos.